Opinión
Ver día anteriorMartes 8 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Toletes y enajenación, política educativa federal

Lujambio, sin voluntad para resolver el conflicto magisterial

S

in temor ninguno al ridículo, aconsejado solamente por la venganza de Felipe Calderón contra los habitantes de la ciudad de México, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, se lanzó en contra de la policía que no usó el tolete, los escudos, los gases pimienta y lo que se pudiera en contra de los maestros que cargaron contra una de las puertas de la dependencia, fabricada en el siglo XVIII, según dijo. Acto seguido ordenó que, seguramente para olvidar el agravio, los chavos que reciben educación por el sistema de telesundaria, se olviden de la puerta, de las clases y se unan a la futbolera enajenación que nos abrazará desde el viernes próximo.

Seguramente para este funcionario la calidad de la educación básica en México está como para que se pierdan cuando menos un par de horas en los partidos en los que compita la selección mexicana, y la policía del Distrito Federal tiene como obligación reprimir a quienes protesten en contra de la política educativa, encadenda a los dictámenes no del secretario, menos aún de Felipe Calderón, sino de la dueña de sus destinos políticos: la maestra Elba Esther Gordillo.

Para Lujambio lo importante no es solucionar los problemas que ocasiona la cerrazón del gobierno ante la peticiones de los maestros, la espina dorsal del sistema educativo, sino que sus demandas sean silenciadas por el único método que conoce la derecha: la violencia. ¿Para qué escuchar sus demandas si se les puede cerrar la boca con una buena dosis de toletazos?

No nos engañemos, a Lujambio no le interesa tampoco la suerte de la añeja puerta. Lo que le preocupa, por lo que acusa a las autoridades del gobierno de la ciudad, es que no atacaron a las hordas, a esa comunidad salvaje de profesores de primaria, en su mayoría, que pretendían que él, que se siente heredero de toda la derecha, los escuchara para que estuviera enterado de que sí existen otros caminos para mejorar la educación pública básica en México. ¡Horror! Mejor los toletes.

Pero como se dio la oportunidad, y esa la pinta calva la voz popular, se agarró del asunto, y en lugar de plantear qué soluciones tiene para las demandas de los que trabajan con él, o de desatar el conflicto que hoy o mañana volverá a estallar, pide, cariacontecido, toletes del gobierno local, aunque el conflicto sea del orden federal, y los toletes no sean más que un paréntesis en la conflictiva, que sigue latente.

De cualquier forma la acusación permite entrever que para el futuro, al parecer inmediato, se exigirá por todos los medios y con mayor fuerza que el gobierno de Marcelo Ebrard reprima las protestas que provoca el gobierno de Felipe Calderón, seguramente para culparlo –cuando la política lo requiera– de represor. Así que el jefe de Gobierno deberá examinar bien la trampa para no caer en ella, porque las críticas y las presiones estarán a la orden del día.

Por lo pronto, Lujambio pretende convertirse en el mejor secretario de Educación Pública de este país, permitiendo que los niños no tomen clases, y en su lugar que se aprendan los nombres de cada uno de los productos que los van a engordar más, que los pueden emborrachar, o bien, podrán desechar a Miguel Hidalgo, a Morelos o a cualquier otro de los héroes defenestrados por el discurso mediático del neoliberalismo, para poner en su lugar a Javier Aguirre, que cubrirá al país de gloria, aunque a veces no lo entienda y prefiera vivir en Miami para, tal vez desde allá, reflexionar sobre la vida en México. Ni modo, son cosas de la patada.

De pasadita

En la trágica historia de lo que sucedió en Tepito la semana pasada hay algo que debería tener en cuenta la autoridad, si quiere encontrar razones más allá de la simpleza del son vándalos: el rencor y la violencia con la que actuaron los jóvenes aquella noche es producto de algo que se descompuso en ése y en otros muchos lugares de esta ciudad. ¡Cuidado con eso!