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Juan Pablo de Pina García Mientras la agricultura y el campo son territorios cada vez más devastados por la modernización neoliberal –maíz transgénico incluido –las enseñanzas y el pensamiento crítico, humanista y ético de Efraím Hernández Xolocotzi, el maestro Xolo, están plenamente vigentes. Ingeniero agrónomo y profesor investigador de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), el Colegio de Postgraduados (CP) y la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) por décadas, Hernández Xolocotzi insistió en la necesidad del estudio y la revaloración de la agricultura campesina e indígena como fundamento para el conocimiento de la realidad mexicana y la formulación de opciones y proyectos de futuro y desarrollo nacional verdadero. Hijo de un campesino y una maestra, Efraím Hernández Xolocotzi nació en San Bernabé Amaxac de Guerrero, Tlaxcala, el 23 de enero de 1913, debiendo emigrar a temprana edad con su familia a Estados Unidos por razones económicas. En Nueva York desarrolló su formación básica y los estudios de agricultor práctico, para luego obtener el título de ingeniero agrónomo en la Escuela de Agricultura de la Universidad de Cornell. Al término de sus estudios profesionales regresa a México, para empaparse de sus raíces rurales, conocer profundamente las regiones agrícolas de México gracias a su trabajo en la embajada estadounidense y la Oficina de Estudios Especiales, y enfrentar creativamente el choque intelectual entre lo aprendido en las aulas del norte y la realidad mexicana. Obtiene posteriormente la maestría con especialidad en biología en la Universidad de Harvard, siendo también distinguido como doctor honoris causa por la UACh y por el CP. En febrero de 1953 ingresa como profesor en la ENA, fecha a partir de la cual continúa sin pausa y hasta su muerte su fundamental vocación docente que, unida con su afán de conocimiento y capacidad investigativa, lo llevan a replantear cuestiones cruciales para la orientación educativa agronómica prevaleciente, comenzando por la necesidad de que los presentes y futuros agrónomos salieran al campo a escudriñar y conocer el entorno y generar con la práctica las preguntas requeridas para investigar y producir conocimientos directos, no librescos, en torno a la agricultura mexicana, con base en lo que llamó, con originalidad y elegancia, “la investigación de huarache” A partir de años de trabajo académico y científico, Hernández Xolocotzi cuestionó las visiones tecnocráticas propias de la revolución verde –conocidas por él de primera mano– que reducían la “ciencia agrícola” al conocimiento de la tecnología de producción, sus insumos y su aplicación. El maestro Xolocotzi plantea que el centro del fenómeno, el eje del proceso productivo y social agrícola es el hombre, y es por tanto de los agricultores de los que hay que aprender puesto que son los “gestores, receptores y transmisores de técnicas de producción agrícola integral y conservadores de una cosmovisión (…) el agricultor mexicano surge como educador en el ámbito agrícola”. El estudio insistente y nutriente del campesino y de la agricultura tradicional en la búsqueda de opciones para la producción y tecnología, la educación y las ciencias agropecuarias le llevan a postular y generar la investigación de la tecnología agrícola tradicional y el desarrollo del concepto de agroecosistemas para conocer de manera global los niveles y unidades presentes en la agricultura, concebida como proceso complejo y global de carácter ecológico, social y cultural. Por sus búsquedas, Efraím Hernández Xolocotzi fue también pionero en las preocupaciones por los graves efectos de carácter ecológico y ambiental que la expansión de la agricultura capitalista y los paquetes tecnológicos estaban provocando sobre la naturaleza y el campo mexicanos. Además de demostrar que la agricultura tradicional era más eficiente en términos energéticos que la llamada “agricultura científica”, el maestro Xolo formuló insistentemente la necesidad de incorporar enfoques agroecológicos tanto en la producción agropecuaria y forestal como en la formación de agrónomos, biólogos y profesionales dedicados al servicio de lo rural. Efraím Hernández Xolocotzi muere el 21 de febrero de 1991 en el campus de la Universidad Autónoma Chapingo. Conforme las opciones trasnacionales y empresariales en boga prosiguen con la devastación del campo mexicano, la labor estudiosa, crítica y propositiva del maestro se agiganta con el tiempo y su figura es ejemplo de honestidad intelectual y ciudadana. En los esfuerzos y luchas por defender y reconstruir la agricultura y la nación en estas horas aciagas, la obra y el ejemplo de Efraím Hernández Xolocotzi tienen y tendrán sin duda lugar prominente.
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