Foto: Lourdes Grobet

Primero pasión:
formación musical en Venezuela

Sergio Aldama López

Primero pasión, refinamiento después es el lema de uno de los proyectos más apasionantes de la formación musical en el mundo. El Sistema es un modelo educativo venezolano que, a partir de la inducción musical, ofrece a niños y jóvenes en situación de calle y condiciones de vida precaria la posibilidad de formarse en la música así como herramientas para crecer.

La Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV) celebra con bombo y platillos 35 años de rebasar expectativas, de romper fronteras y de servir como ejemplo para muchos países. El 12 de febrero de 1975 abrió las puertas al conocimiento musical masivo; tres décadas después más de 350 mil jóvenes y niños se han beneficiado del proyecto social y cultural emprendido por José Antonio Abreu, su fundador, quien afirma que en Venezuela la cultura es para todos: “Nosotros hemos iniciado una empresa que es de mayorías para mayorías”.

A diferencia del método tradicional de los conservatorios, que exige a sus músicos la perfección, en El Sistema se trata de inculcar en los niños la aspiración a la excelencia, a la técnica, pero sobre todo al sentimiento. Su director artístico en Estados Unidos, Mark Churchill, afirma que la mayor diferencia entre estos dos métodos es que “el nuestro se concentra en el proceso y el del conservatorio se concentra en la meta”. Despierta en los niños el amor por la música, tanto en sus corazones como en sus mentes, fomentando una gran pasión por la superación e incrementando las ganas de seguir estudiando, y no sólo música, también las otras materias de la educación formal.

Abreu señala: las bases de este sistema se derivan de la consideración de que todos los recursos pedagógicos, metodológicos y musicales deben estar íntimamente relacionados con el aprendizaje de la lengua materna, por lo que la enseñanza musical se convierte en un proceso de imitación y repetición similar al que los niños realizan para comunicarse, y que posteriormente se transforma en complejos procesos de información intelectual.

“Si vienes de un barrio donde
ves locura, delincuencia, corrupción, miseria, pobreza y te dan música,
tu mentalidad cambia.”

La formación atraviesa varias etapas que van desde el acercamiento y sensibilización, a través de juegos, canciones y actividades manuales, hasta la ejecución instrumental, en la que los estudiantes se presentan siempre que se pueda en público, para que esta actividad se vuelva cada vez más natural para ellos. En este proceso, son los mismos niños quienes elijen el instrumento que van a ejecutar, con base en sus condiciones y gustos.

El programa incluye además la visita a los padres de los estudiantes en los primeros años para asegurarse de que apoyan a sus hijos y que comprenden el compromiso que los niños necesitan como músicos. A partir del ingreso de los alumnos en una orquesta, comienzan a recibir un pago que sirve de apoyo a la economía familiar, y evita que los padres los retiren de la música para dedicarlos al trabajo.

El Sistema es público y gratuito: en él los niños comienzan a participar como ejecutantes en las Orquesta Infantiles de su jurisdicción –núcleos–, luego pasan a las Orquestas Junior y, más tarde, a las Orquestas Juveniles. En el último escalón, los jóvenes tienen la posibilidad de integrar la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, constituida por los mejores instrumentistas de El Sistema en el país, en donde alcanzan la mayor experiencia y un alto nivel profesional.

A través de la música los alumnos son difusores de la cultura y también agentes de cambio en sus propios contextos. En la actualidad se reconoce en El sistema, además de la formación artística de niños y jóvenes, su contribución para disminuir los índices de delincuencia y drogadicción. Comenta un alumno: “Si vienes de un barrio donde ves locura, delincuencia, corrupción, miseria, pobreza y te dan música, tu mentalidad cambia.” Organizaciones como la OEA y la UNESCO reconocen el valor de El Sistema y recomiendan su establecimiento en otros países, principalmente en aquellos que atraviesan grandes problemas económicos y buscan disminuir sus índices de pobreza, analfabetismo, marginalidad e inclusive pérdida de identidad.

Es precisamente esa clara y armoniosa conjunción de arte, pedagogía y comunidad, lo que ayuda en la búsqueda de una mejor convivencia, de la que el pueblo venezolano está orgulloso, gracias a los logros de estas agrupaciones juveniles que representan valores positivos de su nación y del mundo.

Sergio Aldama López es músico y pasante de la carrera de Comunicación y Periodismo de la FES Aragón, UNAM

Para saber más:

Alberto Arvelo, Tocar y luchar, documental en: http://www.megaupload.com/?d=2HL9EDFX

Claudia dal Pino y Alicia C. de Couve, “La Formación del Músico Profesional en Venezuela”, en: www.saece.org.ar/docs/congreso2/ decouve_dalpino.doc

Andrés Habegger “Orquestas juveniles de Venezuela: música contra la pobreza, en: www.gacemail.com.ar

Alicia Terzian, “Quisiera hacer más de lo que hago”, entrevista a José Antonio Abreu, en: www.musicaclasicaargentina.com/2criticasabreu.htm

Pagina oficial de la FESNOJIV en: http://www.fesnojiv.gob.ve/

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