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Ya ve cómo están las cosas... y todo lo que se viene este año, advierte doña Flora

Sanadores del Zócalo, céntrica opción de los capitalinos contra la mala vibra

Salud, trabajo y dinero, los deseos más solicitados

Rechazan que sean charlatanes

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Una de las persona haciéndose limpias prehispánicasFoto Víctor Camacho
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Imágen de persona haciéndose limpias prehispánicas con yerberos o sanadores, que se han instalado a un costado de la Catedral MetropolitanaFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de enero de 2010, p. 29

Frente a un panorama económico y laboral poco halagüeño, muchos capitalinos cifran sus esperanzas en los yerberos del Zócalo capitalino, para que con sus limpias los ayuden a mantener, sobre todo, salud, trabajo y dinero.

Instalados a un costado de la Catedral Metropolitana, la docena de sanadores vive un auge, pues la demanda de sus limpias ha ido al alza en los últimos meses, por lo que incluso es posible ver por momentos filas de personas esperando su turno.

Cierre sus ojos, pida un deseo con mucha fe, dice uno de los curanderos a Joel, mientras el humo que suelta el popoxcomi (o recipiente en el que se queman yerbas) recorre todo su cuerpo. “¿Qué le duele...?, añade el yerbero mientras sostiene su mano derecha en la cabeza del joven. No tener empleo...; Pida, pida con mucha fe, obtiene como respuesta.

Unos pasos más atrás se ubica Gustavo Leyva, un atropólogo que también ofrece limpias con manojos de albahaca, ruda, romero y pirú. Es el turno de quien, renunente, dice llamarse Fredy. Su fe en estas sanaciones es mucha, pues asegura que en otros años le ha dado resultado. Y da su testimonio: el próximo 7 de enero voy a presentar un examen de contratación en una empresa muy importante, y confío en que me quedaré; hace cinco años, cuando iba a entrar a Mabe, vine y se me hizo.

Los cientos de paseantes que recorren a diario el Zócalo capitalino no pueden dejar de verse atrapados por estos sanadores, tanto por el aromático humo que desprende el incienso de copal de los popoxcomis o sahumerios, como por su vestimenta prehispánica, e incluso por la cantidad de yerbas y figuras simbólicas que tienen apostadas en sus reducidos espacios, desde cráneos aztecas hasta yerbabuena, desde caracolas hasta cola de caballo.

Pero lo más atractivo para la gente es que las limpias son gratuitas. Al final cada quien pone lo que su bolsillo le permite, 10, 20 o 50 pesos.

Flora Hernández aprovechó ayer el día para ir con su hija y su nieto por el Zócalo. Viven en Iztapalapa y sólo iban a divertirse, pero al ver que había gente esperando turno con uno de los yerberos, y que no cobraban, aprovechó para pasar en familia por este ritual.

El aromático humo las envuelve de pies a cabeza entre los balbuceos de la sanadora. Quince minutos después explica que pidió para ella y su nieto tener salud, y para su hija, dinero. Ya ve cómo están las cosas... y todo lo que se viene este año. Ojalá esto funcione, ya estamos muy desesperadas.

Antes de concluir el recorrido por la zona de yerberos, algunos piden dejar en claro que no son charlatanes y muestran con orgullo algunas fotos o credenciales de la Escuela de Medicina Tradicional y Herbolaria, donde reciben cursos de actualización y preparación.