Opinión
Ver día anteriorLunes 12 de abril de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

Voluntades atadas

U

no de los lastres que los políticos mexicanos de todos colores no atinan a superar es desprenderse del pensamiento mágico, ese que supone resueltos los problemas con sólo invocarlos, debatirlos, proponer leyes, elaborarlas y promulgarlas sin mayor difusión… ¡para jamás cumplirlas!, contribuyendo así al desengaño y al descontento colectivos, no se diga a puntuales estallidos.

Esta incapacidad política para humanizar la realidad mexicana mediante la difusión y el cumplimiento cabal –por los de arriba y los de abajo– de las leyes, ha reducido la tradición legisladora del país a inútil caja de resonancia de necesidades desatendidas y de demandas no resueltas por parte de funcionarios chambistas y de representantes irresponsables.

Antonio Mora escribe: “Con regularidad leo con gran interés su columna Aprender a Morir. Ahora le escribo solicitando información acerca de la Ley de Voluntad Anticipada en el Distrito Federal. En cuanto fue aprobada la citada ley en esta entidad acudí a diferentes hospitales y clínicas del sector salud del DF, pero en ninguna me proporcionaron los formatos correspondientes para realizar dicho procedimiento.

“Me dieron la misma información que yo ya sabía y en las áreas de trabajo social me dijeron que habían acudido funcionarios a darles charlas al respecto, pero hasta ahí, y que jamás tuvieron en sus manos la documentación. Particularmente asistí al hospital de Xoco, donde me informaron: el procedimiento se desarrolla en cuanto el paciente esté internado y en condiciones de fase terminal. Lo que evidentemente es absurdo, ya que en tales circunstancias un paciente puede ya no estar en condiciones de tomar un decisión acertada; justo se trata de un trámite preventivo. ¿Es así?

“Lo mismo intenté en la clínica del IMSS, donde me atiendo regularmente de un padecimiento crónico degenerativo, y obtuve el mismo resultado: nada. Es más, una trabajadora social me confesó personalmente que tenían instrucciones, de arriba, de no promover dicha ley. Por favor, ayúdeme. ¿A dónde puedo acudir para obtener la información correspondiente y la documentación requerida para yo estar en condiciones de decidir?”, concluye desesperado Antonio Mora ([email protected]).

Señores de la Secretaría de Salud del DF y de la inoperante Coordinación Especializada en Materia de Voluntad Anticipada, ¿pueden informar, ya, a don Antonio o esperarán a ser demandados por su irresponsabilidad?