Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 11 de abril de 2010 Num: 788

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El último cierre
FEBRONIO ZATARAIN

En los días soleados de invierno
SPIROS KATSIMIS

George Steiner: otra visita al castillo de Barba Azul
ANDREAS KURZ

René Magritte Presentación
MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

El paso de la realidad a la poesía y al misterio
JACQUES MEURIS

El Surrealismo y Magritte
GUILLERMO SOLANA

El surrealismo a pleno sol
RENÉ MAGRITTE

El terremoto de Chile: qué y cómo
LAURA GARCÍA

Un pensador errante
RAÚL OLVERA MIJARES entrevista con EDUARDO SUBIRATS

Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
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Un pensador errante

Raúl Olvera Mijares
entrevista con Eduardo Subirats

Eduardo Subirats Rüggeberg (Barcelona, 1947) es autor entre otros de los siguientes libros: Linterna mágica (Madrid, 1997), Culturas virtuales (México, 2001), Una última visión del Paraíso (México 2004), Memoria y exilio (Madrid 2003) y La existencia sitiada (México, 2006). La lógica moderna y la filosofía tradicional parecen ser dos disciplinas completamente independientes. La naturaleza algorítmica de la lógica conduce a sus seguidores a las ciencias exactas. La filosofía tradicional se empeña en formular sus soluciones valiéndose del lenguaje común. En el mundo anglosajón, la lógica, que representa el meollo de la tradición analítica, se enseña en los departamentos de matemáticas, mientras la filosofía tradicional se imparte al lado de disciplinas como historia del arte o estudios interculturales.

–¿Qué opinión le merece la llamada tradición analítica dentro de la tradición anglosajona contemporánea?

–La llamada tradición analítica es una derivación de las epistemologías científicas de la Ilustración. Es filosofía de la ciencia. Esta tradición anglosajona deja fuera todo lo que en las grandes corrientes de la filosofía –sea Pitágoras, sea Hegel– se vincula con la metafísica, con la historia de las religiones, con el arte, la literatura y la sociología, con la historia y la política. Esta tradición analítica representa una filosofía recortada. En cuanto a las universidades esta dunidenses, son en este sentido un modelo de unidimensionalidad y empequeñecimiento del pensamiento: no se reflexionan filosóficamente los grandes dilemas de la existencia, la historia y el cosmos. En rigor no se piensa. Por esto estamos donde estamos. Quiero decir que vivimos en una edad de oscurantismo.

–Este viejo humanismo que subyace en la filosofía europea continental y que tiene no poco que ver con la historia, ¿cómo es que ha influido en su pensamiento?

–Creo que no se puede pensar en el sentido riguroso de la palabra sin recoger la gran tradición de la filosofía europea y oriental, del persa Avicena, al andaluz Averroes, al sefardí Judah Abravanel hasta un alemán llamado Adorno, Bloch, Anders y otros. Sólo que hoy Europa la ha olvidado. ¿Pero de qué estoy hablando?, ¿Europa? Según Klaus Mann y muchos otros dejó de existir a partir de 1945. Lo que ha quedado es una Disneylandia y un McDonald's.

–En sus estudios históricos sobre la tradición hispánica, ¿cómo concibe el papel de la América de expresión española, en general, y el de México, en particular?

–Para los españoles América ha significado dos cosas: en la edad colonial, tierra de expolio; en la edad poscolonial, tierra incógnita. En el siglo XVI proyectó sobre América sus traumas: la expulsión de los judíos, la persecución islámica y su mayor pasión (quemar libros, códices y herejes). En el siglo XX llama la atención la absoluta ignorancia sobre América, sobre su literatura, su arte, sus tradiciones populares, nada. ¿Se ha dado cuenta de que en ningún museo de Madrid puede encontrarse una colección decente del gran arte latino americano del siglo XX? Y eso que ahora tienen dinero para comprarlo, pero no tienen idea de lo que habría que meter en la cesta. Y le reto a que encuentre en aquella ciudad un solo museo que recoja una pieza de cerámica inca o una escultura maya. Para eso tiene que ir a París o Berlín.

–Ciertamente, entre los filósofos españoles existe una tradición de comunicar al vulgo su pensamiento a través principalmente de los periódicos. Ortega y Gasset, Julián Marías y Xavier Zubiri son un buen ejemplo. ¿Hasta dónde es lícito vulgarizar la filosofía y llevarla a las grandes masas en la vena de un Savater? ¿Cuáles son las peculiaridades y peligros de este dolce stil nuovo?

–¿Ha conocido usted algún torero sueco? Pues yo no sé que exista ningún filósofo español. El último huyó de la Inquisición a finales del siglo XV. ¿Quiere que argumente mi afirmación? Ya que no se han dado en la cultura española los grandes rupturas y transformaciones que han forjado un pensamiento moderno, no ha existido una revolución científica ni una reforma religiosa durante el siglo XVI (Copérnico y Erasmo), el human is mo fue eliminado en las mazmorras de la Inquisición, no hubo Ilustración en el siglo XVIII, tampoco hubo liberalismo en el siglo siguiente: los encarcelaron o exiliaron. Y esos nombres que usted cita no se los aconsejo a ninguno de mis estudiantes, pues la vida es breve y no es saludable alimentarse con basura.

–Sabemos que en repetidas ocasiones ha pisado la ciudad de Monterrey, invitado por el ITESM, usted siendo catalán y habiendo vivido en el exterior por largos años, ¿ve algún paralelismo antagónico en tre Monterrey y Ciudad de México, semejante al que prevalece entre Barcelona y Madrid?

–Quiero advertirle que no soy catalán. Mi madre es alemana y yo me formé en filosofía en París y Berlín. Además, la época intelectualmente más intensa de mi vida la debo a mi experiencia de varios años en Brasil, México y, muy particularmente, en Estados Unidos, donde he vivido de hecho desde 1990. Seguramente la próxima vez que nos veamos le responderé que soy ciudadano estadunidense con satisfacción, a pesar de sus malditas guerras. Pero en cuanto a su pregunta, creo que la respuesta es no. No tiene nada que ver una cosa con la otra: Barcelona y Monterrey. Es una constelación histórica diferente. Monterrey es una ciudad joven, su energía y encanto reside en su juventud, en su mirada abierta a todas o casi todas las posibilidades. Y esto la hace atractiva, fascinante. El conflicto Barcelona-Madrid es un conflicto heredado de la edad feudal. Si por lo menos se hiciesen torneos con lanza y espada nos podríamos divertir un poco, ¿no cree usted?