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Reviven recuerdos adultos mayores que reciben apoyos económicos del GDF

Afloran historias de vida en el corazón de la colonia Morelos

Mantenerse activos, fórmula para distraerse o para enfrentar la soledad, refieren entrevistados

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María de la Paz Villar mostró orgullosa a este diario su cuadro de medallas y trabajos manualesFoto José Antonio López
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Ezequiel Colín, cinefotógrafo ganador de un Ariel por la película Los CaifanesFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de mayo de 2010, p. 36

Detrás del mercado de La Lagunilla Zona se ocultan historias de cientos de adultos mayores que han sobresalido en las actividades que han emprendido, y que hoy viven en la unidad habitacional Palma Norte, en pleno corazón de la colonia Morelos, catalogada como de baja marginación.

Una de ellas es la de Ezequiel Colín García, de 91 años, quien junto con su hermano se encargó de la fotografía de la película Los Caifanes, a fines de los 60, con la que ganaron un Ariel. Hacerla costó miles, a la semana me pagaban 500 pesos y hace poco encontré el video a 10 pesos en Tepito, comenta.

Hace 10 años llegó a esta unidad, porque se casó con Evangelina Medina. En una habitación concentra los álbumes con las fotografías de personas como Tin Tán, Óscar Chávez, de las películas en las que trabajó, las ciudades que recorrió para elaborar el Noticiero Mexicano en los 50.

Vivía frente a un cine; a los 13 años me hice amigo del proyectista, a quien le pedía los pedazos de película que cortaba, e iba armando mis cintas, rememora, al tiempo que muestra su primera cámara de cajón, que adquirió en La Lagunilla.

Trabajó en los laboratorios de los Estudios Azteca, donde aprendió a revelar. Hasta hace unos meses se iba al mercado de La Lagunilla o a Tepito a vender fotos y equipo antiguo. Ya no puedo salir, porque me canso.

En el edificio de enfrente vive Héctor López, de 75 años, quien durante 40 años combinó su trabajo en el Servicio Postal Mexicano con su pasión: la pintura. Incluso donó tres óleos a esa institución con la condición de que no los saquen de ahí.

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Héctor López durante años combinó su trabajo en Correos con su pasión: la pinturaFoto José Antonio López

Tenía ocho o 10 años cuando empezó a pintar. Luego quiso entrar a la Academia de San Carlos, pero era muy cara y no tenía dinero; me dejaban entrar sólo como observador.

Héctor López veía cómo los jóvenes que tenían dinero tiraban pinceles o estuches de pinturas casi nuevos. Yo los sacaba del bote de la basura. Por eso digo que un pintor no se hace, nace.

Ha pintado más de 200 cuadros; algunos los ha vendido para comprar pintura o lienzos; otros se los presta al ISSSTE para sus exposiciones.

Desde hace 36 años vive en la unidad con su esposa y un nieto de 15 años.

En el primer piso de otra torre habita María de la Paz Villar, de 86 años. Después de trabajar cerca de 30 años en la Secretaría de Hacienda se jubiló, y poco después enviudó.

Para distraerse y no sentirse sola empezó a tomar clases de rafia, pintura textil, tejido, hasta de tai chi chuan, disciplina en la que ganó varias medallas. Ahora cuida a su bisnieta.

Con orgullo muestra los trabajos que ha hecho, las preseas. Tenía que hacer algo para no enfermarme, y me inscribí en un grupo de jubilados y pensionados de la unidad; ahí todos nos ayudamos.

Los tres cuentan con la tarjeta de pensión alimentaria del gobierno local. De acuerdo con cifras del Instituto para la Atención al Adulto Mayor, en la colonia Morelos viven alrededor de mil tarjetahabientes.