Sociedad y Justicia
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Intenta la sociedad civil hacer frente a la represión policiaca

Se confirma la crisis de la cumbre en Copenhague; dimite ministra danesa
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 17 de diciembre de 2009, p. 35

Copenhague, 16 de diciembre. Se realizó este miércoles la movilización Reclama el poder, la que finalizó la semana de protestas organizadas por redes internacionales del movimiento social global. En el contexto de la represión sin precedentes ejercida por la policía danesa en días recientes, los ambientalistas nacionales y extranjeros, reunidos en Copenhague para protestar en contra de la 15 Conferencia de la Partes (COP15) convocada por la ONU, salieron este miércoles a la calle con la convicción y la determinación de que en los días anteriores muchas voces del movimiento habían pedido que se utilizara como antídoto al miedo generado por tanto control policiaco.

La policía detuvo a cientos de manifestantes alrededor de la manifestación. Al mismo tiempo, la estrategia pensada para este miércoles, la llamada inside/outside, tuvo sustancialmente éxito, pues la manifestación desde afuera pudo acercarse al Bella Center, la sede oficial de la COP15, y los delegados de la sociedad civil en la reunión oficial pudieron salir de la sede, aunque tuvieron, ellos también, que sufrir empujones, gritos y algunos golpes por parte de las fuerzas del orden.

Todo lo anterior sucedió el mismo día en que se viene confirmando una profunda crisis en el interior de la COP15 que fue marcada por la dimisión de la secretaria del Ambiente del gobierno danés, Connie Hedegaard. Aunque para la reunión de la COP15 faltan aún unos días durante los cuales se promete la presencia de los líderes de los países desarrollados, no se vislumbra una solución satisfactoria para todos, lo cual, dicen los manifestantes, demostraría el sustancial fracaso de esta reunión.

El día comenzó con cientos de cientos de manifestantes que empezaron a reunirse en las afueras de la estación del tren Tranby, en el extremo suroeste de la ciudad, a unos kilómetros de la sede de la COP15, el Bella Center. El programa de la movilización preveía un novedoso formato de manifestación. En el marco de una cumbre por primera vez parcialmente legitimada por los movimientos sociales, la idea era realizar cuatro marchas que desde afuera del Bella Center se dirigieran hacia la sede oficial del encuentro. Contemporáneamente, los delegados de la sociedad civil acreditados a la COP15 y reunidos bajo la sigla Climate Justice Now (CJN) tenían la intención de marchar hacia afuera de las instalaciones del prestigiado centro de convenciones de Copenhague. Todo lo anterior, para romper el cerco, permitir a los movimientos sociales encontrarse y realizar la llamada y esperada asamblea de los pueblos. Ese era el programa y sólo en parte se pudo respetar.

Desde temprana hora también la máquina represiva del gobierno danés, organizador de la COP15, comenzó a funcionar. Desde el día anterior, el martes, la policía realizó acciones disuasivas y algunas detenciones preventivas en distintas sedes de las muchas corrientes que componen el frente de organizaciones en protesta. Todas estas acciones se reforzaron ayer en la mañana, cuando la policía no permitió la salida de tres de las cuatro marchas previstas, deteniendo un total de alrededor de 200 personas. Descabezados los llamados ‘bloques coloreados’, quedaba nada más la marcha principal, el llamado ‘bloque azul’.

Desde la mencionada estación del ferrocarril, la marcha azul, encabezada por representantes tanto del CJN como del Climate Justice Action, se movía hacia el Bella Center bajo una intensa nevada. Motivada por las voces que llegaban desde la COP15, relativas tanto a la dimisión de la secretaria de Estado danesa como de la incipiente movilización interna, los contigentes que juntos reunían unas 3 mil personas, arribaron cantando y gritando consignas hasta pocos metros de las redes puestas para proteger el centro de convenciones. Fue ahí cuando, frente varias decenas de policías antimotines, desde los altavoces que dirigían la manifestación, se comenzó a escuchar: Hay que empujar, hay que empujar. Así las cosas, los manifestantes, entrelazado sus brazos y desarmados comenzaron a empujar a los policías que intentaban detenerlos. Se desató así una larga batalla que vio por un lado a la multitud caminar hacia el frente, todos tomados de los brazos, gritando: Queremos justicia climática y ¿ustedes? o ¿Qué queremos? Justicia climática; ¿Cuándo? Ahora.

Por el otro, los policías tomados por sorpresa, en un primer momento procuraron contener el embate y, finalmente rebasados por la mayoría que estaba a punto de tocar las redes de protección, sacaron macanas y dispararon gases pimienta.

Del otro lado de las mallas, en la lejanía, se podía entrever la delegación interna de manifestantes, rodeados por policías que les impedían acercarse a la lucha que se que se libraba afuera.