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Interpreta a un viudo que redescubre el amor por la vida en la obra Elsa y Fred

Con 85 años siento que aún no llego a la vejez: López Tarso

Echa de menos la época de oro del cine nacional, pues era una industria que, con 180 películas anuales, atraía más divisas que el turismo y Pemex

Ahora sólo le ofrecen porquerías, dice

 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de agosto de 2010, p. 8

Ignacio López Tarso mira con fijación, como si fuera un impulso innato para establecer una comunicación más profunda con su público: el actor de 85 años presenta de jueves a domingo la obra Elsa y Fred en el Centro Cultural Telmex, donde interpreta a un viejo quien, después de enviudar, redescubre el amor por la vida de la mano de una mujer jovial que lo saca de su estupor.

Entrevistado en su camerino, preparándose para salir a escena, López Tarso considera que la vida está incompleta sin la vejez: “Por supuesto que se trunca, quien se muere antes pierde la mitad de la vida, porque considero que la vejez es la mitad de la vida… yo tengo 85 años y siento que aún no llego a la vejez”.

Concentrando su mirada en el espejo que le sirve para caracterizarse, López Tarso da su opinión sobre esta puesta basada en la película homónima, la cual rinde homenaje a Federico Fellini: “Es una obra interesante que cumple con el primer requisito indispensable del espectáculo: divertir, porque si es divertido se puede meter algo además de la diversión, como la idea de que la vida es hermosa y que no hay término para dejar de soñar, que se puede seguir disfrutando y gozando de las pequeñas cosas de la vida y de las grandes, como es el amor.

“Con esta obra me siento muy cómodo; estoy acostumbrado a personajes muy exigentes, como Rey Lear, Moctezuma II, Cyrano… donde los versos son difíciles y los personajes están en constante acción, son muy vitales. Fred, por su parte, es tranquilo; la vida lo toma desprevenido, no estaba preparado para vivir una aventura como la que emprende con Elsa, porque después de la muerte de su mujer ya se sentía acabado, pero Elsa lo vuelve a poner en actividad emocional y física, porque lo lleva a la cama, ¿verdad?… lo que quiere decir que la vida nunca se termina mientras haya posibilidades y buen funcionamiento de toda la maquinaria en general y se debe utilizar para disfrutar de todo lo que la vida ofrece sin ningún límite”, comenta.

Publicidad de boca a oído

López Tarso traspasa con la mirada su camerino de dos por dos metros para hacer un agujero en el tiempo, y recuerda: “Cuando estrenamos Elsa y Fred, el 10 de mayo, tuvimos una función vendida totalmente, después de eso hemos llenado dos o tres veces más, pero aunque el teatro es muy grande y la asistencia en general ha sido buena, no es escasa ni abundante. Sin embargo, lo importante es que el público ha reaccionado muy bien y la mejor publicidad ha sido la de boca en boca o de boca en oído, sería lo correcto.

La primera temporada está planeada para 80 funciones, pero debido al éxito estamos pensado alargarla por otros seis meses más, o sea, una segunda temporada después de que concluya ésta, explica.

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Interpretar a Fred es cansado y las rodillas van necesitando aceite, pero mi aceite es la actuación, comentó Ignacio López TarsoFoto Francisco Olvera

Regresando la mirada a su camerino, el actor retoma la charla: “Hacer Fred me cansa, porque después de los 60 o 70 años, aun con salud, cada día pesa más; se va mostrando la falta de condición física, el aire, las articulaciones, las rodillas van necesitando más aceite… mi aceite es la actuación”.

El actor, quien formó parte de la época de oro del cine mexicano, compartiendo créditos con Dolores del Río, Marga López, Carlos López Moctezuma, Pedro Armendariz, María Félix y Emilio Indio Fernández, entre otros, da una mirada al pasado, y añora: “Echo de menos esa gran industria que era el cine nacional, que tenía muchos defectos de calidad y distribución, pero aun así era una gran industria que metía más divisas que el turismo y que Pemex.

Además, a la sombra de esta gran industria se hicieron grandes fortunas, de los productores sobre todo, porque algunos actores participamos en la época de oro, pero del oro no vimos más que el brillo. Añoro esa época donde se hacían 180 películas al año y había mucho trabajo en el cine, que me parece un campo muy interesante para el actor, porque en el teatro siempre estamos supeditados a un espacio, cambian los muebles, los compañeros, el personaje, pero el espacio siempre es el mismo. En cambio en el cine puedo estar en la sierra Tarahumara y cuando se aleja la cámara pueden ver todas las barrancas maravillosas: ese es el poder del cine, enfatiza.

Recorrí el mundo con mi trabajo

Al dar el cerrojazo a la charla, porque ya recibió la segunda llamada para salir a escena, el actor ofrece una mirada firme, pero amable, para anunciar la última respuesta: “A mí me gusta por igual el teatro, el cine y la televisión, realmente lo que me gusta es mi trabajo como actor donde sea. Cuando iba vestido de charro por la República echando corridos me encantaba; iba con el Mariachi Oro y Plata de Pepe Chávez, nos metíamos a un autobús y recorríamos los ranchos y pueblos haciendo estos corridos.

Después, con mi trabajo de actor, recorrí todo el mundo: muchas series de televisión, muchas películas, muchas obras han hecho que mi carrera como actor sea muy agradable. Recientemente he tenido más trabajo en teatro, donde no dejan de llamarme, y porque en cine ahora sólo me ofrecen porquerías, concluye.

Elsa y Fred se presenta en el Centro Cultural Telmex II, de jueves a domingo; boletos en las taquillas de los teatros y en el 5325 9000.