Editorial
Ver día anteriorSábado 6 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Vicente Rojo: obra imprescindible
E

l Colegio Nacional ofrece, a partir del próximo lunes, una exposición escultórica dedicada al pintor, escultor y grabador Vicente Rojo, quien es miembro de esa institución desde 1994. La ocasión da pie para reflexionar sobre la obra de un artista que ha trascendido el ámbito meramente plástico y se ha convertido en referente cultural del México contemporáneo.

Si hubiera que buscar un nombre para referir el desarrollo en la tradición del diseño gráfico en México, el de Vicente Rojo sería insoslayable. Llegado al país en 1949 para reunirse con su padre –exiliado político de la causa republicana española–, a la edad de 17 años, Rojo define de inmediato su vocación artística, primero en la escuela de artes plásticas La Esmeralda, luego bajo la tutela del diseñador Miguel Prieto –otro refugiado español– en la Oficina de Ediciones del Instituto Nacional de Bellas Artes y en el suplemento México en la cultura. Desde entonces, y a lo largo de más de medio siglo de actividad artística, Rojo ha forjado una obra vasta y extensa, que ha hecho escuela en generaciones posteriores de diseñadores y artistas plásticos y que en su momento fue calificada por el escritor Fernando Benítez de una verdadera renovación en las artes gráficas.

Pocos artistas pueden preciarse de tener una obra que, además de su calidad incuestionable, sea referente de la cultura visual de todo un país. La de Rojo ha podido ser apreciada no sólo en muestras y exposiciones museísticas, sino también en los libros de texto gratuitos, en suplementos culturales, libros de arte, portadas de volúmenes de todos los géneros literarios, logotipos, carteles y por supuesto, en publicaciones periódicas. En sus difíciles inicios, La Jornada se vio beneficiada por ese talento, toda vez que fue Vicente Rojo quien estuvo a cargo del diseño gráfico original del naciente proyecto informativo. El suyo, al igual que el de otros artistas como Rufino Tamayo y Francisco Toledo, fue un aporte decisivo y memorable para el arranque de esta casa editorial.

Otra faceta destacada de Rojo es la de incansable promotor de la industria editorial y la difusión cultural del país. Cabe destacar que en 1960, en un contexto político internacional marcado por sucesos de gran trascendencia e impacto –el triunfo de la Revolución Cubana es el más destacado–, Vicente Rojo fue el artífice, junto con José Azorín y los hermanos Neus, Jordi y Francisco Espresate, de la creación de Ediciones Era, casa editora independiente que, 50 años después, se ha erigido en referencia obligada en México y en todos los países de habla hispana.

En un contexto caracterizado por un manejo oficial frívolo, descuidado y mercantilista de la cultura, es reconfortante ver que el trabajo de artistas como Vicente Rojo es valorado y reconocido. Más aun: si es verdad, como ha sostenido el artista, que la cultura es el único antídoto contra la barbarie, la contemplación, la difusión y el análisis de su obra resultan, en la desgarradora circunstancia nacional presente, imprescindible.