Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 21 de noviembre de 2010 Num: 820

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Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Dos poetas

Sonoridades celestes
NORMA ÁVILA

Kazuo Ishiguro: el encanto de la intimidad
JORGE GUDIÑO

Las dificultades del héroe
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JOSÉ LUIS ORTEGA

Insomnio americano
EDITH VILLANUEVA SILES

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Columnas:
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ORLANDO ORTIZ

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Faithless vs. Massive Attack

Ambos son proyectos ingleses. Ambos apuestan por las virtudes hipnóticas de la electrónica combinada con el rock y el pop. Cenit contra nadir, ambos conjugan las premisas finiseculares que les dieron origen y las sintetizan sabiamente con lo cosechado en la década que termina. Confirmando un cosmopolitismo sonoro que vio en octubre la mayor dimensión de que tengamos memoria, ambos dieron conciertos en México a principios de este mes y nos hicieron reflexionar sobre los caminos que andaremos durante los próximos años, en esa cómoda y deseable frontera que supera lo alternativo, lo underground, pero que no llega al top del mainstream ni se entrega a lo más superficial de las pistas de baile. Faithless contra Massive Attack. Colectividad contra introspección, unidad contra individualismo, brevedad contra longitud, color contra oscuridad… Eso sí: ambas contra la represión y siempre a favor de la libertad y el pensamiento creativo.

Situémonos afuera del Vive Cuervo Salón, el 8 de noviembre. La gente aguarda soportando el frío y los bocinazos. Entre puestos pirata, revendedores poco juiciosos y policías que rondan las mordidas de ambos gremios, el concierto se retrasa dos horas cortesía de las Sesiones con Alejandro Franco, programa que alcanza sus objetivos imponiéndose contra la más elemental lógica de producción que dicta no montar un set televisivo antes de un concierto si no sabes cómo hacerlo. Desde adentro se escuchan los silbidos y gritos congelados de quienes casi llenarán el recinto para dar la bienvenida al debut de Maxi Jazz, Sister Blis y Rollo, líderes de un conjunto en el que suenan bajo, guitarra, batería, percusiones, teclados, programaciones y coros.

Cuando finalmente da inicio el concierto, los problemas de audio son evidentes. La batería suena mal integrada a la masa en que se ahoga el inteligible bajo. Los coros se pierden en la inmensidad de los teclados y la guitarra no termina de presentar su forma. Poco a poco, empero, el carisma y la calidad del conjunto revierten la situación. La presencia de Maxi Jazz domina los músculos oculares. Está conmovido por el recibimiento y lo expresa improvisando un hip hop o alterando la letra de alguna pieza. “No hemos tenido un recibimiento así en meses, lleven este cariño cuando salgan de aquí, compártanlo con toda la ciudad”, dice cuando recibe una bandera doble de Inglaterra y México.


Faithless y Massive Attack

Al son de “We Come One” y a diferencia de Massive Attack, Faithless propone la Unidad como vehículo para la catarsis del baile social (no es gratuito que su nuevo disco se llame The Dance), como condición para el cambio personal y político. “La información es un arma de destrucción masiva”, reza una de sus letras. Banda brillante y poderosa, contra corriente supo mostrar la estatura que la ha llevado a cerrar festivales como el Glastonbury, haciendo suponer que quince años de trayectoria son pocos para tal creatividad.

Caso contrario es el de Massive Attack. Ellos llevan veintitrés años juntos. A diferencia de Faithless su tierra natal es Bristol y no Londres. Es posible que ahí radique la primera distinción en términos de cómo conciben el sonido y cómo intentan que reaccione el cuerpo de quien los escucha. Su aproximación a la guitarra es mucho más rockera, aun y cuando en sus inicios hayan apostado por el hip hop. Así, el movimiento de cada espectador es asincrónico y piel adentro. Contribuye al ritual un volumen que sobrepasa por mucho al de un concierto “normal”, y como afortunadamente sus ingenieros de audio son excepcionales, el resultado es aplastante. Vibra la ropa, vibran los huesos y los órganos. El sonido inocula y se vuelve parte de la sangre. Así lo vivió el Teatro Metropólitan el martes 9, en la primera de dos funciones llenas tras haber triunfado en el Auditorio Nacional a inicios de este mismo año.

Robert “3D” del Naja, Grant “Daddy G” Marshall y Andrew “Mushroom” Vowles son los creadores de este colectivo que no duda en invitar a numerosos cantantes y músicos notables desde sus inicios, cuando Tricky formaba parte de sus filas. Ello los ha hecho eclécticos, caprichosos y admirados por artistas variopintos. De Madonna a David Bowie y de ellos a Portishead, todos parecen soñar y coquetear de vez en cuando con las atmósferas y la calma de Massive Attack. Show bien organizado, el aperitivo a cargo de la abridora Martina Topley Bird fue un acierto, pues un buen músico solo sí es capaz de mostrar que, a partir de algunos juguetes y efectos simples, se pueden emparentar los ritmos más primitivos y elementales con la sofisticación más contemporánea. Como siempre, sólo hace falta imaginación.