El elevado número de comisiones ordinarias y especiales en el Senado, muchas creadas sólo para cubrir cuotas políticas entre bancadas, complica el trabajo en esa cámara del Congreso, y pese a que la mayoría de coordinadores coincide en que deben ser menos, porque 77 son demasiadas para 128 legisladores, no hay voluntad para hacerlo.

“Veo muy difícil que a algún senador en este momento se le diga: ‘la comisión que presides desaparece’. Es algo complicado de procesar”, comentó el coordinador de los senadores panistas, José González Morfín.

Son comisiones virtuales, según definió el perredista Arturo Núñez, ya que sesionan poco por las dificultades para reunir el quórum y los dictámenes se elaboran y se pasan luego a la firma de todos sus integrantes.

Es un problema añejo, pero fue muy evidente durante las recientes comparecencias de funcionarios para la glosa del Informe presidencial, ya que al habitual ausentismo de senadores se sumó que debían estar al mismo tiempo en dos o tres reuniones.

El caso extremo se dio durante la comparecencia del director general de Conacyt, Juan Carlos Romero Hicks, quien debió esperar más de una hora para reunirse al final con dos senadores, sólo uno de ellos integrante de la Comisión de Ciencia y Tecnología, que cuenta con cuatro legisladores, ya que es una de las más pequeñas.

En cambio, las de Puntos Constitucionales, Relaciones Exteriores, Seguridad Pública, Educación, Gobernación, Justicia, Hacienda, Agricultura y Energía, que son el soporte de las labores legislativas, tienen 15 miembros cada una.

Fue una falta de respeto al director de Conacyt y desafortunadamente no es la excepción, comentó el coordinador del PT, Ricardo Monreal.

Es necesario, agregó, bajar el número de comisiones (son 59 ordinarias y 18 bicamarales y especiales). Con el planteamiento coincidieron el priísta Francisco Arroyo y el perredista Ñúñez.

Los cambios tendrán que esperar

González Morfín dijo que está convencido de que se deben llevar a cabo ajustes, ya que con 128 senadores, por ningún motivo debería haber más de 24 comisiones. Sin embargo, resaltó, los cambios tendrán que entrar en vigor en futuras legislaturas, porque en los grupos parlamentarios representaría un problema pretender llevarlos a cabo ahora.

El vicepresidente de la mesa directiva del Senado, el priísta Francisco Arroyo Vieyra, consideró que pese a la reticencia natural de los compañeros que presiden comisiones, es necesario un reajuste, porque ya no alcanza el número de legisladores para integrarlas.

De las 59 ordinarias, 22 funcionan con tres o cuatro senadores. El caso extremo es el de las comisiones de Población y de Reglamento y Prácticas Parlamentarias, con sólo dos legisladores cada una.

Arroyo Vieyra consideró que la de Población debe fusionarse con la de Asuntos Migratorios. Se podrían integrar en una sola las de Medio Ambiente y Cambio Climático, planteó a su vez el coordinador pevemista, Arturo Escobar y Vega. Todos están conscientes de que hay que fusionar las ocho de Relaciones Exteriores, una de ellas, la que atiende a África, cuenta con tres miembros, ya que fue creada en esta legislatura para que la presidiera el PRD.

El coordinador de los perredistas, Carlos Navarrete, reconoció que las comisiones han crecido mucho en razón de los equilibrios políticos. Es problemático, recalcó, porque hay senadores que están en cuatro comisiones ordinarias y dos especiales y salen de una reunión para entrar a otra.

Sin embargo, recientemente se crearon dos más: la de Participación Ciudadana y la de Protección Civil, para que las presidieran dos senadores de Convergencia.

El PAN preside 24 comisiones, el PRI 15, el PRD 13, tres el Partido Verde, dos el PT y dos Convergencia.

Vicepresidente del Senado, Arturo Núñez recordó que hace años hubo un esfuerzo para disminuir el número de comisiones en el Congreso, e incluso en 1989 se reformó la Ley Orgánica de la Cámara de Diputados con ese fin, pero luego hubo otras modificaciones para que cada quien tuviera su comisión.

Recordó una frase del entonces diputado Fidel Herrera: presidir una comisión da estatus y Stratus, en alusión a la marca de autos que entonces se daba en San Lázaro a los presidentes de esos órganos de trabajo.