Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de mayo de 2011 Num: 846

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Una expresión humana
de Satán

Defensa de la poesía

Cuando ni los perros ladran
Víctor Hugo de Lafuente

Poema
Andreu Vidal

La ficción predetermina
la realidad

Ricardo Yánez entrevista con Dante Medina

El Jilguero del Huascarán, cronista musical de su tiempo
Julio Mendívil

Bob Dylan: un lento tren
se acerca

Antonio Valle

El inclasificable Dylan
Andreas Kurz

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


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Hugo Gutiérrez Vega

Una iguana y unos poetas en Vallarta

El anciano poeta en receso que viajaba por el mundo, en compañía de su nieta, buscando el lugar propicio para escribir su último poema, llegó a Mismaloya y pidió posada en el estrambótico hotel regenteado por una ya madura y siempre bella Ava Gardner. El poeta pagaba el hospedaje recitando sus poemas de juventud, mientras su nieta (Deborah Kerr) hacía retratos a lápiz a los posaderos y a los clientes. Muchas veces no eran aceptadas sus propuestas, pero la insensata y generosa Ava, a instancias de su amigo, el reverendo suspendido (Richard Burton), accede a la petición de hospitalidad a regañadientes y la extraña pareja se instala en una de las habitaciones con vista a la bahía de Puerto Vallarta, ese milagro marino que enciende sus deslumbrantes luces crepusculares casi todas las tardes del año. De repente, el anciano poeta llama a su solícita nieta y le dicta su último poema. Hay en él tardes doradas, árboles centenarios y un hermoso conjunto de metáforas y de reflexiones sobre el sentido de la vida y la proximidad de un final esperado sin angustia y asumido como un natural descanso. Termina el poema y llevan al anciano a la terraza. Al fondo se ve el mar y se agitan las nubes. El bastón del poeta cae al suelo y su cabeza se inclina levemente como si un ángel de humo la empujara con sus dedos largos. Ahí estaba el último poema y el ya no necesitaba pedir posada. Estaba ya en el cielo, morada del Señor que tal vez lo escuchaba (recordemos el título de uno de los libros póstumos de Lowry) y su nieta decidió seguir su viaje sin rumbo fijo. Estos aspectos de La noche de la iguana combinaron a la perfección con la reunión de poetas que se celebró en Puerto Vallarta y que tuvo como fondo un mar apacible y varios crepúsculos de colores tenues. Juan Gelman, Fernando del Paso, Marco Antonio Campos, Carmen Villoro, el sueco Magnus William Olsson, la uruguaya Melisa Machado, Jorge Souza y este bazarista leímos poemas, rendimos homenaje a José Emilio Pacheco (no pudo asistir, pero escuchó las porras y los aplausos de los vallartenses por el teléfono de la estación de radio de la Universidad de Guadalajara, y contestó con unas breves y emocionadas palabras aceptando el título de ciudadano vallartense); recordamos a Tennessee Williams y hablamos de sus amores mexicanos y de su iguana de Mismaloya; pusimos flores en el busto de John Huston, vallartense enamorado de su Caleta, y director de la adaptación al cine de la Iguana de Williams. Dejó su casa vallartense por unos meses y se fue a Dublin a filmar su poema cinematográfico, Los muertos. Regresó a Caleta (el clima benigno y el nivel del mar aliviaban su enfisema) con la idea de quedarse en su casa marina hasta el final, pero tuvo que hacer un viaje a Estados Unidos y ya no regresó. Sus paisanos vallartenses lo recuerdan con afecto y, frecuentemente, adornan con flores el ingenuo busto que mantiene viva su presencia. Los muertos, basada en  Dublineses, de Joyce, fue su serena despedida.

Max Grieg, médico notable y entusiasta rector del Campus de la Costa de la Universidad de Guadalajara, el Ayuntamiento de Puerto Vallarta, los hoteleros y restauranteros de la ciudad, el infatigable Humberto Famanía, Karina Macías, directora de Radio Universidad, los directivos de la Biblioteca Los Mangos (entre ellos, la incansable María Pepa que saca libros de todas los rumbos y lenguajes de la región); Sergio Toledano, excelente fotógrafo y mantenedor del culto a los vallartenses honorarios, Richard Burton y Elizabeth Taylor (fue su ahijado predilecto); Alejandro Sánchez y Víctor Boga, incansables promotores del periodismo cultural y otros generosos colaboradores, hicieron posible la reunión de poetas frente al mar.

Una noche cenamos en La Leche, el restaurante de Nacho Cadena y de su hijo Rafael (ambos chefsestrellas del canal Gourmet), comimos en el River Café y en la galeria El Pulpo Rojo, donde sirvió manjares originalísimos nuestro amigo, el hotelero Abel Villa. La gastronomía local e internacional nos dio muchas y muy sabrosas fiestas.

Da pena dejar Puerto Vallarta (entiendo a Huston) pues, a pesar de que cada día se parece más al rastacuero Miami (el Miami art déco es otra cosa), hay en el aire y en los colores mismos una magia que nos deja deslumbrados. Bebimos agua del Cuale (en la fuente que está en la hermosa isla del mismo nombre). Eso es como lanzar una moneda a la Fuente de Trevi. Nos veremos gozosamente obligados a regresar.

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