Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 23 de enero de 2011 Num: 829

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Los sueños
Alejandro Rosen

Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova

Mandela: libertad
y humanismo

Leandro Arellano

Manuel Ulacia,
poeta del tiempo

Raúl Olvera

Claude Lefort: la democracia, negación
del totalitarismo

Sergio Ortiz Leroux

Leer para escribir la vida
Luis Enrique Flores entrevista con Mónica Lavín

Leer

Columnas:
Señales en el camino
Marco Antonio Campos

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Miguel Ángel Quemain
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Talleres, la dramaturgia proliferante

El pasado 15 de enero se inició el Tercer Ciclo de Lecturas Dramatizadas del taller de teatro de Estela Leñero en el Foro Shakespeare, que concluirá el 19 de febrero. La dramaturga continúa con su taller una tradición que cambió y enriqueció la dramaturgia de la segunda mitad del siglo XX y que permanece en esta década del nuevo siglo con características que entonces eran sólo un anuncio de lo que depararía esa conjunción entre la escena y el texto. Ahí están las gratitudes en fila hacia los talleres imprescindibles de Leñero, Carballido y Argüelles como paradigmas de la independencia y la creación artística que dio un nuevo rostro a nuestra dramaturgia.

Valdría la pena que este encuentro de talentos y nuevas perspectivas teatrales sea visitado por otros dramaturgos, directores y actores, ya que está dirigido a ellos y no sólo a un público interesado en el devenir dramatúrgico. En este Tercer Ciclo se encontrará un proceso creador cuyos resultados se aprecian en varios niveles: a su escritura está sumado el pensamiento escénico, el literario que indaga sobre lo humano esencial, a partir, si se quiere, de la idea de conflicto como producción de sentido, y la lúcida, lúdica exploración de ideas escénicas del dramaturgo que se inmiscuye en la propia propuesta de dirección para su texto. Digo esto porque las ofertas literarias y textuales de los directores son otra historia.


Estela Leñero

La valía de este esfuerzo, además de presentar las obras del tercer ciclo, consiste en llevar al papel los resultados de los dos ciclos anteriores y editarlos en complicidad con la Universidad Autónoma de Nuevo León, que en los últimos años ha descollado por su pluralidad y su amplitud de miras en el horizonte editorial nacional y no sólo universitario. El otro coeditor es Libros de Godot, que  dirigen los cuidadosos y sabios editores Guillermo Palma y Maricela de la Torre. Los tres volúmenes que se presentarán el 26 de febrero a las 13:30 horas en el Foro Shakespeare contienen dieciséis obras de teatro que son resultado de los talleres de dramaturgia de Leñero de 2006 a 2009.

Sin embargo, con todo y que los resultados de más de cuatro años de trabajo están a la vista, todavía la enseñanza oficial de la dramaturgia está en ciernes a pesar de que algunas universidades, así como la propia escuela de escritores de Sogem, la han incorporado como una materia obligada.

Todavía hace unos años, y lo dice la propia escritora, una generación de dramaturgos nacidos en los años cincuenta se sentían orgullosos de su autodidactismo, aunque habían “picado” aquí y allá en talleres de prestigio que no los satisfacían. Pero si bien el autodidactismo, que se aplica a tareas operativas, tiene un grado de creatividad y obedece a una tradición que se asemeja al modo en que un niño se deja llevar de la mano por el maestro, en el teatro el proceso creador suele conducir al dramaturgo por unos rieles que hacen del escenario y el taller los terrenos propicios del aprendizaje.

La dramaturgia, insisto, es un “oficio” que requiere de un acompañamiento en muchos sentidos: la crítica del colega, la sabiduría (aunque se desoigan sus prescripciones) del maestro y la confrontación con el aliento actoral que da vida a los personajes, aunque sólo sea en una lectura ante un atril que permitirá escuchar su respiración, su tono, su ritmo.

Las obras que presenta tienen varios niveles de lectura. Uno es el propio del texto que fluye en la primer lectura, cercana o distante del presente actual, pero con una forma de actualidad que elaboran los personajes al relacionarse, conversar y crear grandes síntesis de acontecimientos que modifican sus vidas transformando o dejando que transformen sus propias existencias; en otro nivel fluye el espectáculo poético de lo escénico, una palabra que habita el espacio sin estar todavía encarnada, es la pura palabra la que tropieza, fluye o corta los espacios físicos del teatro.

Nuevos artistas, dramaturgos, que son capaces de pensar el texto como directores de una escena donde el andamiaje técnico se considera palabra a palabra y donde también se vislumbra un estilo actoral al tiempo que se da cuenta de la piel del personaje para que sea encarnado por un tipo específico de actor. Este trabajo nos invita a ver de cerca un proceso que vale la pena entender desde la cocina de la creación escénica. Todos los sábados que quedan de enero y febrero en el Foro Shakespeare; consulte la cartelera.