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La muerte de Bin Laden
Corrige Washington versión del asalto en Abbottabad
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El presidente Barack Obama convocó ayer a una reunión de gabinete en la Casa Blanca. En la imagen, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el secretario de Defensa, Robert GatesFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de mayo de 2011, p. 32

Nueva York, 3 de mayo. El gobierno de Estados Unidos alteró hoy la versión oficial del operativo contra Osama Bin Laden ante discrepancias e interrogantes que surgieron sobre la acción en sí, al igual que en torno al manejo de las relaciones diplomáticas, sobre todo con Pakistán, 24 horas después de que el presidente y su equipo revelaron al mundo cómo habían logrado matar al hombre más buscado del planeta.

La Casa Blanca debió enmendar este martes la primera versión del Pentágono y de John Brennan, asesor en antiterrorismo del presidente Barack Obama, cuando dio a entender que Osama Bin Laden podría haber estado armado cuando se resistió y por ello fue acribillado por los efectivos de la unidad de fuerzas especiales de la Marina, los Seals, y que también fue abatida una de sus esposas. “En el cuarto con Bin Laden, una mujer –esposa del líder de Al Qaeda– se arrojó contra el asaltante estadunidense y se le disparó a la pierna pero no fue abatida. Después, Bin Laden fue baleado y muerto. No estaba armado”, sostiene la declaración de la Casa Blanca.

Jay Carney, vocero de la Casa Blanca, ofreció esta nueva versión basada en información fresca del Pentágono. Al tratar de definir el término resistencia empleado por el gobierno en su primera versión del enfrentamiento con Osama, Carney explicó que resistirse no requiere una arma de fuego.

También se aclaró que fue otra la mujer que murió, y que ésta no había sido utilizada como escudo humano por Bin Laden, ya que ella se enfrentó a los efectivos en el primer piso, no en el segundo y tercero, donde se ubicaban el líder buscado y su familia. En ese primer piso también murieron dos mensajeros de la red Al Qaeda

Esta noche, Leon Panetta, director de la CIA, trató de aclarar versiones cruzadas sobre si la orden de Obama era matar a Bin Laden. En entrevista con NBC News, Panetta afirmó que la orden sí era matarlo, pero que en el caso de que alzara las manos y se rindiera, también existía la opción de llevarlo preso. Por otro lado, Brennan afirmó que la Casa Blanca había considerado la opción de capturar vivo a Bin Laden si esa oportunidad se presentaba, y que se habían preparado para esa posibilidad aunque consideraban que era remota y que sólo ocurriría si Bin Laden no presentaba ninguna amenaza a sus asaltantes. Subrayó que dado que sí luchó, fue muerto, reportó Ap.

La Casa Blanca aún debate si difundir o no las imágenes del cadáver de Bin Laden y otras pruebas del operativo, que aparentemente incluyen un video. Algunos políticos republicanos y, según versiones no oficiales, algunos del equipo de Obama, opinan que es necesario ofrecer una prueba visual de la muerte de Bin Laden, algo a lo que, hasta esta noche, la Casa Blanca se ha rehusado. El vocero Carney comentó que hay preocupación sobre qué tan apropiado sería difundir las fotos. El líder demócrata del Senado, Harry Reid, defendió la decisión hasta ahora de no publicar las fotos, al considerar que sería morboso. Por su parte, Panetta, dijo que no hay ninguna necesidad de difundir las fotos –las cuales ha visto– ya que el hecho es que matamos a Bin Laden.

Un funcionario estadunidense informó a la agencia Ap que Bin Laden fue baleado justo arriba del ojo izquierdo, lo cual le destruyó parte del cráneo. El disparo fue obra de un integrante de los Seals. Las fotos fueron transmitidas a Washington como prueba del éxito del operativo. Esas son las imágenes que aún no se difunden.

Pakistán, ¿aliado?

Pero tal vez la parte más controversial y potencialmente peligrosa de la versión oficial del operativo fue el manejo de la relación con Pakistán. Una vez más el gobierno de Obama debió justificar lo que hoy el gobierno de Pakistán denunció como una acción unilateral no autorizada en su territorio. Panetta, en entrevista con NBC News, reafirmó que el presidente Obama siempre había advertido al gobierno de Pakistán que si se descubría la ubicación de Bin Laden en ese país, Estados Unidos entraría por él.

A la vez, altos funcionarios del gobierno y legisladores intentan evadir el asunto de una intervención armada en otro país al cuestionar la cooperación del gobierno de Pakistán por considerar casi imposible que no supiera de la presencia de Bin Laden en la ciudad mediana de Abbottabad, un centro de bases y academias militares. De hecho, la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, anunció hoy que realizará una audiencia a puerta cerrada con oficiales de inteligencia estadunidense sobre el tema de la cooperación de Pakistán.

Ayer, un alto funcionario del Departamento de Defensa comentó a reporteros que dado que esta fue una operación estadunidense unilateral, por su importancia para la nación y nuestra preocupación sobre seguridad operativa, no notificamos con anticipación a ninguno de nuestros socios antiterroristas. Una vez que concluyó el asalto y se había retirado la fuerza estadunidense, Washington se comunicó de inmediato con sus contrapartes en Pakistán, agregó.

La disputa con Pakistán –un poder nuclear con un gobierno precario, sobre todo en su relación con Washington– podría generar graves problemas para Obama en el plano internacional, y volverse tal vez el daño colateral más serio en el asesinato de Bin Laden.

Aquí en casa, continúa la celebración del operativo, con políticos de ambos partidos obligados a festejar el logro de Obama, y con analistas evaluando el impacto político y electoral de esta aventura para el presidente. Según una nueva encuesta del Washington Post y el Pew Research Center, el asalto provocó una alza en el número de estadunidenses que perciben un éxito en la guerra estadunidense en Afganistán: ahora 64 por ciento comparado con 49 por ciento en diciembre. Casi 70 por ciento ve la muerte de Bin Laden como algo que mejorará la seguridad de Estados Unidos en el largo plazo. Pero a la vez, sólo uno de cada cinco creen que ayudará en la lucha antiterrorista en general.

Los expertos están de acuerdo con esta opinión. Richard Haas, presidente del prestigioso centro de estudios Consejo de Relaciones Exteriores, considera que la muerte de Bin Laden es un hito, pero no un parteaguas, en lo que permanece como una lucha continua sin un fin visible contra el terrorismo global. Subrayó que lo logrado es anular un icono que representaba la capacidad de poder atacar exitosamente a Estados Unidos, y ahora ese símbolo desapareció. Indicó que la muerte de Bin Laden no puede ser de ninguna manera igualada con la muerte del terrorismo, y que su deceso no anula esa amenaza. Por otro lado Haas, y otros, estiman que este episodio demostró que Pakistán, sede de algunos de los terroristas más peligrosos del mundo, es menos que un pleno socio de Estados Unidos en este rubro.

Por lo pronto, la Casa Blanca informó que Obama ha conversado con varios dirigentes mundiales, incluido el presidente Felipe Calderón, quienes han expresado sus felicitaciones por la exitosa acción estadunidense para matar a Bin Laden y su “admiración por la valentía y capacidad de los estadunidenses que llevaron a cabo el operativo”.

Al parecer, todo y nada ha cambiado con la muerte de Bin Laden.