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Francisco Hernández publica el poemario Población de la máscara, en el sello Almadía

Traslada escritor del lienzo a las palabras los autorretratos de célebres artistas
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de febrero de 2011, p. 4

Población de la máscara (Almadía), el más reciente poemario de Francisco Hernández, ganador del premio Xavier Villaurrutia en 1994, reúne una colección de autorretratos que ningún museo del mundo posee.

Artistas tan diversos en tiempo, espacio y estilo, como Alberto Durero, Gustav Coubert, Rembrandt van Rijn, Edvard Munch y Pablo Picasso, incluyendo a los mexicanos José Luis Cuevas, Frida Kahlo y Francisco Toledo. Todos ellos se desprenden del lienzo para describir en voz propia sus visiones y manías.

Me ponía en los zapatos de estos pintores e imaginaba qué estarían pensando al hacer su autorretrato. En qué estarían pensando Lucian Freud, Jean-Michel Basquiat o Tamara de Lempicka en el momento en que se pintaban a sí mismos, narra en entrevista el poeta veracruzano.

Una lata de sopa Campbell’s, símbolo inconfundible de Andy Warhol, nos introduce al poemario que dibuja con versos a 62 pintores, quienes se recitan en primera persona. Y de la A de Andy Warhol hasta la Z de Zacharie Astruc, en orden alfabético utilizando el nombre y no el apellido, van desfilando. El de la Ñ fue muy difícil de encontrar y tuve que inventar a un pintor sudafricano: Ña-Gurana.

El encuentro de un libro con 500 autorretratos fue la inspiración para llevar del lienzo a las palabras las imágenes, explica el autor nacido en San Andrés Tuxtla, en 1946. Comencé a trabajar primero al azar, luego a leer biografías y otras obras. Algunos no se ciñen a un simple autorretrato, como en el caso de Frida Kahlo, sino a varios y otras obras.

Labor de médium-poeta

“Cuando me conectaba realmente con la vida y obra de cada uno de ellos –añade Francisco Hernández– ya no se volvía tan difícil, era incluso muy entretenido”, explica sobre su labor de médium-poeta para encarnar y recrear a los artistas. Resultó un libro nada aburrido, con ironía y hasta chistoso.

Sin embargo, hubo algunos con los que no pude conectarme ni escribir. Goya, El Greco y Jan Hendrix son algunos de ellos. No podía, quién sabe por qué, incluso aunque admirara mucho la obra, a la hora de escribirlo no podía hacer algo digno de ellos, explica el ganador de múltiples premios, entre ellos el Nacional de Poesía Aguascalientes, el Carlos Pellicer y el Ramón López Velarde.

La desnudez octogenaria y un sofá de rayas azules de Alice Neel, el alcoholismo pusilánime de Munch, el narcisismo y la ceremoniosidad de Coubert, unos ojos saltones similares a barrigas de Diego Rivera, un Toledo que imprime el ladrido de los perros. Son detalles, escenas, figuras, debilidades y obsesiones dibujados con la tinta que devela a los artistas en versos agudos y mordaces, algunos coloridos, en esta singular galería, que como salas de exhibición tiene páginas repletas de palabras.