Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 16 de enero de 2011 Num: 828

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La ley de la vejez
ALFREDO FRESSIA

La obra de João Guimaraes Rosa
RAÚL OLVERA MIJARES

Las enseñanzas de
Don Terry

FABRIZIO ANDREELLA

Antonio Gamoneda, creación y liberación
JOSÉ ÁNGEL LEYVA entrevista con ANTONIO GAMONEDA

Un tren sobre la tierra
ANTONIO GAMONEDA

La memoria infinita
de Manuel Puig

ARACELI RODRÍGUEZ LÓPEZ

Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Naief Yehya
[email protected]

Wikileaks y sus consecuencias inmediatas

TERCERA GUERRA MUNDIAL VS. SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Independientemente de todas la revelaciones del reciente cablegate de Wikileaks, es fundamental reconocer en este acto el fin de una era de secretos. La tecnología ha impuesto nuevos paradigmas que han sacudido las nociones de seguridad y las certezas del control de la información que tienen los Estados. Los gobiernos dependen de su autoridad para manipular la información que hace posible presentar determinadas percepciones de la realidad, el caso de Wikileaks marca que hemos entrado en una fase en que los Estados tendrán que reinventarse. La tarde del domingo 28 de noviembre, el gobierno más poderoso del planeta demostró su impotencia para detener o inhabilitar a Wikileaks. Violando las leyes internacionales, desataron una ofensiva con el rudimentario (pero efectivo) ataque del Denial of Service (DoS) o rechazo de servicio (que equivale a saturar un servidor con millones de solicitudes de atención). La estrategia fracasó en buena medida porque es una forma anacrónica de combatir en este tiempo. El DoS sumado a las continuas metáforas bélicas con las que los representantes de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el de Justicia se referían a la filtración, exhibió que, mientras Wikileaks peleaba con tecnología e ideas de la era de la información, el gobierno de eu intentaba defenderse con la mentalidad de la segunda guerra mundial.

PERSECUCIÓN DE UN NO-CRIMEN

La Casa Blanca amenazó con que lanzaría una investigación criminal contra alguien que no había cometido crimen alguno. Peter King, el nuevo presidente del comité de seguridad de la Casa de Representantes, llamó a que se declarara a Wikileaks como organización terrorista extranjera, en la misma categoría que Al Qaeda. Esto es imposible e ilegal, ya que dicha clasificación sólo puede atribuirse a organizaciones que emplean métodos violentos en contra de EU. No pasó mucho tiempo para que docenas de comentaristas y políticos lanzaran llamados (esos sí criminales) para que Assange fuera asesinado.  Mientras, el gobierno de Obama, que ha sido más rabioso que el de Bush para perseguir filtraciones, prepara un gran jurado para acusarlo de algo que aún no puede definir.

LA VERGÜENZA DE LOS MEDIOS

Esta filtración demostró también que los medios masivos de comunicación no saben operar en la nueva mediósfera. Algunos optaron por celebrar a Wikileaks, otros prefirieron guardar silencio, pero unos más reaccionaron de manera esquizofrénica, como CNN, que anunciaba que no había nada nuevo en esta filtración, pero al mismo tiempo pedía castigos ejemplares contra Wikileaks. Es absolutamente claro, como escribe Manuel Castells, que “los ataques contra Wikileaks no cuestionan su veracidad, sino que critican el hecho de su difusión, so pretexto de que ponen en peligro la seguridad de las tropas y ciudadanos”. Wikileaks ha cometido errores en el pasado al exponer fuentes en lugares peligrosos. Ese no es el caso ahora; en cambio, revelaciones como éstas son las que permiten que una sociedad abierta pueda seguirlo siendo al otorgar a los ciudadanos las herramientas necesarias para exigir que sus gobiernos se responsabilicen de sus actos.

EL TERCER PODER = LA QUINTA COLUMNA

Estas filtraciones han expuesto el miedo, la hipocresía y la complicidad de algunos medios de comunicación que han tratado de poner en entredicho los motivos de los filtradores, que han intentado desprestigiar el trabajo de quienes arriesgan la libertad y la vida para denunciar, al exponer con sus propias palabras (no con simples conjeturas y prejuicios) y acciones a los responsables de los principales crímenes de Estado recientes. Era de esperar que los portavoces y representantes de las facciones más reaccionarias de la sociedad pedirían la cabeza de Assange; no podía esperarse otra cosa de quienes defienden las formas más primitivas de la autoridad, pero cuando reporteros o analistas con un presunto compromiso con la verdad y la democracia, gente que usualmente respeto y admiro, argumenta que difundir la verdad es irrelevante, peligroso o injustificado, me avergüenzo de esta profesión y no puedo dejar de pensar en las voces de la prensa que fueron cómplices o que permanecieron silenciosas y sumisas bajo Franco, Pinochet, Ceaucescu, Videla y tantos etcéteras más.