jornada


letraese

Número 175
Jueves 3 de Febrero
de 2011





Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Navanethem Pillay*

D. Kato: una lección de vida

Las noticias del asesinato del activista ugandés de derechos humanos, David Kato, han resonado en todo el mundo. David fue golpeado hasta morir en su hogar a las afueras de Kampala el 26 de enero. Dedicó su vida a ayudar a los perseguidos por su orientación o identidad sexual. Durante los meses previos a su muerte, fue blanco de una campaña de odio organizada por un periódico local, The Rolling Stone, que colocó su nombre, fotografía y dirección junto a los datos de otra docena de personas a quienes el medio señalaba como homosexuales o lesbianas, pidiendo que fueran colgados. El mes pasado, él y otros dos litigantes llevaron al periódico a juicio, logrando una orden judicial que le prohibía publicar historias similares.
La visibilidad de David Kato como un hombre abiertamente homosexual y activista por los derechos de lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales, alimentó las especulaciones de que fue víctima de un ataque homofóbico. Debemos esperar la respuesta judicial para saber quién lo mató y por qué. Pero, quienquiera que sea el responsable y cualquiera que fuere el motivo, estamos conscientes del miedo que sintieron muchas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales en Uganda y en otras partes, que continúan enfrentando prejuicios y amenazas de violencia homofóbica.
Si la muerte de David fomenta la discusión sobre la violencia y la discriminación por orientación o identidad sexual, entonces su muerte no será completamente en vano. Esa discusión debe abarcar el tema de despenalizar la homosexualidad. Sanciones penales por homosexualidad siguen formando parte de la legislación en más de 70 países. Tales leyes son anacrónicas, discriminatorias y constituyen una violación a los derechos humanos de aquellos cuya conducta buscan sancionar. Los países buscan justificar la existencia de estas leyes haciendo referencia a la opinión popular. Sin embargo, la opinión popular por sí misma nunca podrá justificar la privación de los derechos.
Despenalizar la homosexualidad es un primer paso hacia el establecimiento de una igualdad ante la ley. Pero el progreso real y duradero no se logra sólo cambiando las leyes, es necesario cambiar la forma de pensar. Al igual que el racismo y la misoginia, la homofobia es un prejuicio que nace de la ignorancia y, como con otros prejuicios, la respuesta más efectiva a largo plazo es la información y educación. Durante los últimos 50 años, hemos visto un cambio en la actitud pública con respecto a la raza, género y discapacidad. El reto es fomentar un cambio similar en la actitud de la gente hacia aquellos cuya orientación o identidad sexual difiere de la mayoría.
Ésta acción requerirá la participación y compromiso de todos y todas. Mensajes básicos sobre no discriminación, igualdad y derechos humanos deberían incluirse en el plan de estudios de todas las escuelas y ser reforzados por campañas de educación pública. El rol de la sociedad civil es vital. El progreso social alcanzado en los últimos 100 años se ha dado donde han estado involucrados los esfuerzos coordinados de grupos de base comunitaria y otras organizaciones. Hoy, con la presencia de los medios y las campañas en internet, el impacto potencial de la sociedad civil dirigida hacia la educación es más grande que nunca.
En la ONU debemos estar preparados para apoyar y fomentar este cambio. El Secretario General, Ban Ki-moon se ha comprometido con esta tarea. El Día de los Derechos Humanos, 10 de diciembre de 2010, dio su palabra de trabajar por la despenalización de la homosexualidad a nivel mundial. “La violencia tendrá fin sólo cuando hagamos frente a los prejuicios”, dijo. “Los estigmas y la discriminación terminarán sólo cuando decidamos alzar la voz. Esto requiere levantemos la voz en casa, en el trabajo, en nuestras escuelas y comunidades; que nos levantemos solidariamente.”
Queda marcada la pérdida de un hombre excepcional, un notable activista de los derechos humanos. Honremos la memoria de David Kato renovando nuestro compromiso con los valores que él buscó defender: la dignidad de todas las personas sin importar su sexualidad o identidad de género.

*Navi Pillay es el Alta Comisionada
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

 


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