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Demanda desde la UNAM un nuevo proyecto nacional mediante reformas de fondo

Sin justicia social, los objetivos de la Revolución siguen vigentes: José Narro

Llama el rector a los dirigentes a construir una nación de equidad, solidaridad y justicia

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El rector de la UNAM, José Narro Robles, durante la ceremonia conmemorativa del centenario de la Revolución, en el auditorio Alfonso Caso de la máxima casa de estudiosFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de noviembre de 2010, p. 11

Mientras en México existan pobreza y desigualdad y la justicia social no se haya alcanzado, los ideales de la Revolución seguirán vigentes, aseguró el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles.

Durante la ceremonia conmemorativa que organizó la casa de estudios por el centenario del inicio de la Revolución, Narro exhortó a los dirigentes del país a dar un gran salto para dejar de ser una nación desigual y conducirla hacia la equidad, la solidaridad y la justicia.

Subrayó que, pese a que en algunos sectores abunden los empecinados en seguir una ruta que conduce al mismo sitio, es tiempo de emprender un nuevo proyecto nacional mediante reformas de fondo.

Tenemos que dar un gran salto para dejar de ser una nación desigual y transformarnos en una más equitativa, en la que prevalezcan la solidaridad y la justicia. Los derechos sociales para todos los mexicanos son, hoy por hoy, una condición básica para avanzar hacia el país democrático, próspero y equitativo que todos queremos. Pero no basta con que dichos derechos existan en nuestras leyes: se requiere que cristalicen, que sean una realidad para todos; requerimos que sean jurídicamente exigibles.

El rector de la UNAM subrayó que es momento de reconocer que muchos de los problemas de México no podrán ser resueltos si no se llevan a efecto reformas de fondo, sin que se imagine un rumbo distinto y sin que se trace un nuevo proyecto nacional.

La lucha armada inició cuando los reclamos democráticos de Francisco I. Madero coincidieron con la ausencia de espacios para la participación política, con la injusticia social que afectaba a los trabajadores del campo y la ciudad y con el descontento por la concentración de la riqueza. Todos estos elementos explican a plenitud la explosión de la lucha armada, afirmó.

A 100 años de distancia, la situación no es muy distinta. Se debe reconocer que la justicia social prometida es incompleta, por lo que forma parte de la deuda social no cubierta. Los programas emanados de los gobiernos de la Revolución, aunque trascendentes, no lograron disminuir la desigualdad que desde siempre caracteriza a la sociedad mexicana: seguimos padeciendo una vergonzosa falta de equidad en la distribución de la riqueza y rezagos sociales inaceptables.

La mitad de la población vive en condiciones de pobreza, la situación de los indígenas es oprobiosa, millones de jóvenes no estudian ni trabajan y en 2010 existen 5.8 millones de analfabetas (cifra muy similar a los 7.8 millones que había antes del inicio del movimiento armado).

Por ello, se requiere de nuevos enfoques que miren al país en el largo plazo y en el horizonte de los cambios que el mundo externo experimenta. Debemos ser creativos para pensar el futuro del país, para perfilarlo en los nuevos contextos mundiales. La agencia para el desarrollo de México en el siglo XXI involucra saldar deudas ancestrales, modificar esquemas agotados, poner al día a la nación en un contexto internacional incierto y anticipar el porvenir.