Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 21 de marzo de 2010 Num: 785

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Anuario
LEANDRO ARELLANO

Precio y aprecio de los libros
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Miradas
RICARDO YÁÑEZ

El hombre, el abanico, la mujer, el yin y el yang
GUILLERMO SAMPERIO

J.D. Salinger: el guardián al descubierto
GUILLERMO VEGA ZARAGOZA

Rafael Cadenas: el acontecimiento interior
VÍCTOR MANUEL CÁRDENAS

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
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PARA REESCRIBIR UNA HISTORIA

JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ


Caín,
José Saramago,
Alfaguara,
México, 2009.

Resulta un lugar común decir que no existen nuevas historias, que todo ya ha sido contado. Sin ánimos de discutir, me limito a pronunciarme en contra del postulado. No niego que los temas se repitan a fuerza de estar limitados a unos cuantos. Tampoco que las narraciones encuentren sus raíces en otras anteriores que, a su vez, se alimentaron de las que les precedieron. Pero las historias no son, estrictamente, las mismas. Tienen variantes, nuevas aproximaciones, no sólo propuestas formales, como asegura la máxima que abre este párrafo. Estas historias pueden existir porque el mundo es diferente, porque hemos ido encontrando nuevos caminos para explorarlo, porque nuestras emociones se disparan a partir de sucesos inexistentes hace unos cuantos años. Y, pese a ello, hay quien prefiere recurrir a las viejas historias.

José Saramago (Portugal, 1922) es un especialista en esta particular forma de hacer literatura. Su El Evangelio según Jesucristo da cuenta de ello aunque debimos esperar varios años para encontrarlo de vuelta. Durante la última década sus fieles lectores acusamos un ligero desencanto. No es que escribiera mal, simplemente sus novelas no tenían el encanto de antaño. Quizá fuera mucho pedir que escribiera, de nueva cuenta, obras monumentales. Tal vez debíamos conformarnos con algo que no llenaba las expectativas que él mismo había elevado en nosotros. Incluso pudimos haber pensado que su corpus ya estaba terminado tras más de ochenta y cinco años de vida.

La sorpresa se empezó a fraguar en 2009: tres libros en el mismo año. Caín, el más reciente de ellos. En él podemos encontrar a un Saramago renovado, escribiendo como en sus mejores tiempos. Y haciéndolo con una historia que no es suya. Porque su novela es una reescritura del Antiguo Testamento. Al igual que con El Evangelio según Jesucristo, lo que Saramago ofrece es una reinterpretación de los hechos. No los cambia, no modifica los pasajes, no altera el curso de la historia. Se limita a rellenar los huecos, a hacer que un personaje pueda aparecerse donde no sólo resulta posible sino plausible. Aún más: provoca tanto o más que en sus mejores tiempos. Ha dejado de lado la carga política, se ha apartado de sus fórmulas. A cambio, cuestiona. Para conseguirlo hace uso de Caín. Lo esgrime como un personaje con la autoridad para dialogar con Dios, para poner en tela de juicio sus actos, para enfrentarlo.

Lo maravilloso empieza a suceder cuando este Caín consigue mejores argumentos que la divinidad: ésta sólo puede contestar en base a los hechos conocidos. Entonces no importa que la historia no sea propia. Reconfigurarla es el privilegio de los grandes. Y Saramago sigue siendo uno de ellos. Su prosa habla por sí sola y, de nueva cuenta, ha demostrado su capacidad para reinventarse al tiempo que se apropia de una historia para sacar, de sus entresijos, una episteme tan válida como cualquier otra.


COCAÍNA INTERNATIONAL

EDGAR MORÍN


Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas
y la ‘Ndrangheta,

Cynthia Rodríguez,
Editorial Debate,
México, 2009.

Aunque entre tanta información pronto pasó al olvido, hace meses autoridades estadunidenses anunciaron el desmantelamiento de una red para traficar cocaína con conexiones en Guatemala, México, Estados Unidos e Italia. Entre sus protagonistas destacaban la ‘Ndrangheta calabresa y los Zetas, organización mexicana que al parecer ya juega su papel en la exportación de cocaína a Europa. Este libro es un acercamiento periodístico a parte del caso que intenta desligar a las organizaciones criminales del mito y otros relatos literarios o cinematográficos que hacen tolerable o catártica su propia violencia, y ofrece algunos elementos para comprender la globalización del crimen organizado.

Inicia con un recorrido por los dominios de la ‘Ndrangheta al sur de Italia, y desde que se toma una carretera eternamente inconclusa, la corrupción brota lo mismo que la pobreza, el abandono y la ausencia del Estado: en la región de Calabria, treinta y uno de cada cien jóvenes carece de empleo, el doble que cualquiera de los veintisiete países miembros de la UE, que es de 15.3 por ciento en promedio. Sorprende que desde un lugar así, cuya geografía además dificulta el acceso, se generen cerca de 44 mil millones de euros anuales y 27 mil 240 millones sólo por tráfico de drogas. Pero también destacan las similitudes con otras regiones del planeta, consecuencia de un proceso globalizador que privilegia lo económico y el lucro en el que resulta inevitable el aumento de incertidumbre en amplios sectores de la población, ante los efectos, exclusiones, precarización del empleo y otros cambios en esta fase del capitalismo. Por eso el riesgo cobra impulso y, desde entonces, una enorme y cada vez más barata fuerza de trabajo se pone al servicio tanto del crimen desorganizado como del organizado parasitario (secuestro, extorsión), o del que gira en torno a la producción y comercio de cualquier mercancía que tenga algún valor.

