Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de enero de 2010 Num: 777

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La utopía indígena de Ricardo Robles
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

Ceniza azul y destello
HJALMAR FLAX

La desigualdad de México desde el True North
MIGUEL ÁNGEL AVILÉS

Nocturno de Charlottesville
CHARLES WRIGHT

Estados Unidos y los indocumentados mexicanos
RAÚL DORANTES Y FEBRONIO ZATARAIN

Una actriz de dos ciudades
RICARDO YAÑEZ entrevista con GABRIELA ARAUJO

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Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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LA FLACA INTELIGENCIA

LEO MENDOZA


En el laberinto de la inteligencia. Guía para idiotas,
Hans Magnus Enzensberger,
Traducción de Francisco Rovira,
Editorial Anagrama, Colección Argumentos núm. 400,
Barcelona, 2009.

Hans Magnus Enzensberger, además de un extraordinario poeta, es un pensador profundo, tanto por sus estudios sobre política y delito como por sus incursiones en torno al fenómenos migratorio, o bien el extremismo radical, ese mal irremediable producto del resentimiento que genera la sociedad. Podemos considerar a Enzensberger como un humanista de nuestro tiempo que, con enorme curiosidad, explora los temas que le resultan afines o despiertan su interés.

En su último ensayo, En el laberinto de la inteligencia. Guía para idiotas –un breve, ilustrativo y muy disfrutable libro– Enzensberger ha puesto su mirada sobre la inteligencia, un término destinado a naufragar, desde su misma etimología, en el vasto mar de las definiciones, y una virtud cardinal dentro de la llamada modernidad. Por ello, Enzensberger inicia su viaje definiendo lo que es la inteligencia y, sobre todo, lo que no es, a partir de los significados que se le aplican al vocablo, especialmente, de las connotaciones negativas, terreno abundantemente abonado por los dichos populares, para finalmente recalar en uno de los más discutidos y discutibles apartados, el de la medición de la inteligencia –o del IQ o CI– que, al parecer, no resulta nada confiable, a pesar del famoso club Mensa (que reúne a poseedores de altos puntajes en la prueba) o de los cazadores de talento que basan sus resultados (si es que lo hacen) en los famosos tests para medir la inteligencia inventados por el profesor Hans Jürgen Eysenck, a los que aún hoy se someten cientos de miles de personas al año con la esperanza de ser catalogados como inteligentes.

El librito del poeta alemán transita por estas estrechas calles y narra cómo fueron los primeros intentos por medir la inteligencia a la par que descubre, de manera divertida e instructiva, los puntos flacos de sus principios (que por supuesto no son ningún secreto): falta de sentido común e incapacidad para calificar la creatividad, la inspiración, la empatía, la intuición y aun la correlación que puede establecer un ser humano con su entorno, una capacidad fundamental que ningún test mide.

Enzensberger señala también los condicionamientos políticos y sociales que han venido aparejados con la aparición de los famosos tests. Con profunda ironía, el escritor explora este universo, e incluso comenta el título de algunas versiones de estos libros al alemán, algo que muy bien se puede aplicar a su propio texto en español, pues el subtítulo Guía para idiotas (semejante a uno de esos libros para dummies, tan populares en el mercado anglosajón) no aparece en la versión original por ningún lado.

Como habrá de suponer el lector, la tentativa de Enzensberger, si no termina en fracaso, sí lo hace en la aceptación de la imposibilidad de definir la inteligencia y, sirviéndose de su texto como pretexto (a la manera de la amplia explicación que Edgar Allan Poe dio sobre la composición de sus poemas), el escritor concluye sus disquisición con un poema dedicado a la contraparte de la inteligencia: la estupidez, un estado que, ése sí, casi todos podemos reconocer, como bien nos lo muestra este reconfortante y útil libro.


LOS AVATARES DEL PODER

RAÚL OLVERA MIJARES


Las teorías de las formas de gobierno
en la historia del pensamiento político,

Norberto Bobbio,
FCE,
México, 2008.

Frente a la postura extrema de abolir el Estado, por parte de Karl Marx y Friedrich Engels, se yergue la teoría de las formas de gobierno, que ha estado en boga desde el siglo IV antes de la era cristiana, pero cuyos antecedentes son aún más antiguos –en Grecia es posible remontarse hasta Heródoto. El poder ejercido por uno solo, por unos cuantos privilegiados o por los más, en forma exclusiva o bien combinada, bajo circunstancias que garantizan la legitimidad o no de los gobiernos y sus distintas titularidades o atribuciones, son los goznes sobre los que Norberto Bobbio (1909-2004) habrá de perfilar sus reflexiones. Durante el año lectivo 1975-1976 en la Universidad de Turín, teniendo como asistente a Michelangelo Bovero, Bobbio dictó estas conferencias cuya trascripción, con ciertas adiciones, terminarían en el libro Las teorías de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político, publicado por Giappichelli en Turín el año de 1976.

En términos generales, Aristóteles estableció que el gobierno de uno se llamara monarquía (su degeneración, tiranía), el de unos pocos aristocracia (su forma tendenciosa, oligarquía) y el de la mayoría de los ciudadanos politeia (su forma adulterada, democracia). Polis y demos para el pensa dor de Estagira eran conceptos contrapuestos: uno significaba el orden, la consideración, la mesura (el equivalente griego de civitas de donde se deriva civilisatio), mientras el segundo era la confusión, los excesos, los dimes y diretes. Más tarde en el decurso de la historia surgiría el término demagogia. Se supone que todas estas eran formas puras, que se excluían las unas a las otras, en el siglo II antes de la era cristiana, un historiador griego avecindado en Roma, Polibio, al estudiar la constitución del Estado romano, hablaría de un régimen mixto: con un monarca, el imperator, una aristocracia el senatus y los tribuni plebis como representantes populares. Este enfoque explica la República y el Imperio aunque deja fuera el primer período de la historia romana, la monarquía.

En el siglo XVI, Jean Bodin impugnaría el carácter mixto de este régimen de gobierno, que desde la época romana pasaría por el más perfecto de la historia, afirmando que el poder era absoluto y soberano. Soberano porque no reconoce nada más alto que él, y absoluto porque no se somete a ninguna ley estatuida por hombres. La soberanía, no obstante, conoce dos conceptos: la titularidad (el régimen) y el ejercicio (el gobierno). Hobbes, Vico, Montesquieu y Hegel son otros tantos autores que Norberto Bobbio aborda en esta breve y por necesidad esquemática obra, valiosa para el lector no especializado por su estilo claro, elegante y didáctico, y para el erudito por las relaciones inesperadas y siempre originales de autores y conceptos. Espléndida ocasión para acercarse a uno de los teóricos más notables de la política en el siglo XX.