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Es hija de dos militantes del ERP desaparecidos por la dictadura

Encuentran las Abuelas de Plaza de Mayo a la nieta número 103
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 7 de abril de 2011, p. 27

Buenos Aires, 6 de abril. En momentos en que se realiza el juicio contra los responsables del robo sistemático de niños nacidos en cautiverio durante la pasada dictadura militar (1976-1983), las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron que encontraron a María, la nieta 103, hija de Cecilia Beatriz Barral y Horacio Klotzman, militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), secuestrados en agosto de 1976 en Rosario, provincia de Santa Fe, y desaparecidos desde entonces.

Al momento del secuestro Cecilia estaba en sus últimos tiempos de embarazo de su segunda hija y fue trasladada con su compañero a la llamada Quinta Operacional de Fisherton, donde fueron vistos por última vez el 11 de agosto de 1976 por Fernando Brarda.

Se supo también que dos hombres armados llevaron a la niña, con sólo unos días de vida, a una casa en la ciudad de Santa Fe, donde una familia se quedó con ella.

El juez Luis Vera Candioti, que autorizó la entrega de María Klotzman Barral a esa familia sin mayores trámites, está procesado en Santa Fe por haber hecho lo mismo con otra niña ya recuperada, María Carolina Guallane.

El caso de la joven encontrada ahora fue expuesto por el abogado santafesino Jorge Pedraza en 2004, denuncia que amplió el año pasado señalando que Cecilia Barral estaba cercana al parto cuando la llevaron y que los hombres armados que entregaron la niña a la familia que la tenía hasta ahora amenazaron a un vecino, que había sido integrante de la Corte Suprema y quien denunció lo sucedido.

Fue en diciembre de 1976 que el juez autorizó la inscripción de la niña como NN en el Registro Civil y ordenó que figurara el nombre del matrimonio que la tenía, en un marco de ilegalidad que lo convertió en cómplice de los militares.

La joven María Klotzman Barral fue identificada mediante un examen del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que ordenó un juez federal, tras que un magistrado ordenó sacarle sangre.

En este caso María no podía creer en la posibilidad de que fuera hija de desaparecidos y la familia no reaccionó como la de María Carolina Guallame, que ayudó a la joven a encontrar su identidad.

La joven no aceptaba realizarse el examen de ADN, y tuvo que intervenir la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario para que se le tomaran las muestras.

Estoy segura que ella va a estar orgullosa de sus padres que luchaban en esos momentos por algo en que creían y que eran trabajadores, estudiantes y profesionales, dijo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

La restitución de la identidad de María fue considerada como otro premio más para las abuelas y familiares que buscan a otros 400 jóvenes, hijos de desaparecidos apropiados por los militares, en un experimento de horror.

Carlotto dijo también que lo que ha vivido la joven hasta ahora es parte de su vida y que nadie pretende que cambie esta forma de vida, ni amistades ni afectos, porque todo eso ya es parte de su personalidad, pero sentimos que era necesario liberarla de la mentira y restituir su identidad.

En tanto, Felipe y Marcela Noble, los hijos adoptados en plena dictadura militar por la dueña del diario Clarín, Ernestina Herrera de Noble, que se sospecha son hijos de desaparecidos, volvieron a burlar las disposiciones de la justicia, buscando una nueva postergación para hacerse un examen de ADN y compararlos con las muestras de las familias que están en el BNDG.

Desde hace más de ocho años, Noble y sus hijos, mediante alianzas de poder con algunos jueces, evaden las resoluciones judiciales y desoyen el pedido de familiares desesperados, como denuncian las Abuelas de Plaza de Mayo.