Pedro, migrante sonorense. Fotos: David Bacon

 

Meditación del desierto

Benjamín Alire Sáenz

 

4.
El agua y los árboles existen sólo en tus sueños.
Tus sueños no te salvarán del sol.

Tus sueños no te salvarán del sol.

7.
En verano te tienes que despertar al alba. Antes de que se ponga caliente.
En invierno te puedes levantar a la hora que sea —aunque
eso te puede descalificar para ganar un sustento.
Hasta la gente que vive en el desierto
necesita trabajar.

Nunca he conocido un mexicano
al que le alcance el tiempo
para descansar junto a un cactus.

8.
Ni se te ocurra cruzar a pie el desierto.
Esto es cosa seria.
Pregúntale a cualquier mexicano.
Si no confías en los mexicanos, pregunta
a cualquier oficial de la Bórder Patrol
—aunque algunos de ellos también
son mexicanos.

10.
Si en las tormentas no te alejas de los arroyos
te vas a ahogar. La gente se reirá en tu velorio, y entre risitas:
“éste se ahogó en el desierto”. Si respetas
esta regla
estrictamente, cuando te llegue la hora
lo más probable es que tengas un funeral digno.

11.
Miro un libro de fotografías.
Las imágenes documentan el éxodo
de mexicanos cruzando el desierto.
Tengo enfrente el rostro de una mujer que es más una niña que una mujer.
Está mostrando sus documentos
a un oficial.

Yo sé y tú sabes y todos sabemos
que lo documentos son falsos.
El oficial no sale en la foto.

Sólo los ojos asustados de una niña.

13.
Estoy recordando mi primer libro
de poemas.
De eso hace mucho.
Entonces sabía qué era la poesía
y lo que ella hacía,
cómo estaba escrita. Escribí algo
sobre los navajo,
de cómo ocho mil almas hambrientas
fueron forzadas a cruzar el desierto
a pie.

La historia humana es todavía
más cruel que el desierto.

16.
Algunas noches, las lagartijas
del desier­to se arrastrarán
por tu ventana
mientras escribes.

La luz que emana del vidrio atrae
una muchedumbre de insectos.
Las lagartijas lo saben y se aprovechan
de la situación.

Hay una cierta gracia en estas lagartijas
cuando avientan la lengua y se agasajan.

Vivir en el desierto me ha enseñado a conspirar con las lagartijas.

 

Benjamín Alire Sáenz nació en una comunidad rural en las afueras de Las Cruces, Nuevo México, en 1954. Escribe novela, poesía y libros infantiles. Es pintor. He publicado Cuaderno de polvo (poesía) y Flores para romper (relatos). Actualmente vive en El Paso, Texas. Estos poemas forman parte de la serie “Meditation on Living in the Desert”, en El libro de lo que queda (The Book Of What Remains, Copper Canyon Press, Port Townsend, Washington, 2010). Traducción del inglés: HB