Sociedad y Justicia
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La violencia sexual es una forma de tortura, advierte el juez Garzón

Crímenes de género, invisibles en procesos de lesa humanidad

El magistrado español coopera con el fiscal argentino Moreno Ocampo

 
Periódico La Jornada
Martes 10 de agosto de 2010, p. 38

Buenos Aires, 9 de agosto. El juez de la Audiencia Nacional de España Baltasar Garzón y el fiscal en jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Ocampo, instaron hoy en Buenos Aires a investigar los crímenes de género en el contexto de los procesos judiciales por delitos de lesa humanidad.

La perspectiva de género es uno de los temas invisibles, advirtió Garzón. Cuando una víctima denunciaba que había sido violada, nunca había una segunda pregunta y todo quedaba en el estadio previo, la investigación de torturas, genocidios, pero no de delitos de género.

Por eso consideró importante que los jueces asuman la perspectiva de género como delito de lesa humanidad, la violencia sexual como forma de tortura.

Los crímenes de género son la violencia sexual –ya sea de carácter invasivo, actos que impliquen contacto físico o, por ejemplo, amenazas o desnudez for- zada–, violación, esclavitud, esclavitud sexual y persecución por motivos de discriminación.

El juez español afirmó que en algunos casos se evidenció una decisión de perpetrar delitos de género, en otros hubo una acción por omisión. Garzón citó como ejemplo lo ocurrido en Perú, Guatemala y Argentina.

En Perú, la comisión de la verdad detectó que había evidencia de esa perspectiva de genéro por la acción criminal de forma sistemática y no solamente por agentes del Estado, sino también por miembros de Sendero Luminoso, indicó.

En Guatemala sucedió otro caso similar. En Argentina también, aunque no hubiesen órdenes específicas se infiere de la acción permanente, continuada y eso tiene que ser investigado. Hay testimonios suficientes que acreditan que hubo una perspectiva de género en crímenes cometidos durante la dictadura que merecen la calificación de crímenes contra la humanidad cuando menos, aseveró Garzón.

El magistrado señaló que “la forma de torturar a las mujeres no era la misma, había un plus y eso se vio tanto en Argentina como en Chile”.

Garzón precisó que había técnicas de tortura que no se aplicaban a los hombres, por ejemplo la amenaza respecto de los hijos o las grabaciones de niños llorando.

Moreno Ocampo alertó en ese sentido que 80 por ciento de las mujeres que estuvieron detenidas en (los centros clandestinos de detención argentinos) ESMA y El Olimpo denunciaron que fueron violadas.

El que fuera fiscal adjunto del histórico Juicio a las Juntas Militares, que gobernaron entre 1976 y 1983 en Argentina, aseveró que el clima de coerción hizo que muchas mujeres salvaran su vida ofreciéndose como pareja sexual.

Ambos coincidieron en la importancia de llevar la jurisprudencia internacional –los fallos por los crímenes cometidos en Ruanda y la ex Yugoslavia– a los tribunales nacionales.

Cuando se investigan crímenes masivos, los crímenes de género aparecen en la cara, afirmó Moreno Ocampo.