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Indignados y jóvenes católicos se enfrentan en Madrid; hoy llega el papa Benedicto XVI

Violento desalojo de la Plaza del Sol; 11 heridos y 14 detenidos

Decenas de miles colman el centro de la capital española

Duelo de consignas: inconformes piden menos crucifijos y más trabajo fijo; los peregrinos llaman asquerosos a homosexuales

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Agentes antidisturbios sacaron a indignados de la Plaza del SolFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 18 de agosto de 2011, p. 25

Madrid, jueves 18 de agosto. Decenas de miles de personas se manifestaron este miércoles en Madrid contra el uso de recursos públicos –más de 50 millones de euros– en la visita del papa Benedicto XVI para participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ). Cuando los manifestantes –laicos, cristianos de base, indignados y desempleados– habían reconquistado la céntrica Puerta del Sol, decenas de agentes desalojaron violentamente la plaza, con saldo de 11 heridos y 14 detenidos, según informaron las autoridades.

Organizaciones que promueven la laicidad del Estado español y de Europa, grupos cristianos y ajenos a la estructura jerárquica del Vaticano, y el colectivo del 15 de Mayo (15-M) marcharon juntos para denunciar el uso de fondos públicos en el acto religioso.

En principio se esperaban unas cinco mil personas, pero las duras descalificaciones de los cardenales y obispos españoles –que llamaron parásitos y “paletos (nacos)”– a los manifestantes, además de la noticia de la detención de un ciudadano mexicano que pretendía provocar una matanza con gas sarín, provocaron una afluencia masiva.

Pese a la temperatura de más de 35 grados centígrados, decenas de miles colmaron el centro de la capital española al filo de las 19:30 horas del miércoles con un mensaje crítico contra el dispendio de dinero público en la visita de Joseph Ratzinger. La manifestación autorizada y con un recorrido aprobado por las autoridades se encontró a los pocos metros con un impedimento: en la Puerta del Sol, el símbolo de la revuelta ciudadana que nació hace tres meses, centenares de jóvenes católicos que participan en las jornadas impedían el recorrido fijado para la manifestación. Los católicos, la mayoría menores de 18 años y procedentes de todo el mundo, levantaban las manos con rosarios de madera, gritaban al unísono: ¡Benedicto! y hasta increpaban al colectivo homosexual con frases como maricones, guarros o asquerosos.

La policía, que desplegó un fuerte dispositivo únicamente en la cabecera de la manifestación, estaba en medio y se limitaba a servir de muro entre dos mundos al parecer irreconciliables: mientras unos coreaban a su líder: Benedicto, los otros le gritaban: pederasta o vuestro Papa es un nazi; cuando los católicos gritaban esta es la juventud del Papa, enfrente se encontraban con la réplica. Esta no es la juventud del Papa.

Había discusiones encendidas. Los laicos, indignados, y cristianos de base gritaban consignas: el Vaticano no ha firmado la declaración de los derechos humanos. Cerrar el Vaticano, Guantánamo mental. Ni dios ni Papa ni hostias. La fe mueve montañas... de dinero. Niños venid, de los curas huid. Separación Iglesia-Estado. Menos religión y más educación. Menos crucifijos y más trabajo fijo.

Los enfrentamientos llegaron al límite dos horas y media después de iniciada la protesta, cuando católicos se enfrascaron con laicos e indignados, en duro intercambio de insultos. Mientras los jóvenes católicos se tocaban los genitales o increpaban a los manifestantes con el dedo corazón levantado, enfrente respondían con cánticos contra la Iglesia católica y su líder.

Después de tres horas de protesta, la Puerta del Sol había sido recuperada por los indignados, quienes al grito de esta es nuestra plaza se fueron extendiendo mientras los jóvenes católicos retrocedían, con rosarios y escapularios a cuestas. Otros rezaban de rodillas o entonaban canciones religiosas, lo que no evitó que los laicos e indignados les recordaran que ese espacio era suyo, que su manifestación era legal y que no estaban dispuestos a bajar la cabeza ante el dispendio de dinero público en una visita de carácter religioso.

Cuando la tensión ya había bajado y los indignados pretendían organizar un plantón temporal en la Puerta del Sol, se ordenó a la policía a dispersarlos con violencia en ataques escalonados que duraron dos horas y media. Ya en la madrugada de este jueves la policía decidió reabrir la plaza a los peatones.

Este escenario será el que encontrará al llegar hoy a Madrid Benedicto XVI, a quien se le ha exigido que condene y pida perdón por apoyar la dictadura fascista de Francisco Franco, y que se reúna con las decenas de personas que han denunciado agresiones sexuales cometidas por curas y obispos españoles.