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Reconocen su trayectoria de gran intelectual con vocación universal

El Senado honra a Carlos Montemayor y guarda un minuto de silencio

La muerte del escritor y activista es una pérdida irreparable para todo el pueblo mexicano

 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de marzo de 2010, p. 7

En el Senado se guardó ayer un minuto de silencio en memoria de Carlos Montemayor, recientemente fallecido, y en nombre de todos los grupos parlamentarios se expresaron condolencias a familiares, amigos y al pueblo de México por el lamentable deceso del escritor, analista político y defensor de los derechos humanos y sociales.

Durante la sesión, el presidente del Senado, Carlos Navarrete, expresó que Montemayor fue un narrador relevante, nacido en la segunda mitad de los años 40 del siglo pasado, un hijo político y literario del movimiento estudiantil de 1968.

Su trabajo arduo y profundo nos permite referirnos a él como un defensor de los derechos humanos, quien a través de novelas, ensayos, traducciones y poesías mostró siempre un compromiso social, en particular y con mayor énfasis, hacia los grupos indígenas de nuestro país.

Agregó que fue reconocido sin duda como un gran intelectual con vocación universal, que se distinguió como ensayista, poeta, traductor, novelista, investigador, analista político y divulgador de los idiomas originarios de México; además de esto, su profundo conocimiento del castellano lo llevó a ser miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Fue un sobresaliente maestro de la crónica novelada, un impetuoso novelista divulgador de la literatura indígena y un periodista crítico sin duda alguna.

Por ello, agregó, el Senado expresa sus condolencias por esa gran pérdida para México y reconocemos su trabajo fructífero e incansable.

Originalmente la propuesta la habían formulado los senadores del PRD, Rubén Velásquez, José Luis García Zalvidea, Francisco Castellón y Rosalinda Hernández, quienes presentaron un punto de acuerdo para expresar sus condolencias por el deceso de Montemayor, lo que calificaron como una pérdida irreparable no sólo para la Academia Mexicana de la Lengua y los círculos intelectuales del país, sino para todo el pueblo mexicano.

Sin embargo, los demás grupos parlamentarios se sumaron a la propuesta y la Mesa Directiva acordó que fuera el Senado el que formulara el pronunciamiento.