En el Día Mundial del Medio Ambiente, organizaciones ecologistas lanzaron ayer al mar en el municipio de Los Cabos, Baja California Sur, un salvavidas de 15 metros de diámetro y dos toneladas de peso con la leyenda Salvemos Cabo Pulmo, en rechazo al megaproyecto turístico Cabo Cortés, que la empresa española Hansa Urbana pretende realizar a un lado de ese parque marino nacional, en el Mar de Cortés.

La riqueza biológica del parque de Cabo Pulmo, frente a las costas del municipio de Los Cabos, puede salvarse si la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales revoca la autorización a la obra, señalaron las organizaciones Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo, Niparajá, Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Wild Coast, Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente y Greenpeace.

El salvavidas representa una demanda de auxilio para resguardar esta reserva marina ubicada en el acuario del mundo, conocido así como por tener una variedad biológica cinco veces mayor al promedio de los arrecifes del Mar de Cortés, y posiblemente de cualquier arrecife de México, manifestaron.

Expusieron que la población de peces se ha incrementado en más de 400 por ciento desde que la región se cerró a la pesca, situación que hoy está amenazada por el proyecto Cabo Cortés.

La comunidad de Cabo Pulmo reiteró su rechazo al proyecto turístico, cuya oferta de hospedaje será similar a la de Cancún, Quintana Roo (más de 27 mil habitaciones), y está proyectado en un área limítrofe con el parque nacional, uno de los ecosistemas marinos mejor conservados del mundo.

Mientras, en Ciudad Juárez, Chihuahua, habitantes del poblado Samalayuca exigieron, representados por su presidente seccional, Javier Meléndez Cardona, que se cambie el sistema de funcionamiento de la planta termoeléctrica que opera desde hace más de 30 años una empresa con 49 por ciento de capital de la estadunidense General Electric y el resto con inversión mexicana.

Según Meléndez Cardona, la termoeléctrica ha dañado el medio ambiente y un ejemplo de ello es que ya secó el manantial del Ojo de la Casa y ha afectado la biodiversidad del desierto de Samalayuca, que cuenta con más de 258 especies de plantas y 154 de animales, algunas endémicas y otras en peligro de extinción o sujetas a protección especial.

Dijo que cuando se instaló la planta termoeléctrica el agua para pozos agrícolas se bombeaba a 10 metros de profundidad, pero ahora se requiere perforar de 35 a 55 metros. Indicó que los ejidatarios de la región deben hacer grandes gastos para bombear agua a mayor profundidad.

Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el presidente seccional de Samalayuca difundió las alternativas que gestiona para que la Comisión Federal de Electricidad considere la generación de energía por medio de generadores eólicos o con el uso de agua tratada.