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Con Abecé de redacción, el escritor chileno Érick Araya busca que ésta sea una aliada

Se enseña la gramática como un fin, cuando es un medio para expresarnos
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de mayo de 2011, p. a12

La gramática ayuda a pensar y facilita el entendimiento. Si se tiene un pensamiento coherente y bien estructurado es que intuitivamente se utiliza bien y sirve para redactar, asevera el escritor y comunicólogo chileno Éric Araya,

El autor del libro Abecé de redacción: una guía accesible y completa para escribir bien (Océano), manifiesta a La Jornada que la redacción es una forma de plasmar pensamientos sencillos o complejos, de acuerdo con las exigencias del entorno. La herramienta de comunicación para desarrollarnos es la redacción y para ello necesitamos la gramática, la lógica y la semántica.

La lógica es necesaria, abunda el especialista, para ordenar las ideas; la semántica en cuanto a aspectos básicos, como sinónimos y antónimos, y la gramática en función de la puntuación, como auxiliar de la ortografía.

El orden de las ideas lo da la lógica; luego a esas ideas les damos ciertos signos, estructuras para que tenga un mensaje; finalmente utilizamos la semántica como auxiliar para el significado. Es difícil si vemos cómo se enseña en todos lados, no sólo en México. En Chile también se enseña la gramática de manera tediosa, como un fin, cuando es un medio, una de las tantas formas que tenemos para llegar a la redacción, la comunicación.

En Abecé de redacción... Araya propone una herramienta para todo público, la cual combina las bondades del manual y la utilidad del prontuario. Este libro se convertirá en la obra de cabecera no sólo para quines comienzan a aventurarse en los misterios del lenguaje y su expresión escrita, sino también para estudiantes, docentes y expertos.

De acuerdo con el escritor, el volumen es sencillo. Esto permite combatir las excusas para no escribir bien: la enseñanza árida y fría durante la primaria, y el problema del tiempo, porque existen muchos libros diseminados de redacción y él, en un solo volumen, reunió todo sobre el tema.

Es un texto comprensible y provechoso, dice el autor, donde el lector encontrará las cuatro situaciones de la expresión básica; dentro de la exposición maneja información adicional, como consejos prácticos para la redacción.

El volumen comprende la palabra, la frase, la oración y el párrafo. Esta estructura se debe a que existen personas que no saben ordenar sus ideas o no saben gramática. Araya elaboró este prontuario de manera práctica y sencilla para acercar a los lectores al conocimiento de la lengua española y ayudarlos a adquirir su manejo adecuado.

El escritor considera determinante la lectura para desarrollar la escritura y progresar en el manejo del lenguaje; sin embargo, reconoce que la mayoría de las personas no aprende leyendo. Son pocos los que no necesitan una enseñanza gramatical, sí para perfeccionarla, pero no basta que lean por inducción. Hay personas que necesitan conocer las reglas y explicárselas.

–¿Qué ha deteriorado la escritura?

–Me voy a arriesgar al decir lo siguiente: tal vez nunca ha estado tan bien. Existen analfabetos funcionales, que si bien saben escribir y leer, pronunciar palabras y concebirlas, no saben hilar cuatro o cinco ideas.

“La lectura implica conocimiento, entender lo que se dice. Hay quien escribe tres o cuatro frases juntas y no pone ninguna puntuación, se comunica como emisor, pero no existe un proceso, no es funcional.

“Ochenta por ciento de la población latina es analfabeta funcional. Si vamos a un colegio o una universidad encontraremos que ese porcentaje no sabe escribir. Hay tres por ciento que escribe decoroso y sólo uno por ciento escribe bien. Ojo con el analfabetismo funcional, que es bastante amplio; incluso diría que casi todas las personas han reprobado la asignatura de redacción. Esto lo veo en los textos que reviso a diario y en los medios de comunicación también.

–¿Las nuevas tecnologías nos alejan del español?

–Dar un enfoque a las palabras, el lenguaje que sea, es un barbarismo, y eso hacen las personas con la excusa barata del tiempo. Escribir una tilde implica centésimas de segundo y en lo personal, si no voy a comunicar en un mensaje, prefiero no hacerlo. No voy a dar mensajes con esas pobrezas. No es ningún problema ponerle una tilde al cómo, al cuándo.

La redacción tiene que ver con el pensamiento y estamos cortando la comunicación desde la base, en un sentido funcional.

Para el escritor chileno radicado en La Laguna, en Torreón, su libro trata de convertir a la redacción en una buena aliada y no en una enemiga temible.