Opinión
Ver día anteriorMartes 23 de marzo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Polarizaciones sanguinarias
U

bicado en la periferia de las decisiones de los amos del sistema capitalista, México ve pasivamente como otras potencias mayores y algunas emergentes deciden el futuro del planeta.

Nada halagüeño en esas decisiones. Copenhague fue un fracaso para todos; problemas del calentamiento global; contaminación de aire, aguas y tierras, en perpetuo avance; gigantescos glaciares que desaparecen paulatinamente; hidrocarburos, que se agotan; especies animales y vegetales por millares desaparecen; bosques y selvas son cubiertos por la nada con velocidad escalofriante. ¿Quién tiene alguna expectativa positiva para la continuación de Copenhague en México?

El G-20 plus marginó en buena medida a la Unión Europea (UE) y, por supuesto, a México; los acuerdos en lo fundamental los tomó Estados Unidos alineando con facilidad a los emergentes. La Unión guardó prudente dignidad frente al empujón y no protestó. Tienen que alinearse a las decisiones del G-20 pero tratan de mirar más lejos, oteando caminos posibles para recuperar un mejor lugar en el mundo. Pero enfrentan un problema mayúsculo de largo plazo con una población que no crece, crecientes enfrentamientos con la inmigración, lentas tasas de aumento en su competitividad y una barca que hace aguas en medio de vendaval de la crisis.

Los Objetivos del Milenio de la ONU, que acordaron 189 países en 2015, son cadáver insepulto. Ninguno de los ocho compromisos será cumplido. Recordémoslos: lograr la educación primaria universal; promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; fomentar una asociación mundial para el de-sarrollo y erradicar la pobreza extrema y el hambre.

Hoy los tales objetivos provocan carcajadas trágicas. Las cosas marchan en sentido contrario, pero la clase burguesa del planeta y los dirigentes políticos son los paquidermos con el cuero más abultado de la existencia.

En el mundo, el número de personas que padecen hambre aumentó de 842 millones en 1990-1992 a 873 millones en 2004-2006 y a mil 200 millones en 2009, nivel que nunca se había alcanzado antes en la historia, según el Informe sobre los Objetivos del Milenio presentado hace unos días por el secretario general de la ONU. Seguramente los circunspectos oyentes, después de oír esas cifras se encaminaron a sus bares favoritos, alzaron los hombros y se dispusieron a ingerir sus jaiboles favoritos.

Y en la contraparte: un informe de marzo de 2008 exhibe: el número de fortunas millonarias en dólares aumentó el pasado año un 6 por ciento para situarse en los 10 millones, según un estudio presentado en Francfort. El World Wealth Report, realizado por la consultoría Capgemini y el banco Merrill Lynch, calculó que la fortuna media de esos 10 millones de millonarios supera los cuatro millones de dólares.

El informe referido destaca que la mayor parte de los nuevos millonarios proceden de los países en desarrollo y de economías emergentes. En Latinoamérica, los autores del World Wealth Report detectaron 400 mil millonarios, 12.1 por ciento más que en 2006. En Brasil el número de personas con fortunas millonarias en dólares creció el pasado año 19.1 por ciento. En India, el grupo de nuevos millonarios aumentó 22.7 por ciento; en China 20.3 por ciento y en Oriente Medio 15.6 por ciento. En África se registraron 100 mil millonarios, 10 por ciento más que en 2006.

La crisis económica mundial ha hecho crecer eficazmente su binomio sangriento: más hombres con más millones y más millones de hombres con hambre. Resultados del Milenio.

¿Tenemos alguna ruta para superar ese crimen inefable? No. Hoy el tema central del mundo no es ninguno de los estremecedores problemas referidos, sino la esgrima entre Estados Unidos y China por el tipo de cambio de este último país.

La política de China de mantener el renminbi subvaluado, es un lastre significativo para la recuperación económica mundial. China está sumando más de 30 mil millones de dólares al mes a sus reservas de 2.4 billones dólares. El FMI estima que China tendrá un superávit corriente de más de 450 mil millones de dólares en 2010, 10 veces la cifra de 2003.

Esta política perjudica gravemente el resto del mundo. China, por su superávit comercial, impone un antiestímulo al resto de las economías. Pero este problema financiero no nació con la política china. El factor central está en el disparo del déficit comercial de Estados Unidos de 84 mil millones de dólares en 2000, a casi 230 mil millones en 2009, originados en los gastos militares. Sume usted las supercherías financieras de los bancos estadunidenses…, son las brutalidades del imperio.

De otra parte, los productos chinos actualmente forman una vasta proporción de los insumos de las manufacturas estadunidenses, de modo que la revaluación del reminmbi que quiere el Departamento del Tesoro, se traduciría, de una parte, en una devaluación del dólar, que favorecería las exportaciones estadunidenses, pero se abriría también una tendencia contraria, el encarecimiento de esas mismas exportaciones originado en el más alto tipo de cambio chino y en el consecuente aumento del precio de las exportaciones de insumos asiáticas.

Nadie ha hecho el balance del impacto neto. Sólo sabemos que los ultramillonarios aumentan y los hambrientos mueren sin poder llevarse un poco de alimento a sus ultrajados estómagos.