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En La culpa de México busca descubrir cuándo se jodió la nación

La historia del país, una épica del fracaso, sostiene Pedro Ángel Palou
 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de enero de 2010, p. 3

La de México es una historia triste, porque es una épica del fracaso, sostiene el escritor Pedro Ángel Palou; como argumento subraya la apología oficial que se hace de la Batalla del 5 de Mayo de 1862 y la del Castillo de Chapultepec, el 13 de septiembre de 1847, en la que murieron los llamados Niños Héroes.

Si bien el 5 de mayo se le ganó una batalla al ejército francés en Puebla, al final el país se sometió a una penosa intervención de aquella nación europea, algo similar a lo que ocurrió años antes en Chapultepec, donde no pudo frenarse el avance militar estadunidense y éste tomó la capital mexicana, apunta.

Estas observaciones del autor vienen a cuenta por la publicación de su más reciente libro, La culpa de México, ensayo histórico en el que busca desentrañar en qué momento se jodió nuestro país, es decir, por qué y cuándo se arruinó el proyecto de nación.

Publicado por Grupo Editorial B, este volumen responde a las inquietudes que se suscitaron en Palou a raíz de la escritura de una trilogía de novelas históricas: Morelos, Zapata y Cuauhtémoc.

Es curioso, en ese momento no pensaba escribir un ensayo histórico, estaba más enfocado en la ficción. Pero al preguntarme por qué perdieron Zapata y Morelos, en particular, los dos grandes derrotados de la historia contemporánea de México, me di cuenta de que la ficción no me bastaba para explorar en las asignaturas pendientes, que ni la Independencia ni el siglo XIX resolvieron, mucho menos la Revolución.

Se puso a indagar y decidió profundizar en el siglo XIX, etapa en la que sitúa el principio de descarrilamiento del proyecto mexicano como patria y nación, y que, en su opinión, ha sido poco estudiada por los especialistas, en el sentido de abordarla con una visión de conjunto.

No se le ve como proceso porque es muy difícil, por ser un siglo de proyectos fracasados y de fragmentos de país; además, intentar hacer una historia narrativa de eso es muy complejo, señala Palou en entrevista.

“La pregunta central que me hice desde el principio, y que fue la que guió toda la investigación, no me parece ni ociosa ni poco importante, aunque sí coyuntural, ante un país que perdió el rumbo y un proyecto de nación que se acabó –no sabemos quiénes somos, qué hacemos, ni hacia dónde vamos–, es cómo y cuándo comenzó esta debacle.”

De acuerdo con el escritor, lo que vive hoy día el país, sobre todo con la llegada de la derecha al poder, ha colocado en relieve las asignaturas pendientes de la historia.

“Entonces, preguntarse por ellas, lo digo en algún momento del libro, no es para ajustar cuentas con el pasado –eso lo ha hecho la historia repetidas veces–, sino con el futuro.”

Palou ubica esa falta de cimientos nacionales en la negación que se hace desde la época colonial de las muchas naciones y patrias que aquí existen, pensamiento que hicieron suyo sobre todos los criollos, y que hoy se mantiene entre las elites: Construimos una patria que fue siempre la del criollo, la de las elites.

Destaca, además, que el de la Independencia es hasta la fecha un proceso inconcluso: México nunca terminó de independizarse porque nunca terminó de hacerse como país, nunca se inventó como país mas que para una elite, ya sea gobernante o pensante, porque también hay que dejar claro la culpa que tuvieron los pensadores, los intelectuales del siglo XIX, en la construcción del país, este país mutuamente excluyente.

Esto es algo que, a su parecer, puede observarse claramente de forma gráfica en las más recientes elecciones federales: hay un norte de derecha, conservador, y un sur de izquierda, que proponía un cambio de país.

Uno puede ver en el mapa que el país está fracturado. Desde entonces, México no sólo no se ha unido, sino que se ha fracturado mucho más, porque este gobierno ha sido sobrepasado por completo por la realidad. Ha sido absolutamente penoso.

Para el escritor, la clase popular está históricamente ignorada, lo que la ha convertido en caldo de cultivo para cualquier mitin o revolución, como ha quedado comprobado en diversas etapas, si bien considera que las condiciones actuales no son propicias para impulsar una insurrección.

Sostiene, al respecto, que tan efectivo ha sido el sistema que el pueblo juega a nada: “Claro que hay mucho descontento social, pero no existe un sólo espacio público en el que realmente pueda manifestarse.

El sistema ha logrado acabar con el espacio público. No existe hoy un sitio de debate o discusión, y los medios mucho han tenido que ver en esto, en particular los medios electrónicos, el duopolio televisivo.

Pedro Ángel Palou resalta cómo México ha sido un país de improvisaciones y ocurrencias, carente de proyecto político, si bien reconoce que el PRI tuvo su proyecto hegemónico durante 70 años, excluyente de todo lo demás, mientras el PAN sólo aprendió a ser oposición y nunca a gobernar.

Sostiene que quienes han sacado mayor provecho de esa división absoluta que prevalece en México son los gobernadores, quienes se han vuelto los nuevos virreyes, los nuevos caciques.