Política
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Elecciones 2010 Brasil
Las manos limpias de José Serra
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de octubre de 2010, p. 3

¿Se acuerda, lector o lectora, de las manos limpias de Felipe Calderón en campaña? El mismo ademán hacen José Serra y sus acompañantes cuando el candidato del PSDB acude a votar, en una lujosa colonia de Sao Paulo.

Si Dios quiere vamos a la segunda vuelta para el bien de Brasil, dice.

Y Dios encuentra la ayuda de la evangélica Marina Silva, verdadera sorpresa de la campaña.

La prensa, enfrentada con Lula y su candidata, es generosa con Silva, política a la que antes demonizaba por su ambientalismo fundamentalista. Se publican notas sobre detalles de su vida y gana primeras planas a granel.

La campaña negra contra Rousseff también abona y Marina crece entre los evangélicos.

Pero esos factores no explican completamente lo ocurrido. Un sector de los votantes, explican los analistas de botepronto, no está convencido con Dilma ni con Serra, así que prefiere votar por Marina para forzar un segundo turno.

Luego de votar, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso sostiene que no cree en las transferencias de votos. Si así fuera, habría sido de 80 por ciento, dice, en referencia a la popularidad de Lula.

Hay algo de la transferencia, sin duda. Lo que hay que ver es si es suficiente.

El problema es que lo mismo se aplica a Marina Silva, a quien Cardoso había prometido convencer de dar su apoyo a Serra en la segunda vuelta.

O Estado de Sao Paulo publica este día un artículo de Cardoso. El ex presidente dice que al menos 40 por ciento de los electores no están dispuestos a dejarse arrastrar por la verborrea incesante del presidente imperial que convirtió esta elección en una suerte de plebiscito de “nosotros los buenos versus ellos los malos”.

Cardoso clama por una segunda vuelta, que permitiría, dice, el debate programático para probar que su partido sí ha tenido políticas sociales y mostrar que sí hay diferencias entre las vías propuestas, cosa hasta ahora oculta por máscaras mercadológicas.

Se cumple su deseo. Y su candidato, José Serra, el último en comparecer por la noche, se lanza de inmediato al segundo round: No escondí nada, no tengo nada guardado en un cofre. Ofrezco mi vida limpia y, por qué no, mi capacidad.

Ofrece también, claro, respeto a la libertad de prensa.