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Exhiben en la Casa del Lago una colectiva y la instalación Pequeños poemas sucediendo

Invitan artistas a entablar contacto no convencional con el arte contemporáneo

Mario García Torres y Gabriela Galván encabezan esas propuestas estéticas

Foto
Diana (miniatura) 2001, obra de Ricardo Alzati, que forma parte de la exposición colectiva No hay duda: pronto nos volveremos a verFoto Cortesía Casa del Lago
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de febrero de 2011, p. 7

Doce instrucciones para hacer una obra de arte y un conjunto de juegos propician el contacto no convencional con el arte contemporáneo y su reinterpretación personal en la exposición colectiva No hay duda: pronto nos volveremos a ver, y la instalación Pequeños poemas sucediendo, proyectos encabezados por los artistas Mario García Torres y Gabriela Galván, respectivamente, que se pueden ver en la Casa del Lago Juan José Arreola.

Desde el exterior de la casona porfiriana ubicada en el Bosque de Chapultepec se observan los juegos de metal que remiten a algún parque de la infancia. Dentro del inmueble, en la sala, una bicicleta musical y una diana miniatura que se proyecta en una pantalla, las cartas cobran vida.

Las dos propuestas estéticas surgieron de los dos artistas nacidos a mediados de la década 1970, quienes han realizado gran parte de sus carreras en Estados Unidos.

Toma la instrucción y corre, “Haz un remake de un remake”, unas muy sencillas, otras complejas y extensas, son las indicaciones para crear una obra que una docena de artistas enviaron como parte de una clase experimental de SOMA, escuela de arte que propone la discusión más que un esfuerzo didáctico dictatorial, explica en entrevista Mario García Torres, coordinador del trabajo que ahora presenta el resultado en No hay duda: pronto nos volveremos a ver, que se exhibe en las galerías del Bosque y Nacho López.

“La relación entre las obras y las instrucciones es bastante arbitraria –afirma García Torres–, lo que vemos en la exposición no es el producto de esas instrucciones, sino más bien obras que de alguna manera tomaron como punto de inicio la instrucción que se les había dado”.

El resultado es muy diverso: piezas en video, instalaciones grandes e intrincadas, piezas muy concretas, otras tradicionales, animación, musicales y otras documentales.

Una clase mítica de los años 70, que desarrolló David Askevold en Halifax, Canadá, con artistas que comenzaban a hacer arte conceptual y ahora son reconocidos, fue el origen de este método que se aplicó en México, pensando en un nuevo contexto.

La gran diferencia es que los colegas que participaron ahora tienen una obra más desarrollada y se dio una gran discusión en relación con la autoría, la autonomía del sistema del arte y crear un propio espacio.

Interactividad y memoria

Pequeños poemas sucediendo/ Small poems are happening es una escultura interactiva para jugar y también contemplar que fue diseñada para el jardín de la Casa del Lago. El objetivo es generar experiencias, la obra es un juego, pero la vivencia de cada persona es la que construye la obra, explica su creadora, Gabriela Galván.

La instalación de metal y pintura electroestática con diversos colores que invitan a comunicarse con el paisaje en forma armónica está compuesta de cinco piezas unidas entre sí: un columpio individual, una banca para dos personas, una silla individual para contemplar el paisaje, un bebedero para pájaros y un balancín.

Parto del juego para generar la interactividad de la gente, también tiene referencia directa a la memoria, a los recuerdos de la infancia, lo que hace que sea una experiencia diferente para cada persona, considera.

He trabajado muchos años explorando lo lúdico, así que esta es una obra para jugar, que remite a la memoria, la transformación, la percepción y la contemplación.

Las dos exposiciones conceptuales estarán en exhibición hasta el 27 de marzo, en la Casa del Lago Juan José Arreola, en la primera sección del Bosque de Chapultepec.