Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 9 de enero de 2011 Num: 827

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Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La última interacción
WERNER CLAUDIO COLOMBANI

Kuro
NANA ISAÍA

Quinientos pesos de multa
BEATRIZ GUTIÉRREZ MUELLER

Cinco poetas de Morelos

Zygmunt Bauman, un transeúnte irlandés
MACIEK WISNIEWSKY entrevista con ZYGMUNT BAUMAN

La vida en tiempo prestado
MACIEK WISNIEWSKY

Guía de navieros
MAURICIO QUINTERO

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Manuel Stephens

El retiro

Terminó 2010 y con él quedarán en la memoria dos vidas dedicadas a la danza: Sandra Bárcenas y Raúl Fernández, primeros bailarines de la Compañía Nacional de Danza, se retiraron de los escenarios –la decisión más difícil que eventualmente tienen que tomar los bailarines. El ballet Onegin, basado en la novela en verso Eugène Onegin de Alexander Pushkin, con coreografía de John Cranko y música de Piotr Ilich Tchaikovsky, fue con el que estos espléndidos bailarines cerraron el telón tras una notable trayectoria como intérpretes. A continuación, una breve entrevista con ambos artistas:

¿Por qué deciden retirarse?

Raúl Fernández (RF): Es algo que desde siempre supe que tenía que pasar, es parte de esta carrera. El diario desgaste físico del bailarín es inevitable y el cuerpo resiente y acumula lesiones. Aunque no es precisamente una lesión la que me llevó a tomar esta decisión, también hay que pensar que necesitamos estar sanos después de dejar de bailar. El retiro es simplemente el cierre de un ciclo muy importante de mi vida y quise que se diera cuando estoy en mis mejores condiciones como bailarín.

Sandra Bárcenas (SB): El cuerpo experimenta desgastes que son normales después de tantos años de bailar y nos cobra facturas. Desde hace ya varios años, tengo una artrosis a la altura del empeine izquierdo (el pie fuerte de una bailarina clásica puesto que en su mayoría los pas de deux [duetos] se apoyan en éste) y cuando tengo mayor carga de trabajo casi me es imposible bailar, si no fuera por medicamentos que alivian el dolor. Sin embargo, no sólo eso me llevo a tomar esta decisión: pensé en mis hijos y en el tener fuerza física y ánimo para poder emprender cualquier otra cosa que se me presente en este nuevo camino que inicio. Lo que hice en esta carrera ya lo viví, disfruté, e incluso padecí. Simplemente lo bailé y estoy satisfecha por lo logrado. 

¿Ustedes escogieron Onegin como el ballet indicado para la despedida?

RF: Sí, fue elección nuestra bailarlo. Onegin es un ballet que desde siempre nos gustó. Es una obra que nos da la oportunidad de contar su historia tanto técnica como interpretativamente; es una obra muy completa coreográfica y musicalmente, que además cuenta con una producción espectacular. Para nosotros fue el ideal.

Como primeras figuras de la danza clásica nacional, ¿cuál es la sensación de dejar los escenarios?

RF: Es una sensación extraña. A unos días de la función de despedida de pronto me di cuenta realmente de que no volveré a estar en un escenario, al menos como bailarín de la Compañía Nacional de Danza, que el rito de preparación para subir al escenario que tantas veces llevé a cabo terminó. Todo esto deja una sensación de nostalgia, tristeza, pérdida, la cual ruego pase pronto.


Fotos: Guillermo Galindo

SB: Definitivamente es un duelo. Son todas las emociones encontradas, es como una película que pasa a toda velocidad y de repente, ya en el Palacio de Bellas Artes dando las últimas gracias, se produce una especie de viaje en el tiempo. Es como tener una cruda de emociones.

¿Qué viene para ustedes, cuáles son sus planes?

RF: Seguir en el medio de la danza: dando clases, llevando ensayos, reponiendo obras. Creo que uno no debe quedarse con toda la experiencia y el conocimiento que se ha adquirido a lo largo de una carrera de tantos años.

SB: Afortunadamente he tenido la oportunidad de conocerme como maestra y descubrir que es otra cosa que me enamora: sentir que puedo transmitir todo lo aprendido. Son momentos de cambio e incertidumbre, y estoy abierta a lo que pueda presentarse.

¿Cuál es su perspectiva de la danza clásica en México?

RF: Me parece que en los últimos años esta disciplina ha tomado más fuerza. Mucha gente, gracias a sus esfuerzos y con recursos propios, ha logrado capturar la atención y el interés por la danza clásica, principalmente entre los niños, quienes cada vez están siendo mejor preparados, con lo que se les da la oportunidad de desarrollarse profesionalmente en México y en otros países.

SB: Es sorprendente ver cuántas personas adultas y niños se mueven en esta disciplina. La demanda es cada vez mayor, por lo que existe la necesidad de que se funden nuevas compañías, pues la cantidad de bailarines con nivel y necesidades profesionales es cada vez mayor.

El bailarín es un atleta (“de Dios”, como lo dijo Martha Graham) y no puede despojársele de su identidad como tal. Sandra Bárcenas y Raúl Fernández siempre seguirán siendo primeros bailarines y un modelo a seguir en la danza clásica.