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Son capaces de inhibir el desarrollo de las bacterias, explica Manuel Jiménez-Estrada

La UNAM estudia plantas para tratar enfermedades odontológicas

El equipo de investigadores trabaja con las llamadas hierba de la golondrina, recolectada en el Pedregal de Ciudad Universitaria, y de San Nicolás, obtenida en la serranía del Ajusco

 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de agosto de 2010, p. 2

De las 324 plantas que en México se usan para el tratamiento de afecciones bucales como caries, dolor de muelas y enfermedad periodontal (inflamación de encías y gingivitis), problema de salud pública en el país, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un equipo encabezado por el investigador Manuel Jiménez-Estrada, del Departamento de Productos Naturales del Instituto de Química (IQ), estudia la capacidad antimicrobiana de la Oxalis corniculata y de la Piqueria trinervia.

Desde tiempos prehispánicos, algunas especies del género Oxalis, plantas de cuatro pétalos, primas del trébol, se usan como remedio para enfermedades de la boca, por ejemplo: la O. cf. albicans, contra las aftas; la O. latifolia y la O. vallicola para la estomatitis, y la O. tetraphylla para estimular la secreción de la saliva, explicó el investigador.

La mayoría de padecimientos, señaló, es causada por bacterias anaeróbicas, que requieren ambientes especiales como la boca; por ejemplo, las caries, provocadas principalmente por Streptococcus mutans y Lactobacillus spp, y la enfermedad periodontal, ocasionada por la Aggregatibacter actinomycetemcomitans.

Ante la recurrencia de estos males en México y la necesidad de tener alternativas de curación, Jiménez-Estrada, en colaboración con Rosario Ruiz de Esparza y Gloria Gutiérrez, de la Facultad de Odontología, desarrolla el proyecto Plantas mexicanas con actividad contra bacterias causantes de afecciones bucales.

Con base en un estudio etnobotánico y de uso consuetudinario medicinal, los investigadores universitarios probaron la Oxalis corniculata, recolectada en el Pedregal de Ciudad Universitaria, y Piqueria trinervia, obtenida en la serranía del Ajusco.

Al referirse al proceso de la investigación, Jiménez-Estrada explicó que de las partes aéreas de estas plantas obtuvieron extractos orgánicos. Los de Oxalis corniculata se probaron contra Actinobacillus actinomycetemcomitans serotipos a y b, Streptococcus mutans y Lactobacillus spp, y con los logrados de Piqueria trinervia se experimento contra cuatro cepas: Actinobacillus actinomycetemcomitans, serotipos a y b, Streptococcus mutans y Lactobacillus spp.

Precisó que en esta primera fase in vitro se demostró que esas plantas inhiben el crecimiento de las bacterias y, por tanto, se confirmó su uso tradicional antimicrobiano.

Posteriormente se identificarán sus principios activos para continuar con las pruebas en un modelo animal y en pacientes con la finalidad de descartar la toxicidad y efectos secundarios. De acuerdo con los resultados de estas etapas, se podrá tomar una una decisión respecto de su funcionalidad.

Un objetivo a largo plazo será analizar sus posibles usos odontológicos, como enjuagues o elementos adicionados a los principios activos de las pastas dentales, apuntó Jiménez-Estrada.

Oxalis corniculata, conocida como hierba de la golondrina (según la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana), crece en la zona del Pedregal de San Ángel, pero también en otras partes del país y del mundo, como China y Japón.

Es muy pequeña y bajo rendimiento de extractos (mezclas de más de 100 compuestos que son muy difíciles de purificar y separar químicamente para identificar los principios activos).

Para identificar los principios activos necesitamos varios miligramos, y de una plantita de 20 centímetros como ésta, obtenemos menos de un gramo de extracto, por lo que tendríamos que acumular grandes cantidades, agregó el investigador universitario.

Alternativa

Explicó que por esa razón se experimentó también con Piqueria trinervia, conocida popularmente como hierba de San Nicolás, que crece en los cerros de más de mil 600 metros de altura, mide un metro y tiene más follaje. Desafortunadamente, sólo vive seis meses, acotó.

En México se usa como cataplasma para bajar la inflamación y la temperatura; como té para combatir malestares estomacales y en adornos florales.

Señaló que habrá que repetir experimentos en bacterias y pacientes para la cabal identificación de los principios activos.

Por ser plantas silvestres, no se tiene una forma sistemática agrícola de cultivarlas, por lo que el investigador consideró necesario realizar estudios agronómicos para su domesticación y producción a gran escala.

Su cultivo favorecería la creación de empleos y el aprovechamiento de nuestros recursos naturales y su preservación, concluyó el universitario.