Washington, 1º de junio. Un ex jefe policiaco de Shenandoah, Pensilvania, fue sentenciado a sólo 13 meses de prisión en el caso del asesinato a golpes del inmigrante mexicano Luis Ramírez, una condena menor a las guías federales e incluso a la petición de sus abogados.

Matthew Nestor, quien fue encontrado culpable de falsificar un reporte policial sobre el incidente, enfrentaba una posible condena máxima de 20 años de prisión luego del veredicto de un jurado en la corte de la localidad de Wilkes-Barre, Pensilvania.

Pero el juez de distrito Richard Caputo consideró que las guías federales de sentencia –de entre cinco a siete años mínimo– son demasiado duras, por lo que decidió reducirla a un año un mes, a pesar de lo cual sus abogados anunciaron que apelarán.

El ex policía fue enjuiciado por encubrimiento en la investigación del caso, junto a sus ex subordinados William Moyer, encontrado culpable de mentir a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), y Jason Hayes, exonerado de las acusaciones.

Los fiscales federales argumentaron en su momento que los tres agentes acusados obstruyeron la justicia porque tenían nexos personales con los atacantes.

El patrullero Hayes sostenía una relación sentimental con Tammy Piekarsky, la madre del joven acusado de propinar una paliza a Ramírez que le ocasionó la muerte –ahora están comprometidos–, pero durante el juicio se reveló que Nestor también había vacacionado con Piekarsky.

Luis Ramírez, inmigrante oriundo de Guanajuato, de 25 años y padre de tres hijos, fue golpeado en julio de 2009 por seis jóvenes jugadores de futbol americano de una escuela local, y murió dos días después debido a las lesiones sufridas.

Aunque en principio los agresores fueron exonerados de los principales cargos, el Departamento de Justicia decidió presentar nuevas acusaciones federales por odio.

Brandon Piekarsky, de 19 años, y Derick Donchak, de 21, fueron sentenciados en febrero a nueve años de prisión por propinar una paliza letal a Ramírez sólo por ser latino, toda vez que los acusados no querían la presencia de hispanos en la zona de Shenandoah, en Pensilvania.

Esto es Shenandoah. Esto es Estados Unidos. Regrésate a México, gritaron los jóvenes estadunidenses a Ramírez antes de golpearlo, de acuerdo con un testimonio.

Mientras Piekarsky pateaba a Ramírez en la cabeza, a pesar de que estaba inconsciente, amenazó a una mujer casada con un latino: Diles a tus amigos mexicanos que se vayan de Shenandoah o van quedar igual que él.