Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 21 de noviembre de 2010 Num: 820

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Dos poetas

Sonoridades celestes
NORMA ÁVILA

Kazuo Ishiguro: el encanto de la intimidad
JORGE GUDIÑO

Las dificultades del héroe
GERARDO MENDIVE

Representaciones de la Revolución Mexicana
JOSÉ LUIS ORTEGA

Insomnio americano
EDITH VILLANUEVA SILES

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Germaine Gómez Haro

Los olmecas en Los Ángeles

A lo largo de las principales avenidas de Los Ángeles, California, cuelgan grandes pendones promocionales de la recién inaugurada exposición que está causando sensación en la ciudad. Aparece en primer plano la imagen de una portentosa cabeza colosal tallada en piedra: se trata de la magna exposición Olmeca: obras maestras colosales del México antiguo que se presenta como parte de los eventos inaugurales del Pabellón Resnick del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA). La exposición organizada por el INAH forma parte de las celebraciones del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, y viajará en enero al Museo de Bellas Artes de San Francisco.

Considerado el museo más grande e importante del oeste de Estados Unidos, el LACMA posee una extensa y multivariada colección de arte internacional de todos los períodos, en la que destaca su acervo de pintura moderna y contemporánea latinoamericana e incluye un pequeño pero nutrido corpus de piezas prehispánicas y coloniales. No es de extrañar que para el evento inaugural de este importante proyecto de expansión del museo se haya pensado en una muestra de arte precolombino, dada la vocación de esta institución y la existencia de una comunidad latina tan abundante en esa ciudad. Se trata de la muestra más grande de arte olmeca que se ha realizado en Estados Unidos, integrada por 120 piezas que cobran una presencia majestuosa en la impresionante estructura diseñada por el arquitecto italiano Renzo Piano (Premio Pritzker 1998), quien ha destacado en el rubro del diseño arquitectónico de museos y espacios culturales. Su primer gran proyecto en este género fue el Centro Pompidou en París, una obra audaz y emblemática que en su momento marcó un hito en la arquitectura moderna europea. También son de su autoría el Museo de la Colección Menil en Houston, la Fundación Beyeler en Basilea, la finísima intervención arquitectónica en la Morgan Library de Nueva York y el nuevo edificio del Museo Whitney en la misma ciudad previsto para 2012. El monumental galerón del Pabellón Resnick cuenta con un área de 4 mil 200 m2 en un solo nivel bañada con luz natural, lo que lo convierte en el espacio de exhibición de planta libre más grande del mundo.

Dos cabezas colosales que alcanzan casi los 2 metros de altura reciben fastuosamente al visitante. Estas imponentes esculturas, que dejan sin habla a los espectadores, son originarias de la zona arqueológica de San Lorenzo en Veracruz, y pertenecen al Museo de Antropología de Xalapa. El público se detiene arrobado ante estos enigmáticos rostros que a un tiempo atraen y repelen por esa fuerza expresiva que representa la monumental belleza de lo monstruoso. La muestra se complementa con una selección de objetos nunca antes exhibidos y otras importantes esculturas en piedra, entre ellas la hermosísima Estela 1 de La Venta, también llamada Mujer joven, una de las pocas obras olmecas de representación femenina. Hay otras esculturas de grandes dimensiones, como El príncipe y los Gemelos de El Azuzul, y como dato técnico se informa que el peso de esta serie de piezas de gran formato alcanza las 30 toneladas, por lo que fue necesario reforzar con puntales de metal el área que las soporta. Se trata de una exhibición ambiciosa y espectacular que da gusto que sea admirada por los miles de espectadores que visitan este museo.

La sala donde se exhibe la colección de arte antiguo de América en el edificio original del LACMA también ha sido renovada recientemente, pero en un espíritu totalmente contrario al del arquitecto italiano. En contraste con la austeridad formal del espacio arquitectónico de Renzo Piano y la elegante museografía minimalista de la exposición olmeca, la sala de arte prehispánico fue intervenida por el artista cubano-estadunidense Jorge Pardo en un lenguaje que, para quien esto escribe, resulta totalmente incomprensible. Las vitrinas de exhibición de las figuras precolombinas semejan una suerte de cavernas postmodernas construidas con base en tiras de madera ondulantes que acaparan la atención del visitante y anulan totalmente la presencia de las piezas que resguardan: un diseño “hip-urbano”, decía una nota periodística sobre este trabajo que me dejó perpleja. Desde mi perspectiva, un diseño museográfico de tal exuberancia es una aberración total que pone de manifiesto el ego del artista que intenta competir con la obra exhibida en vez de exaltarla. La exposición Olmecas en el pulcro y elegante espacio de Piano invita a la contemplación, mientras que la sala prehispánica intervenida por Pardo evoca el caos. Dos caras de la misma moneda.