Carta a El Peón de Marfil

Eusebio Fernández

Sr. Peón de Marfil
Domicilio desconocido

Hola mi querido Peón: hace tiempo que no te escribía, pues en estos tiempos de las cosas que mis nietos llaman feisbuk y tuiter, que ya son otra cosa que el correo electrónico según entiendo, ponerse en paz en un escritorio de madera, con unas hojas blancas y la pluma fuente es más raro que un día sin muertos en nuestra tierra. Mas la costumbre de escribirte es fuerte, el asunto que te quiero comentar es importante, según creo, y las ganas de saludarte por este medio compartido son grandes… Lo bien que huele el papel y se desliza la pluma regalando tinta… y hemos dejado de hacerlo. Ni modo, ya soy viejo, pero no por ello me desentiendo de lo que pasa y la capacidad de coraje, mi Peoncito, la hallo intacta.

Andaba yo tranquilo un día, y en la tarde me dijo Mariana, la hija de la que lleva el mismo nombre y resulta hija mía (es decir, mi nieta), que al día siguiente les harían la prueba Enlace. Va en sexto de primaria. ¿Y cómo te sientes?, le dije. Muy rara, abuelo, el profesor nos dijo, ya desde hace como un mes, que en lugar de estudiar lo que tocaba, íbamos a estudiar la prueba Enlace. Nos platicó que si sacábamos bien la calificación en el Enlace, nuestra escuela sería muy famosa, nosotros podríamos recibir del presidente o de un señor muy importante de regalo computadoras y él, si le queríamos ayudar, más paga. Y ahí nos tienes, Abue: a todos los de la escuela haciendo pruebas de todas las materias en este mes. Ya mañana nos la jugamos.

Pregunté a un vecino que es profesor y me dijo que Mariana tenía razón: si salen bien los muchachos de su salón, le pueden dar hasta miles de pesos. Ya comprenderá, don Eusebio –me dijo– que la presión de la directora es enorme… no nos ha ido bien los años anteriores, pero ahora ya hicimos un plan. Se llama el periodo de preEnlace. Le damos duro a que los niños comprendan cómo resolver el examen, ponemos preguntas parecidas para que se acostumbren, les pedimos apoyo para su escuela: o qué, ¿nos va a ganar la Simón Bolívar, o la República de Bolivia?

Ojalá salgamos bien. No tiene idea qué bien me vendría el dinero para la hipoteca, y el señor Lujambio dice que no es poco: varios miles de pesos nos pueden tocar. Hasta veladoras voy a poner, porque para que calificara el América sí me funcionaron, ya ve…

¿No hemos aprendido nada, mi Peón? Llevamos desde el impresentable SNI ya un cuarto de siglo dando dinero a los profesores por hacer lo que tienen que hacer si les toca hacer investigación, y dejando a los que quieren ser profesores, excluidos; 20 años en que hay becas, estímulos, primas, incentivos a pasto para que los profesores de las universidades hagan lo que tendrían que hacer y de ese modo sacar un salario decente. No mucho ha sido nunca, pero sí daba –me consta– para vivir con dignidad. Ahora veo pasar, por los pasillos de mi uam, a profesores que ya no tienen nombre, padre ni madre, pues se llaman Doctor SNI II, 578 mil puntos, y aumentando… Y andan tan orondos, tan fastidiosamente confundidos, con una soberbia indigna de un oficio como el nuestro.

En lugar de empujar la formación de los estudiantes de la universidad a fondo, hay que sacar las clases de alguna manera y huir a casa a escribir de nuevo lo mismo, pero con una forma que parezca distinto; dirigir tesis de doctorado que no valdrían ni para un curso normal cuando había exigencia entre nosotros, y no puntos; y a viajar a medio trimestre para lograr otra constancia, otro indicadorcito, otro artículo que nadie lee, pero todo mundo cuenta….

Como dice tu amigo el Dr. Beer, se ha monetarizado la vida académica: el dinero manda. Y ahora, la misma cosa en la educación básica: ¿salió bien en Enlace tu grupo? Pues eres un gran maestro… Y creo, Peoncito, que decir que todo lo que saca un chaval en un examen es por obra y gracia de su profe es una barbaridad, ¿qué no cuenta el sitio donde está la escuela?, ¿la pobreza o riqueza del entorno?, ¿que la clase sea en un salón destrozado por la corrupción e impunidad de la mancuerna SEP irresponsable y SNTE insaciable?

Lo malo es que donde se mete el dinero como el incentivo para muchachos, profesores, escuelas, y hasta al propio señor Lujambio o el de Los Pinos, miles de perfumaditos que ahora andan de sabelotodos en diarios, radio y tele dicen que por fin se evalúa a la escuela. ¿Evaluar? Como me enseñaste un día, si queremos medir (a lo burro) lo que es valioso, vamos a acabar valorando (a lo burro) sólo lo que es medible. Y si medir es sacar tantos aciertos, y si mis alumnos tuvieron más aciertos que tú, pues me toca computadora, visita a los pinoles, crédito para vivienda… Hay algo muy podrido en la educación mexicana.

¿Te parece que llevo algo de razón en lo que digo? Luego pienso que soy ya un viejo, tirando a anciano y que no entiendo el valor de las cosas de ahora. Por eso te escribo en papel y con la pluma fuente de mi abuelo. ¿Estoy equivocado, mi Peón, o el dinero es del diablo, como el poder, como esa maniobra que te doy como parte del contrato, lana para 300 mil máquinas computadoras, pero me regresas el dinero para que yo, la SEP, las compre, y así no tengo que licitar, porque es ilícito licitar lo que no se puede licitar porque aunque es dinero público ya no es público sino del SNTE y su señora madre…

A otro con esos cuentos. Que Mariana aprenda me importa; lo que saque en Enlace, me parece, es lo de menos. Dime si ando bien encaminado o me callo la boca. No te obedeceré nunca, pero tomaré en cuenta lo que dices.

Saludos a todos por casa, sobre todo a Manolo y a Nacho.

Te quiere bien, Eusebio Fernández

Eusebio Fernández es profesor jubilado.

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