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El director cimbró ayer al mundo con la ejecución de la Filarmónica de Berlín

Sir Simon Rattle escribió un vibrante nuevo capítulo de la revisión mahleriana

Para seguir con el festejo internacional por el centenario luctuoso del austriaco, la OFUNAM interpretará la Tercera sinfonía en la Sala Nezahualcóyotl, el sábado 12 y domingo 13 de este mes

 
Periódico La Jornada
Domingo 6 de febrero de 2011, p. 4

El director titular de la Filarmónica de Berlín, sir Simon Rattle, presentó ayer en la capital alemana el nuevo capítulo de la revisión exhaustiva que realiza con las sinfonías de Gustav Mahler, en ocasión del centenario luctuoso del compositor austriaco. Con la contralto Nathalie Stutzman, un fraseo escalofriante y hallazgos inusitados en la partitura, hizo vibrar a miles en todo el planeta con una versión estremecedora de la Tercera Sinfonía de Mahler.

Merced a la tecnología, no solamente quienes ocuparon las butacas de la Philarmonie, sede de la –para muchos– mejor orquesta del mundo, presenciaron tal prodigio. La transmisión en vivo por Internet erizó la epidermis, enfebreció e hizo verter lágrimas a todos aquellos privilegiados que pudimos estar en Berlín sin abordar el avión. Vicisitudes de la era de las redes sociales: el éxito de estas transmisiones ya está rebasando a los organizadores, pues la excesiva demanda en distintos puntos del planeta saturó el sitio web de la Filarmónica de Berlín y causó retrasos en muchos que entraron tarde, aunque ya hubiesen pagado su abono anual, a la sala de conciertos digital.

El programa fue una exquisitez en la selección de obras: Elfenlied, de Hugo Wolf, el más inmediato antecesor de Mahler en la puesta en práctica del género lied como punto máximo de expresividad, dramaturgia y verosimilitud en eso de poner la naturaleza humana al desnudo en música. La solista fue la soprano Anke Hermann. Siguió otro lied de belleza extrema: Es tönt ein Voller Harfenklang, del barbudo Johannes Brahms.

Como no existen las casualidades, la Tercera Sinfonía de Mahler aparece en otras carteleras de manera simultánea: ayer, al terminar la transmisión por Internet desde Berlín, el Canal 22 mexicano transmitió una grabación (por cierto, disponible en devedé) de esta misma obra con la Filarmónica de Viena dirigida por Leonard Bernstein.

La mejor opción por venir, porque será en vivo: el sábado 12 y domingo 13, la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, la OFUNAM, que festeja este 2011 sus 75 años, interpreterá en la Sala Nezahualcóyotl la Tercera sinfonía de Mahler, bajo la dirección de Avi Ostrovski, con la mezzosoprano Grace Echauri como solista.

La telúrica lectura que hizo ayer sir Simon Rattle en Berlín con la contralto Natalie Stutzmann constituyó un hito en la bitácora mahleriana. Ya La Jornada documentó en su momento, octubre de 2010, que la nueva era Mahler inició con el nuevo ciclo que emprendió entonces Rattle con la Filarmónica berlinesa, cuando dirigió la sinfonía Resurrección, acompañado por su esposa, la mezzo checa Magdalena Kozena.

Una manera distinta de frasear, de respirar las frases, es el vértice de esta nueva manera de entender a Mahler por parte de los músicos contemporáneos, una vez que los directores especializados llevan ya más de dos veces que han grabado las sinfonías completas.

Quimeras sonoras

Ayer, el texto de Nietzche en voz de Nathalie Stutzmann (Lo que la noche me dice) y una inusitada utilización y énfasis insólitos en los instrumentos de alientos maderas puso a danzar a elfos y doncellas en el bosque nocturno.

Por aquí el oboe emitía sonidos semejantes al aullido de una gárgola, allá hacía duo el fagot con gemidos de sirena extraviada en el lago que funge a manera de corazóón del bosque, acullá el corno francés pone voz a duendes, esfinges, criaturas venidas de dimensiones otras, tan ajenas que, en la inteligente lectura de Rattle, materializaron el verso de Rückert: Ich bin der Welt abhanden gekommen: me encuentro atónito enfrente del planeta, estremecido. He perdido contacto con el mundo.

Como una paráfrasis de San Juan de la Cruz: íngrimo y solo.