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Los espacios para los colaboradores son indignos, dicen

Crece malestar de senadores por las fallas en la nueva sede

Todos los muebles, importados de Europa; al parecer compraron saldos

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Miembros de Protección Civil clausuraron la primera fila de asientos del tercer piso del salón de sesiones del Senado, advirtiendo de no recargarse en los barandales de cristal ante el peligro que representan, durante la sesión del jueves 28 de abrilFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de julio de 2011, p. 7

El malestar por las fallas constantes en el nuevo edificio del Senado va en aumento entre los legisladores y algunos analizan la posibilidad de presentar una demanda penal contra el autor del proyecto de la sede localizada en Reforma e Insurgentes. La mayoría exige que haya una investigación a fondo y se deslinden responsabilidades.

La nueva sede se inauguró el pasado 13 de abril y en casi 100 días de uso prácticamente todos los sistemas han sufrido desperfectos y fallas en el conjunto, que, en opinión de buena parte de los legisladores, es todo, menos un palacio legislativo.

Se inundó el salón de plenos, luego de una tormenta en mayo; se han desprendido puertas de cristal y lámparas; se filtra el agua no sólo de lluvia, sino también del drenaje, a los techos de los sótanos dos y uno, y se percibe un mal olor permanente en los estacionamientos proveniente de una planta de tratamiento de aguas negras, ubicada al fondo del edificio –hay tres pisos subterráneos–, que no funciona.

El senador Francisco Labastida Ochoa, del PRI, comentó que los errores y fallas son sobre todo de diseño. Reveló que en el conjunto proyectado por el arquitecto Javier Muñoz Menéndez hay ¡120 mil kilómetros de cables!, lo que es una barbaridad y origina múltiples percances.

–¿Para qué tanto cable?

–Por el diseño. Por ejemplo, para entrar a mi oficina, tengo que marcar una clave, igual para subir al elevador, y todo requiere cableado. Es increíble que en la era de los inalámbricos, el Senado tenga esa maraña de cables.

Labastida reveló que en ocasiones no funciona Internet ni el teléfono en las oficnas, y él tuvo que comprar dos inalámbricos, uno para él y otro para su secretaria, para no tener que llamarla a gritos.

Igualmente, la senadora Yeidckol Polevnsky, del PRD, advirtió que no se explica el gasto millonario, de más de 2 mil 500 millones de pesos, en un edificio que se dijo era inteligente, pero en el que cuando no se va la luz, falta el agua, o hay escurrimientos en techos y paredes, apenas se puede caminar por las escaleras y por los elevadores no cabe una camilla.

Además, los espacios para nuestros colaborades son indignos, no hay sitio para libreros, ni dónde poner papeles, y algo que para mí es una agresión es que todos los muebles son importados, cuando en México tantas industrias estarían encantadas de haber vendido mesas, escritorios, sillas... pero las trajeron de Europa.

La perredista agregó que al parecer la constructora compró saldos en el extranjero, como es el caso de las computadoras del pleno.

Agregó que todo ello tiene que aclararse y la mesa directiva debe informar a los senadores qué acciones se van a tomar. “Creo que todos estamos indignados y molestos con este edificio y creo que esto nos obliga a hacer una investigación a fondo; no podemos ser cómplices de tanta irregularidad.

Al respecto, el senador Labastida expuso que el problema es que toda la responsabilidad se dejó en el fideicomiso para la construcción y equipamiento de la nueva sede, que depende de Banobras, y no se sabe quién y cómo supervisó la obra.

A su juicio, antes de optar por una demanda penal hay que investigar de quién son las fallas y luego actuar. Los que que han estado a cargo del fideicomiso deben aclarar la situación y fincar responsabilidades, sostuvo.

El ex perredista René Arce hizo notar que se debe actuar, porque en septiembre, que se reanudan sesiones y los 128 senadores se reintegran a sus oficinas, habrá problemas severos. La mayor parte de los legisladores hemos sido prudentes, pero la prudencia también tiene un límite.