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Presenta en México su libro El arte de la resurrección, Premio Alfaguara de Novela 2010

Cuando necesito una religión, leo poesía, afirma Hernán Rivera Letelier

El campo artístico está lleno de falsos profetas e iluminados, expresa a La Jornada

Los libros de autoayuda son el credo del siglo XXI, asevera el escritor chileno

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Laura Restrepo y Hernán Rivera Letelier en la Universidad del Claustro de Sor Juana, anteanoche, durante la presentación de la novela más reciente del escritor chilenoFoto Cortesía de la embajada de Chile
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de julio de 2010, p. 6

Durante años el Cristo de Elqui, protagonista de El arte de la resurrección, obra galardonada con el Premio Alfaguara de Novela 2010, siguió al hijo de predicador y escritor chileno Hernán Rivera Letelier (Talca, 1950).

El personaje apareció por primera vez en La reina Isabel cantaba rancheras (1994), luego en Los trenes se van al purgatorio (2000) y después en Mi nombre es Malarosa (2008). Allí Rivera Letelier intuyó que no podía hacer el quite por más tiempo, entonces empezó a escribir El arte de la resurrección, libro que la noche del miércoles fue presentado en una charla entre los escritores Laura Restrepo, Sergio Ramírez y el autor, en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Curiosamente, la relación de Rivera Letelier con el Cristo de Elqui se remonta a su niñez, ya que luego de radicar hasta los 11 años en la oficina salitrera Algorta, en el norte de Chile, se trasladó a Antofagasta –junto a sus hermanos– tras la muerte de su madre.

Desde la más tierna edad escuchaba historias de este personaje que fue real. Escribir sobre el tema del predicador no es fácil, sin embargo, el autor se dio cuenta que tenía las armas necesarias para contar esta historia de lenguaje bíblico.

Explica: “Me crié con la Biblia, con el tono de profeta, porque mi viejo –a quien dedica el libro– también fue un predicador. Cuando era niño me hacía que lo acompañara a la calle e íbamos a predicar juntos”.

De hecho, su personaje está descrito a imagen y semejanza como a mí me hubiera gustado encontrar un Cristo, humano, con errores, contradicciones, sentido del humor, un Cristo débil carnalmente hablando.

–¿El libro es autobiográfico?

–En toda mi obra hay mucho de autobiografía. Escribo a partir de hechos reales, de personajes reales que transfiguro y novelizo. Muchas cosas de mi vida están plasmadas en mis libros. No sé por qué algunos escritores como que reniegan de que su obra es autobiográfica. Toda obra, aunque sea ciencia ficción, tiene algo de autobiografía.

“En El arte de la resurrección el personaje tiene mucho de mi viejo y de mí, porque de alguna manera soy también una especie de predicador en ese desierto. Mi prédica vendría siendo mi novela, ¿es cierto? De alguna manera también hago un milagro, porque resucito una historia que estaba muerta, que desenterré para entregarla a los jóvenes. Y, la estoy llevando más allá de las fronteras de mi país.”

–Pudo haber seguido los pasos de su padre.

–Mi viejo era un evangélico que creía en su religión, en Dios, en Cristo, en la Biblia. Me vi en ese mundo, pero para mí lo religioso de cuando niño fue como una vacuna contra las religiones y creencias.

Ahora no creo en nada. No tengo una religión, las respeto, sí, y de alguna manera digo que no creo en Dios, pero sé que Dios cree en mí.

–¿Es usted ateo?

–No. Ateo, no, creo en algo, pero no sé en qué. Como todo ser humano necesito espiritualidad y la encuentro en la poesía: es mi religión.

Poeta que escribe novelas

–La figura del predicador, ¿qué lugar tiene hoy en la sociedad?

–Siempre han existido en el mundo profetas, mesías e iluminados, todos falsos, por supuesto. En el campo de la política destacan mucho, pero también en el de la ciencia, inclusive, en el de los negocios. El campo del arte está lleno de falsos profetas e iluminados.

“De alguna manera las personas necesitan un guía espiritual y de pronto aparecen estos tipos, pero son dioses con pies de barro. Con tiempito se caen.

“Pero como las personas siempre están en busca de lo espiritual, ahora la religión que se impone es la de los libros de autoayuda. Es la religión del siglo XXI. Voy a escribir un libro de cómo liberarse de los libros de autoayuda, que también va a ser un libro de autoayuda.

Estoy igual que Van Gogh, quien decía que cuando necesitaba una religión, miraba las estrellas. Yo, cuando necesito una religión, leo poesía. (Durante tres lustros el entrevistado escribió poesía.) Ahora sigo escribiendo poesía. Soy un poeta que escribe novelas.

Rivera Letelier trabaja en tres novelas a la vez: una ya lista, pero que pule, otra en la que lleva como 70 páginas y otra que apenas empieza. Más que la musa, el escritor cree en su duende.

Aunque se siente orgullosísimo por haber recibido el prestigiado premio de novela Alfaguara, reconoce que un galardón no te hace ni mejor ni peor escritor. Ya que seguir escribiendo es su proyecto de vida, expresa: Hay que morir con las botas puestas.