Alrededor de 30 por ciento de los mexicanos padece algún tipo de discapacidad, sea motriz, visual, auditiva, intelectual o sicosocial, y a dos años de que el gobierno firmó una convención internacional para garantizar los derechos de este sector, su avance ha sido prácticamente nulo.

Así lo denunciaron más de 200 organizaciones de derechos humanos, las cuales realizaron un estudio independiente en el país para documentar la falta de acciones reales del Estado para cumplir la Convención Internacional de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, firmado y ratificado por México en 2008.

Las expectativas sobre esta convención no se han cumplido. Ya deberían haberse modificado varias leyes, como las de trabajo, educación y salud, y no se ha hecho nada. El gobierno no tiene cifras sobre este problema, y en la ignorancia justifica su omisión, señaló Federico Fleischmann, director de la asociación civil Libre Acceso.

La discriminación contra las personas con alguna discapacidad no sólo tiene que ver con la falta de accesibilidad física a los inmuebles, dijo, también con la carencia de oportunidades en educación y empleo, situación que empeora en el ámbito rural.

Aunque su análisis estará listo en octubre, las asociaciones civiles promotoras de esta iniciativa –entre ellas la Confederación Mexicana de Organizaciones en favor de la Persona con Discapacidad Intelectual (Confe), Paso a paso, Libre Acceso y APAC– probablemente esperarán a que el gobierno presente primero su informe, para ver en qué sentido se dirige.

En la elaboración del estudio, señaló Ana Yeli Pérez Garrido, de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, han confluido más de 200 organizaciones, lo cual por sí solo ya es un signo positivo.

Uno de los cambios de enfoque necesarios para abordar de manera integral la discapacidad, apuntó Ángel Valencia, de la organización Disability Rights International, es considerar que alrededor de 20 por ciento de la población (según sus cálculos) sufre una discapacidad de tipo sicosocial.

Este rubro, aseveró, incluye la esquizofrenia, la bipolaridad, la depresión mayor o el transtorno obsesivo-compulsivo, males que hasta hace unos años no eran considerados causa de discapacidad.