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Ni rastro de Fernández de Cevallos

Es como si el patrón ni hubiera existido: peón
Corresponsal y reportero
Periódico La Jornada
Lunes 13 de diciembre de 2010, p. 16

A siete meses del secuestro del ex senador Diego Fernández de Cevallos, en su rancho La Cabaña y en la población de San Clemente cercana a la propiedad, la desaparición del político no ha alterado en nada las actividades. Es como si hubieran arrancado un árbol y no quedó ni seña, consideró uno de los peones que se encargan del cuidado de los cultivos de alfalfa en la finca del panista.

En tanto, la Procuraduría General de la República (PGR) –autoridad a cargo del caso desde el 21 de mayo, siete días después del plagio– mantiene detenidas las investigaciones y oficialmente no tiene información de las negociaciones realizadas por la familia del político ni de pago alguno realizado a los secuestradores.

Solamente grupos de militares rastrean, desde hace varias semanas en los estados del centro del país, alguna huella del litigante panista, toda vez que en el Gabinete de Seguridad Nacional subsisten versiones que señalan que Fernández de Cevallos fue abandonado por sus captores y que cesó la comunicación entre la familia y la banda que secuestró al ex candidato a la Presidencia de la República en 1994, indicaron funcionarios del gobierno federal.

A siete meses del plagio de Fernández de Cevallos, en la PGR quedaron peritajes sin concluir, y supuestamente los representantes de la familia, por conducto del ex procurador Antonio Lozano Gracia, habían continuado algunas pesquisas.

La familia del panista ha mantenido el silencio y durante todo este periodo no ha dado ninguna información.

En el rancho La Cabaña, ubicado en el municipio de Pedro Escobedo, continúan la cosecha y comercialización de alfalfa que realizan seis peones, de lunes a sábado.

El riego mecánico continúa, ya que las tuberías son visibles aun a la distancia. Los trabajadores cortan la leguminosa cada mes y la preparan para su traslado a distintas partes del país.

Un trabajador aceptó charlar con La Jornada, y explicó que los hijos de Fernández de Cevallos acuden esporádicamente a La Cabaña, donde fue secuestrado el político panista la noche del 14 de mayo.

El inmueble parece deshabitado, sólo los seis trabajadores que están a cargo de la cosecha de alfalfa rompen la quietud.

El empleado, quien solicitó no revelar su nombre, informó que las actividades agrícolas continúan con normalidad y en la localidad tampoco saben nada del ex senador porque sus familiares nada han querido mencionar. Es como si el patrón ni hubiera existido.

Cuando los trabajadores agrícolas terminan sus labores y salen, sólo queda en el rancho un velador, quien coloca una malla ciclónica en el acceso principal para evitar que personas ajenas intenten ingresar sin autorización.

La Cabaña parece una propiedad de puertas abiertas, pues en dos de sus accesos ni siquiera hay malla. En otra de las entradas hay una cadena a ras del suelo, y en otro acceso, ubicado a un costado del camino que conduce al pueblo de San Clemente, la malla se amarra con mecates.

A consideración del empleado que aceptó ser entrevistado, la familia de Diego Fernández paga más o menos, y aseguró que sus patrones son buenas gentes. Pagan puntual.

Habitantes de San Clemente, que cuenta con 5 mil habitamntes y se ubica a escasos metros de La Cabaña, dijeron que no extrañan a Diego Fernández, pues nunca tuvieron contacto con él ni dio apoyo a la localidad. Sólo vio que se hiciera la carretera que comunica a su rancho, expuso una mujer.