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Indigna en España rescate oficial de Franco

En diccionario financiado por el gobierno se dice que fue inteligente y no totalitario

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 3 de junio de 2011, p. 48

Madrid, 2 de junio. Para la Real Academia de Historia (RAH) española, la Guerra Civil fue una cruzada y una guerra de liberación; Francisco Franco fue un líder inteligente y moderado, además de valeroso y católico, quien montó un régimen autoritario, pero no totalitario; el gobierno republicano de Juan Negrín fue prácticamente dictatorial y el comunista Santiago Carrillo aplicó una política de terror revolucionario.

Son las supuestas verdades históricas que se incluyeron en el Diccionario biográfico español, una obra pensada para ser de consulta, con más de 43 mil biografías y que costó a las arcas públicas alrededor de 5.8 millones de euros (95 millones de pesos). Su contenido provocó la indignación de historiadores, políticos, descendientes del exilio y de las víctimas de la represión franquista.

La publicación del Diccionario... dejó en evidencia el funcionamiento de una institución que hasta ahora pasaba desapercibida para la mayoría de los ciudadanos, sólo conocida por los propios historiadores, los investigadores y, obviamente, por los dirigentes políticos. La mayoría de sus 350 miembros son, según se desprende de sus investigaciones, nostálgicos del antiguo régimen, que se siguen encomendando a Dios antes de iniciar sus sesiones, que tienen entre sus miembros a uno que se encarga de ser el censor de los discursos, que prácticamente no cuenta con mujeres en sus sillas y sí, en cambio, con representantes de la Iglesia católica, en este caso del ultraconservador arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares.

El proyecto de una obra monumental y de consulta que fuera elaborada desde el género de la biografía y que incluyera a los personajes más relevantes de la historia española, se remonta hasta el siglo XVIII. Pero fue en 1999, cuando gobernaba el derechista José María Aznar, cuando se firmó un convenio con el que los académicos –muchos de ellos con títulos nobiliarios– lograron una jugosa subvención de casi cinco millones de euros para desarrollar el trabajo en los siguientes ocho años.

En 2006, ya con el socialista José Luis Rodríguez Zapatero en el poder, lograron una ampliación de los fondos para culminar la obra, con unos 200 mil euros anuales más hasta el año 2010. Según sus propios lineamientos, la RAH eligió a los autores más calificados para desarrollar las biografías, quienes enviaban sus textos a revisión a las comisiones académicas con el propósito de llevar al éxito de un proyecto que significará un notabilísimo avance para la sociedad del conocimiento, según anunciaban ellos mismos.

Finalizada la obra se develó una visión sesgada, tendenciosa y siempre afín a la doctrina impuesta por el franquismo en su larga dictadura (1939-1976). Por ejemplo, la biografía de Franco la escribió el historiador Luis Suárez, quien es a su vez presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos –el mausoleo que se mandó erigir el propio dictador en la sierra madrileña, para lo que empleó en trabajos forzados a milicianos republicanos presos y donde también está sepultado el fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.

Suárez elogió sin reparos la figura de Franco, uno de los personajes históricos más odiados por una parte de la sociedad española, pero cuyo biógrafo lo define como un líder inteligente y moderado que montó un régimen autoritario, pero no totalitario, ya que las fuerzas políticas que le apoyaban, Falange, Tradicionalismo y Derecha, quedaron unificadas en un movimiento y sometidas al Estado. Lejos de arredrarse por las críticas, el historiador se defendió asegurando que no llamó a Franco dictador porque no lo fue.

Pero en el Diccionario... hay numerosos ejemplos más del sesgo franquista, según lo califican sus detractores, como cuando al hablar del fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer, se asegura que cuando estalló la Guerra Civil, que estuvo acompañada de una de las más sangrientas persecuciones religiosas de la historia, en medio de los rencores despertados por la guerra, él sembró perdón y reconciliación.

O cuando se habla el religioso Joaquín Alonso Hernández, donde el historiador José Martín Brocos entremezcla datos del personaje reseñado con sus propias convicciones sobre lo acaecido en aquellos años. El 7 de noviembre del 1938 comienza la nueva misión, en ese momento difícil por la guerra de liberación que se vivía en España... O esta otra: Tras el alzamiento nacional, consciente del sentido de verdadera cruzada que adquiría nuestra guerra...

En el diccionario también se reseñan personajes más contemporáneos, entre los que destacan biografías elogiosas de los representantes de la derecha española como Francisco Álvarez Cascos, vicepresidente del gobierno durante la época de Aznar, a quien definen como un militante político con un brillante recorrido, que reformó profundamente el sistema de transportes español.

En cambio, cuando se refieren a políticos de izquierda o nacionalistas ocurre lo contrario. Al histórico líder del nacionalismo vasco moderado, Xabier Arzalluz, lo definen como un político influenciado por las doctrinas separatistas y etnicistas de Sabino Arana. Sus relaciones con la banda terrorista ETA, con la que en cierto modo comparte objetivos, han sido muy ambiguas y del más frío oportunismo.

En la referencia al fundador del Partido Comunista Español (PCE) y una de las figuras centrales de la transición a la democracia, Santiago Carrillo, el diccionario señala que al inicio de su vida política, en 1934, cuando promovió la huelga general revolucionaria de octubre, a su paso por Moscú se hizo ferviente estalinista.... Una vez iniciada la guerra aplicó una política de terror revolucionario y nunca ha asumido su responsabilidad en estas matanzas.

El gremio de historiadores independientes calificó la obra como un canto a la visión de la historia de España de la derecha, de seudohistoria, de apología del franquismo y, lo más grave para un historiador, de falta de rigor y metodología.

Sebastiá Serra, catedrático de historia contemporánea, criticó la elección de Suárez para reseñar a Franco, y lo caracterizó como medievalista y una persona que pertenece a una escuela historiográfica muy concreta y que está vinculada a la Fundación Francisco Franco.

El historiador Josep Massot añadió que en la obra se hace apología de Franco. Esto no es una biografía, sino un panegírico. Han hecho un libro de propaganda franquista.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica consideró que se está “ocultando la verdad de un régimen que fue un sistema asesino.

La Asociación de Descendientes del Exilio Español anunció la presentación de una denuncia ante el ministerio de Educación, que se suma a otra querella presentada en Granada contra la RAH por apología del franquismo.

Ante la ola de críticas, el director de la RAH, Gonzalo Anes, se limitó a anunciar que enriquecerán algunas entradas en la versión de Internet de la obra de consulta, pero en ningún caso se mostró dispuesto a la retirada –como exigen los múltiples sectores ofendidos– o a su trituración, como reclama Carmen Negrín, nieta del presidente de la República en el exilio, Juan Negrín.