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Ted Williams vivió durante años como indigente; ahora es mercancía de los medios de EU

Ex locutor caído en desgracia se volvió celebridad por un video

En los años 80 luego de su prometedora carrera como diyéi y con una gran voz se dejó llevar por los peligros de la pequeña fama

Hoy tiene ofertas de Los Cavaliers, de la NFL Films y MTV, entre otros

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Tengo una voz dada por Dios. Soy un ex locutor que ha caído en tiempos difíciles. ¡Por favor! Cualquier ayuda será enormemente apreciada. Gracias y que Dios los bendiga, es lo que se lee en el pequeño cartel que lleva Ted Williams en las manos. La imagen fue captada en la entrada de una autopista de Columbus, Ohio, hace unas semanas, en un esfuerzo por conseguir empleoFoto Ap
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Durante el progama Morning Zoo, en una radiodifusora de ese estadoFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Lunes 10 de enero de 2011, p. a12

Ted Williams nació con el don de una voz de oro. Luego la suerte le volvió la espalda. O, como rezaba el cartel que solía mostrar en la rampa de una carretera en Columbus, Ohio: Soy un ex anunciador de radio caído en la adversidad. ¡Por favor, se agradecerá cualquier ayuda!

Durante años Williams vivió de las monedas que le regalaban los automovilistas. Dormía en una tienda sobre un trozo de tierra yerma. Según registros del tribunal local, que visitaba en ocasiones, su domicilio era: Las calles de Columbus. Pero esta semana su suerte cambió.

El lunes, un video de 98 segundos de Williams, grabado por Doral Chenoweth, reportero de un periódico local, fue subido a YouTube. En él describió su vida y su época en una forma notable por una sola cosa: su voz. Pese a su desgarbada apariencia, Williams había conservado el más cálido tono de barítono, todavía rico como la mantequilla después de tantos años.

En unos cuantos días el video fue observado por más de 12 millones de personas. En un suceso típico de Estados Unidos, Williams se convirtió en una celebridad; le ofrecieron casas, empleos y contratos de anunciante, y entró en muchos noticieros, por lo regular precedido de las palabras “y por último…”

La semana pasada, el ex diyéi de 53 años se encontró en un estudio de televisión de Nueva York, donde sus profundos tonos vocales dieron la bienvenida a los televidentes de la NBC al programa Today. Con ropa elegante y bien rasurado, realizó luego una serie de apariciones en medios, hizo algunos trabajos comerciales y, frente a una multitud de periodistas, tuvo una conmovedora reunión con su madre, Julia, de 90 años de edad.

Si se necesita una prueba de que en este país la vida puede cambiar de la noche a la mañana, basta mirar a Ted Williams, comentó Matt Lauer, anfitrión del programa Today. Todo el mundo merece una segunda oportunidad, añadió su compañera de emisión, Meredith Vieira. Radiante, Williams describió las 48 horas anteriores como asombrosas.

Luego de atildarse y sacudir la conciencia de la nación, Ted es ahora una mercancía codiciada. Los Cavaliers de Cleveland, uno de los mayores equipos de baloncesto del país, le han ofrecido un contrato de dos años como anunciador en el estadio. NFL Films, que produce documentales de futbol americano, lo quiere como voz oficial. También MTV y ESPN llaman a su puerta.

“No sé cuál escoger –dijo en Today–. Tener todo esto de pronto… es difícil de procesar.” A todos les encanta un cuento de salvación. Así que la historia del indigente de las cuerdas vocales de oro, como lo describió un noticiero nacional, ha levantado el ánimo de un país afligido por la recesión, ahora que vuelve a la brega después de las fiestas decembrinas. Pero no todos aplauden la fama instantánea de Ted.

Para los críticos, su meliflua historia constituye un ejemplo pertinente de la propaganda del sueño americano, en la que los medios utilizan un cuento de hadas para tapar las grietas en el tejido de una sociedad con pocas redes de seguridad y un abismo cada vez mayor entre pobres y ricos.

Tampoco hay garantía para Williams de que la vida le sonreirá para siempre. Ya los reporteros han comenzado a indagar en sus antecedentes y han descubierto una deplorable tendencia a apretar el botón de autodestrucción.

Nacido en una familia acomodada de Brooklyn, tuvo una prometedora carrera en la radio en la década de 1980 como diyéi de un programa matutino en Columbus, donde usaba el apodo The Teddy Bear. Pero los peligros de la pequeña fama –bebida, drogas, mujeres de cascos ligeros– cayeron sobre él, y en 1996 su matrimonio se desintegró.

Williams relata que pronto comenzó a beber alcohol en exceso. Se volvió adicto a la mariguana y el crack, y perdió interés por el trabajo. Pese a los esfuerzos de sus nueve hijos, acabó en la calle.

En el video que lo lanzó a la fama, afirma que se ha alejado de las drogas y busca recomponer su vida. El alcohol, las drogas y otras cosas se volvieron parte de mi vida, pero llevo dos años sin nada de eso y estoy tratando de desandar el camino.

Sin embargo, esta afirmación se ha puesto en duda. Registros legales muestran un historial criminal de por lo menos 20 años, con arrestos por robo, asalto, falsificación y posesión de drogas. Aunque dice que lleva limpio dos años, su roce más reciente con la ley fue en mayo pasado, cuando la policía lo detuvo bajo la sospecha de que regenteaba a dos prostitutas.

Por ahora, sin embargo, Williams tiene control de su destino. Eso permite, por lo menos, que el país tenga una buena historia lacrimógena. Disculpen, me estoy poniendo un poco emocional, declaró en el Early Show de la CBS, limpiándose una lágrima cuando le preguntaron por su inminente reunión familiar.

No he visto a mi mamá en mucho tiempo. Una de mis mayores plegarias era que ella viviera lo suficiente para verme rehabilitado. Creó que Dios me la conservó y me dejó mi voz para que pudiera tener una segunda oportunidad.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya