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Su obra, con mensajes de contenido, indica

Murales de Orozco, como caricaturas, destaca El Fisgón
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de noviembre de 2010, p. a14

La incursión de José Clemente Orozco en la caricatura marcó al artista de por vida, expresó el monero Rafael Barajas El Fisgón al participar en la mesa redonda sobre Orozco, pintura y verdad, exposición que se exhibe en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico).

Cuando trabajó en la caricatura, Orozco “aprendió a hacer una obra gráfica llena de mensajes de contenido sintético. De hecho, muchos de sus mejores murales son caricaturas: El juicio final, Los aristócratas, Acechanzas o el muladar de los símbolos de San Ildefonso”, aseguró El Fisgón, quien no pudo acudir personalmente a la mesa, pero cuya ponencia, José Clemente Orozco, caricaturista antimaderista, fue leída por el moderador Luis Carlos Emerich.

En la tradición periodística mexicana, las publicaciones más eficaces para destruir un prestigio personal son las revistas de caricaturas, y durante el gobierno de Francisco I. Madero se publicaron más revistas satíricas que nunca, señaló Barajas. Sus editores, además de artistas gráficos experimentados, “reclutan a jóvenes talentosos que estudian en la Academia de San Carlos –como Ernesto García Cabral o José Clemente Orozco.”

Continuó: “En diferentes momentos, algunos de los caricaturistas que se burlan de Madero entre 1911 y 1913 tratan de explicar su actitud. En su autobiografía, Orozco les endosa a los redactores de El Ahuizote buena parte de la intención editorial de sus caricaturas antimaderistas, explica su paso por la revista como un accidente y justifica su posición como un acto de libertad artística”.

Para El Fisgón, las caricaturas que le hace Orozco a Madero no son propias de un amanuense y acusan una pasión política muy auténtica. En El Ahuizote, el muralista retrata a Madero como “un tirano chaparro que sangra a la República o como el vomitivo de la Patria. Estas caricaturas causan impacto en el público y, con frecuencia, son desplegadas en los puestos de revistas.

“Mientras la gran mayoría de sus colegas se inspiran en los estilos elegantes y refinados del art-nouveau o modernismo, Orozco adopta una línea agresiva, de corte expresionista y trazos sucios, que está en total sintonía con la violencia del mensaje: en sus imágenes abundan bacinicas, prostitutas, basura, seres deformes.”

La crítica de arte Teresa del Conde, quien acaba de recibir el Premio Universidad Nacional 2010 en el rubro de investigación en artes, retomó una frase de Orozco, también citada por Barajas, que dice: Los artistas no tienen, ni han tenido, convicciones políticas de ninguna clase. Y los que creen tenerlas no son artistas, de la que discrepó.

Respecto a la exposición, Del Conde reparó en los dibujos: Estas acuarelas, temples y dibujos a línea, algunos, están entre lo mejor que dio la primera mitad del siglo XX en materia de obra sobre papel a nivel internacional, no sólo mexicano.

También hizo hincapié en su actividad retratística: Calibrar el Orozco retratista sería tema para un volumen completo, para una buena tesis de doctorado.

En otro orden de ideas, se refirió a la continua preocupación de Orozco para que la pintura se vaya correspondiendo a la pauta que la arquitectura maneja. Al ver las composiciones no puede menos que recordar el influjo que este tipo de composiciones ejercieron en la fotografía, el cine y la pasajística mexicana posterior.

Sobre los frescos que Orozco terminó en 1944 en el Hospital de Jesús, dijo que las escenas son pródigas en elementos alusivos al imperialismo, a la anarquía, el tolitarismo y la complicidad elesiástica, pero no sería posible extraer de allí datos acerca del sentir de Orozco sobre las potencias, aunque sí ver que es antibélico, antibarbárico y escéptico.