Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 29 de agosto de 2010 Num: 808

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ALBERTO BLANCO

El síndrome de Procusto y la política científica
JUAN JOSÉ BARRIENTOS

Monet, impresionista
Presentación

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¡Pero qué carajo es esto!

Angustioso. Muy angustioso. Así definiríamos Astronome: a Night at the Opera (a Disturbing Initiation), segundo DVD de la serie Ontological- Histeric Theater de Nueva York, proyecto iniciado en 1968 en la iglesia de Saint Marks del East Village por el extravagante y afamado director teatral Richard Foreman. Filmado por el cineasta Henry Hills con dos cámaras baratas, no profesionales, este DVD registra lo mejor de las doce noches de marzo de 2009 en que fue presentada la intensa colaboración entre Foreman y el saxofonista, teórico, empresario y compositor experimental John Zorn. Editada en su propio sello, Tzadik, la música fue compuesta para el trío Moonchild integrado por Mike Patton (voz), Trevor Dunn (bajo, guitarra) y Joey Baron (batería). Hablamos de integrantes prominentes de bandas como Faith No More, Fantomas, Mr. Bungle y otros proyectos notables.

Para quien no esté familiarizado con la estética de Zorn, diremos que por más de veinte años ha moldeado el free jazz y el noise rock de la Gran Manzana, lo que naturalmente lo conecta con la obra de Foreman, quien cada año presenta una nueva rareza escénica en el downtown. Alabada y seguida por especialistas de cinco continentes, la obra de ambos artistas vive en la mente de otros como una charlatanería o tomadura de pelo; sin embargo, hasta para el más escéptico de sus espectadores el resultado es asombroso en términos plásticos y pasionales. Para decirlo con claridad, a lo largo de 63 minutos abundan los momentos en que nuestra mente dispara: “¡Pero qué carajo es esto!” Frase que unos segundos después resuena cual intrigante y sabrosa ecuación que nos impide distraernos o detener el evento hasta su culminación.

Es decir que en Astronome no hay una narrativa “lógica” ni mucho menos lineal; sólo la presencia de siete personajes ataviados con trajes raídos, velos, pelucas y pintura facial, entre los que no hay diálogo ni comunicación más allá del gesto y algunos visos de danza contemporánea. Conjura de aprendices, seres de un inframundo tramoyesco, sus ac tos son impulsados por susurros y citas in off venidas de un guía espiritual invisible, intercaladas entre las estruendosas y brutales piezas de Zorn. Gritos, distorsiones, pasajes de ostinatos rítmicos llenos de explosividad y corrosivas texturas sirven para generar cuadros oníricos y polisémicos que, como todo en el escenario, sólo busca provocar a una audiencia que nunca vemos ni sentimos en pantalla.

Asimismo, la escenografía es una combinación circense-cabaretera en la que se acumulan bastones, almohadas, cubetas, trapos, falsos muros, letras y elementos multicolores entre los que se descubren detalles y mensajes segundo a segundo. Un pequeño universo cuya creación se fue compartiendo en prácticas abiertas a la gente durante 2008, para finalmente mostrarse en 2009 y ahora salir en DVD. Algo desesperante al inicio, de a poco entendemos el afán del Hills de sumarse al surrealismo dramático y sonoro de Foreman y Zorn, por lo que los movimientos y la edición de imágenes evitan encuadres abiertos prefiriendo close-ups, cámara al hombro y una participación activa que nos hace sentir dentro de un ensayo, irrumpiendo en la intimidad del escenario.

Con el subtítulo de A Night at the Opera (a Disturbing Initiation)¸ este trabajo es en realidad antioperístico, aunque sí representa una perturbadora iniciación en los haceres del trío Moonchild, al que se puede conocer en Youtube o comprar en Amazon.com si es que el lector no tiene problemas con que el ruido haga de las suyas en sus tímpanos. Tan extrema es la experiencia auditiva de Mike Patton, Joey Baron y Trevor Dunn que a los asistentes a la iglesia de Saint Marks se les dieron tapones para los oídos durante las presentaciones de la obra, con lo que queda claro que ninguna de las resultantes pasó inadvertida para sus creadores.

Para terminar, hay que decir dónde encontramos este DVD. Fue hace unos días, caminando por el Broadway neoyorquino, llegando al Soho, en Other Music, esa mágica tiendita de discos de la Calle cuatro que solía vivir a la sombra de su vecina, la masiva Tower Records, hoy extinta por la caída del negocio del disco. Atendida por sus fundadores, sobre ella hablaremos en una próxima entrega, pues sin duda se trata de un bastión que lejos de debilitarse ha conseguido establecer su reputación internacionalmente a lo largo de quince años, inspirando a muchos melómanos hartos del eco superficial de la radio, la televisión y las revistas. Una prueba más de que sólo hay que tener voluntad para ofrecer y encontrar esas “otras músicas”. Aquí su sitio en internet: www.othermusic.com.