Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 5 de junio de 2011 Num: 848

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Lo que el vino se llevó
Vilma Fuentes

Diez años de minificción

Novísimos de Zapotlán

Voces del mundo en solidaridad y protesta
Marco Antonio Campos

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Jorge Moch
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Las mil mentiras de la Presidencia

Que dieciocho meses no es nada, dicen

Si una imagen vale más que mil palabras, mil videos son capaces de derrocar la realidad para al menos tratar de imponer a la sociedad cualquier clase de mentira. En el portal de internet de la Presidencia de la República (www.presidencia.gob.mx), el régimen calderonista mantiene una constante y sin duda onerosa colección de productos propagandísticos: notas seudoperiodísticas, creadas por los organismos de propaganda del gobierno y una compilación de videos siempre favorables, cosméticos y a medida, creados para tratar de divertir la opinión pública hacia territorios menos hostiles al gobierno que los que ha construido por sí mismo con sus yerros, iniquidades y desbarros. En la página www.presidencia.gob.mx/multimedia/videos se ofrecen 170 parrillas de seis videos cada una, lo que suma una colección de mil 20 videos con los que sus mayorales y palafreneros mediáticos pretenden enjuagar a Calderón Hinojosa un poco la mácula de la ineptitud. Desde emisiones del “noticiario” México al día, producido por la misma Presidencia y donde se atropella la más elemental noción de objetividad periodística para hacer del oficio cortesanía vulgar y gastar no pocos recursos en cantar loas al presidente y su séquito, hasta extractos de los 153 capítulos de esa extraña criatura, un poco –o mucho– propaganda, un poco discusión histórica y social de lo que creemos o debemos creer que es este país, Discutamos México, aunque no están todos los capítulos y casualmente quedan fuera aquellos en que la discusión sobre México lacera al régimen con el pétalo de una crítica razonada. Allí también, además de una enorme cantidad de aburridos discursos de Calderón y de sus engolados ministros (que por cierto, a veces dan muestras de una comicidad involuntaria) desfilan las más ornadas muestras del cinismo calderonista: sus spots televisivos. Allí los estupendos montajes que tantas veces este mismo espacio ha deseado que se hicieran realidad, para que viviéramos en un México pacífico, próspero, alegre, responsable y limpio, pero que no hacen más que tratar de disimular los antagonismos de la realidad cotidiana. Hacer una somera revisión de sus contenidos es encontrar en la omisión de la verdad y en la insistencia ramplona de la mentira lo que vivimos y padecemos todos los días.

Si la voz del locutor pondera el trazo carretero mientras vemos la bucólica estampa de una supervía de cuatro carriles en un territorio inmenso, la toma abierta a los ciento ochenta grados de un horizonte verde, salpicado de izotes, matorrales y yucas (en uno de los encuadres se puede ver una señal de la carretera que anuncia 121 kilómetros a Zacatecas), desde luego calla que miles de kilómetros de las carreteras del país son intransitables porque están salpicadas de baches o, peor aún, que vastos territorios de los que cruzan esas autovías son tierra de nadie, espacio entre trincheras, feudos de bandas de secuestradores, asaltantes y asesinos, y que en estados como Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Chihuahua, el mismo Zacatecas o en partes de Sinaloa, Guerrero, Oaxaca, Hidalgo, San Luis Potosí, Michoacán o Veracruz circular por ellas es arriesgado y hasta un acto de temeridad suicida.

Si en otro se habla del Seguro Popular, y vemos una enfermera amigable o una clínica limpiecita, bien se guarda lo que cualquiera sabe: que el programa se lo robó el calderonismo al proyecto alternativo de nación de López Obrador, o que el personal suele ser déspota y hasta clasista, o que lo que caracteriza a muchos de los hospitales, clínicas y dispensarios de gobierno es el desabasto, la apatía y hasta el maltrato.

Aparece también una multitud de notas de noticiarios televisivos donde se da cuenta de aprehensiones a narcotraficantes y sicarios, pero se omite que la guerra al narco es una entelequia brutal, que los consumos han aumentado en Estados Unidos –origen de esta guerra donde sólo México pone muertos– y también aquí, donde la edad de consumo iniciático ronda ahora los nueve o diez años y los cárteles de la droga, en lugar de verse debilitados, se atomizan y fortalecen.

Hechos para el autoconsumo febril, los mil veinte videos de la Presidencia deben servir de mucho a Calderón, y no cuesta mucho imaginarlo arrullándose cada noche con ellos tal que dicta el canon del sátrapa narcisista, arrebujado en su inmensa cama presidencial, con beatífica sonrisa del que se sabe seguro tras sus cristales blindados y sus hordas de guardaespaldas armados hasta los dientes.