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Empresas nacionales y extranjeras forjaron en una década un engranaje de relaciones

Acota nuevo reglamento de la Cámara de Diputados a cabilderos del sector privado

Desde la década pasada se coopta a los legisladores más influyentes a la hora de la votación

 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de julio de 2010, p. 11

La opacidad y los arreglos inconfesables que promueven y proponen los cabilderos de empresas privadas a legisladores con objeto de granjeárselos con ofertas y viajes en momentos en que se negocian la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) serán acotados en el nuevo reglamento de la Cámara de Diputados.

Para frenar la impunidad con la que operan los cabilderos en San Lázaro, la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias elaboró un documento de trabajo que cobró forma en un proyecto de iniciativa que será votado al inicio del próximo periodo ordinario de sesiones.

A lo largo de la pasada década, en especial con los gobiernos panistas, decenas de personajes contratados por las empresas más poderosas nacionales y del extranjero han construido en San Lázaro un engranaje de relaciones con los diputados más influyentes, como son los pertenecientes a las comisiones de Hacienda, Presupuesto, Desarrollo Social, Educación, Economía, Agricultura, Trabajo, ente otras, para cooptarlos al momento de la votaciones de iniciativas, la firma de minutas, dictámenes o puntos de acuerdo que afecten o promuevan los intereses de sus patrones.

Cada fin de año, la llamada zona de cristales se ve atestada de cabilderos fácilmente identificables: los hombres visten a la moda, mientras las mujeres, que siempre son mayoría, muestran sus encantos a los diputados sin distingo de condición social o profesional; lo importante es que en el pleno camaral se ganen votos en favor de causas privadas, que cada año cuestan al erario 500 mil millones de pesos en promedio, y que casi siempre se traducen en créditos fiscales.

El más reciente escándalo, provocado por la opacidad con que se conducen los cabilderos, ocurrió a finales de la legislatura pasada, cuando un grupo de diputados fue invitado a presenciar una carrera del serial de Fórmula Uno en Montecarlo con todo incluido.

Ante el evidente perjuicio que esto ha traído a la Cámara de Diputados, el órgano legislativo se dio a la tarea de incluir en su nuevo reglamento interior un capítulo exclusivo para normar el trabajo de los cabilderos, a quienes se identificará como a cualquier persona que represente un organismo público, privado o social, así como cualquier persona física que haga gestiones o peticiones. Por tanto, la propuesta de nuevo reglamento dice: “todo aquel que pretenda realizar cabildeo de manera profesional, reiterada o permanente en la Cámara, deberá inscribirse al inicio de cada legislatura ante la mesa directiva en un registro público que se difundirá semestralmente en la Gaceta parlamentaria y en la página electrónica de la Cámara, con los datos proporcionados por quienes se registren”. A quien no cumpla esta regla y sea sorprendido en actividades de cabildeo le será negado el acceso al recinto en tanto no regularice su situación.

Asimismo, diputados y diputadas, así como personal de apoyo, se abstendrán de hacer recomendaciones que equivalgan a un cabildeo cuando obtengan beneficio económico o en especie para sí o su cónyuge o parientes consanguíneos o por afinidad hasta el cuarto grado, o para terceros con los que tengan relaciones profesionales, laborales o de negocios. La sanción se aplicará según la norma del Código Penal Federal.

Por lo que hace a los documentos de cabildeo relacionados con iniciativas, minutas, proyectos, decretos, y en general cualquier acto o resolución emitida en la Cámara, serán integrados al expediente del cabildero.

La mesa directiva cancelará el registro en el padrón de cabilderos durante la legislatura correspondiente a quien proporcione información falsa o incompleta a cualquier legislador, comisión, órgano, comité o autoridad de la Cámara; ofrezca u otorgue a los legisladores, o a quien éstos señalen, donativos o prestaciones en dinero o especie, servicios personales a título gratuito u oneroso, gratificaciones de cualquier índole, bienes muebles o inmuebles, privilegios, trato preferencial o ventaja respecto de cualquier actividad.