Talleristas de alfabetización audiovisual

de la UACM, en servicio social, acerca de su participación en el proyecto de Alfabetización Audiovisual en Tláhuac, donde cada uno coordinó un equipo de trabajo compuesto por estudiantes de Prepa Sí, trabajadores de la delegación y voluntarios.


Foto: Achivo Programa Alfabetización Audiovisual

Carlos Ruiz, Comunicación y Cultura:

Aprendí que el trabajo comunitario es una parte esencial para el desarrollo integral de la sociedad. Dirigir este tipo de proyectos a niños me parece de vital importancia para la formación de una conciencia crítica sobre lo que se consume en los medios de comunicación. El trabajo comunitario me ayudó a llevar más allá la teoría que aprendí en el aula; me parece que es necesario para forjar en cada uno de nosotros el carácter para irnos enfrentando con la realidad, ahí es donde aterriza lo académico, donde te das cuenta de cómo puedes pulir tus conocimientos, de tal modo que enriquezca tus capacidades para manejar lo que te espera al salir de la universidad y lograr ejercer de manera adecuada, es decir, profesionalmente.

Mónica Pérez, Comunicación y Cultura:

Aprendí a trabajar en equipo, a organizarme, a darme cuenta de que aquí afuera existe el mundo que va más allá de la mera teoría. También aprendí que la educación no tiene por qué ser aburrida, ni vertical, mucho menos que el maestro es el que tiene la razón. El conocimiento se construye entre todos.

La alfabetización audiovisual ha sido una de las más gratas experiencias en mi vida laboral, ya que representa un gran enriquecimiento, sobre todo por el contacto directo con los niños. No es lo mismo estar frente a una banca leyendo un libro, a vincularte y experimentar la práctica. Ambas son indispensables.

Sandra Flores, Arte y Patrimonio Cultural:

La experiencia que me deja este taller contribuye a mi formación porque es un proyecto del cual hay mucho que aprender, pues los contenidos parten de un análisis de la problemática cultural y al mismo tiempo generan una solución mediante los talleres que abarcan aspectos relacionados con las artes y estudios culturales.

En conjunto, este taller de alfabetización en medios audiovisuales me permitió poner en práctica los conocimientos adquiridos en mi licenciatura e, indudablemente, descubrir algunos otros que tienen que ver con la realidad cultural actual, posibilitando nuevas propuestas para las comunidades que más lo necesitan.

Estrella Méndez, Comunicación y Cultura:

Es una experiencia maravillosa que no cambio por nada, ya que aprendí muchísimo y no se limita únicamente al ámbito académico, sino a poner en práctica los conocimientos, lo que tiene su grado de complejidad ya que una cosa es saber y otra muy distinta es enseñar, y más si se trata de niños. Formar niños con sentido crítico no es sencillo, la gran ventaja de este taller es que aprenden a través de actividades lúdicas.

El trabajo comunitario te ofrece la oportunidad de enriquecerte con los conocimientos de la sociedad, al mismo tiempo que tú enseñas; es un trabajo mutuo que te llena por completo cuando te das cuenta de que tu esmero vale la pena y que la comunidad lo valora y lo disfruta. Por ello considero que es para mí muy importante trabajar en esta área, ya que si quiero llegar a ser una buena comunicóloga, tengo que desenvolverme en este ámbito, conocer a la comunidad, sus necesidades y problemáticas; y qué mejor forma de hacerlo que por medio de la práctica.

Mayra Castelán Cisneros, Comunicación y Cultura:

Lo verdaderamente importante del taller de Alfabetización Audiovisual fue lograr que los contenidos mostrados acerca de los medios de comunicación, como la televisión, la radio, internet y el periódico fueran vistos desde una dimensión crítica y divertida al finalizar el taller. Niños y niñas de Tláhuac conocieron el otro lado de esos medios; es decir, que no son como se los presentan, que hay que exigirles una mejor propuesta y mejores contenidos aptos para su edad.

Carolina Eslava, Arte y Patrimonio Cultural:

Sin pretenderlo, el trabajo con niños de Tláhuac, específicamente de Tetelco, estableció vínculos de identidad muy importantes para mí; los contenidos que al inicio de mi capacitación se me hacía imposible aterrizar, entender y organizar, frente a las niñas y los niños parecían tan conocidos que todas esas palabras técnicas se borraron y empecé a hablar –citando a una de las asistentes a este taller– “en idioma pequeño”. Por otro lado, viví en carne propia procesos interculturales que sólo había analizado desde la trinchera de los libros y el estudio teórico, así como distintas problemáticas que se derivan de un taller de esta magnitud en los ámbitos de comunicación, políticos, administrativos, entre otros. Esta experiencia reafirmó los motivos por los que decidí dedicar mi vida a estudiar temas humanísticos y empezar mi formación profesional con la licenciatura de Arte y Patrimonio Cultural.

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