Y esto se nota en los mecanismos para trasladar cocaína a Italia una vez comprada a los mexicanos en Nueva York. O en el papel que juegan las mujeres del clan mafioso, lejos de la sumisión y sometimiento tradicionales. También en los operadores del cártel del Golfo, vértice que articula a los proveedores de la droga en NY según autoridades estadunidenses, quienes guardan bajo perfil respecto a la violencia que se les atribuye en México; las intervenciones telefónicas los revelan más empresarios que matones impulsivos de gatillo fácil, por ejemplo. E, incluso, en la poca malicia del menor del clan que no verifica la calidad de lo que compra y termina enredando las cosas cuando en Calabria se niegan a pagar.

Es evidente cómo la percepción que se tiene sobre México está cambiando. De hecho la autora nos advierte de las revisiones exhaustivas que esperan a mexicanos en aeropuertos. Algo que debería llevarnos a reflexionar sobre qué tan rápido estamos pasando de ser referencia amigable o al menos folclórica para otros países, a ser percibidos como nación de narcotraficantes y cortadores de cabezas.


DEL HORROR Y SU DIVERTIMENTO

RICARDO GUZMÁN WOLFFER


Pic nic en la fosa común,
Armando Vega-Gil,
Ediciones b,
México, 2009.

Como un punto intermedio entre los extremos literarios mostrados por Vega-Gil en su Diario de un Guacarroquer y en los cuentos que le valieron el Premio Nacional San Luis Potosí, Picnic muestra una escritura hilvanada que no por bien escrita deja de ser una monumental alegoría sobre los pasadizos secretos de la política y de las historias negras cotidianas del pueblo chilango. Claro, para llegar a la parte policíaca de la novela es necesario pasar por extraños pasadizos del drenaje profundo y por misteriosos seres que habitan agujeros subterráneos para evidenciar que la realidad inmediata puede sernos absolutamente desconocida.

Un reportero apodado con un hermoso latinismo debe enfrentar a los practicantes de una misteriosa y sangrienta secta que parodia las películas B de los sesenta, para hacer verosímil literariamente esta versión mexicana de H. P Lovecraft. En una desenfrenada caída al drenaje profundo chilango, el reportero llevará su propia cordura al extremo, para regocijo del lector de esta novela que retoma el neopolicíaco mexicano ochentero para mezclarlo con textos heréticos y referencias prehispánicas que refrescan al género. Si bien los políticos siguen siendo malos y corruptazos, las razones para auxiliarse de un guarura loco e intentar matar al jefe de gobierno van más allá de los cuestionamientos partidistas. Si bien los negocios sucios sobre las más esenciales obras públicas para la viabilidad de una ciudad del tamaño del D. F. está ahí, ahora van salpicados de invocaciones demoníacas y de matones sacados de una travesía polar escrita por Poe.

Con el desenfreno que en su momento hizo memorable la propuesta musical de Vega-Gil, ahora también hace ilustre esta novela de largo aliento donde lo fantasioso resulta verosímil por su buena manufactura. Apuntalada la trama con citas de notas periodísticas y de desastres inexistentes, el hilo narrativo se mantiene.

Además, como un segundo discurso, el personaje cuestiona la responsabilidad de los medios impresos y la censura como práctica vigente.

Vega-Gil ha transcurrido por varias facetas literarias, desde la poesía hasta el guión cinematográfico, pasando por el análisis de la panadería mexicana. Todo ello logra combinarse exitosamente en esta sorpresiva trama sólo verosímil en el país chilango, donde se vive sobre kilómetros de túneles, milagro de la ingeniera nacional, y en los que bien podrían habitar estos seres albinos descritos por el autor, que lo mismo hacen ritos demoníacos, que se convierten en guardaespaldas empresariales inmisericordes.

Antes de leer Pic nic solía mirar con desconfianza las coladeras chilangas y suponer que las inundaciones metropolitanas eran causadas por la falta de planeación en los drenajes. Ahora puedo imaginar seres fantásticos que pululan ahí abajo, mutaciones antidarwinianas, en conjuros inmemoriales, con sacrificios humanos. Gracias a Vega-Gil.



La Otra.
Revista de poesía + artes visuales + otras letras,

México, año I,
números 1 al 5,
enero-diciembre de 2009.

Conocido, entre otras actividades y oficios, por su labor codirectora en la ya extinta revista de poesía Alforja, José Ángel Leyva dirige ahora esta magnífica publicación, que conserva, renueva y amplifica el propósito de dar espacio permanente a la práctica de la poesía, venga de donde ésta venga, pero que además incorpora, como reza el cabezal, propuestas novedosas tanto del campo de las artes visuales como de “otras letras”, es decir, aquellas que complementan a la poesía. Son destacables, entre otras, la sección titulada Poetas en Babel, nombre que a las claras indica su vocación multilingüe, así como el dossier que completa cada número, dedicado a un autor relevante; los primeros cinco son, en orden de aparición, Antonio Cisneros, Eduardo Lizalde, Marco Antonio Campos, Alfredo Fressia y Hugo Gutiérrez Vega.



Ibero, Revista de la Universidad Iberoamericana,
México,
año II,
número 6,
febrero-marzo de 2010.

Con ésta, la sexta entrega, cumple su primer año de vida la revista editada por la institución comúnmente conocida precisamente con el nombre asignado a esta publicación. Sobre el tema rector, ¿Cuál independencia, cuál revolución?, reflexionan si es que hay algo qué rescatar o celebrar buen número de escritores e intelectuales, entre ellos Emmanuel Carballo, Bruno Estañol, Rius y el recientemente fallecido Carlos Montemayor.