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Efraím Hernández Xolocotzi I.- Introducción. No se discute si va a haber o no. El desenvolvimiento del capitalismo mundial al cual estamos ligados en forma dependiente, viene creando presiones socioeconómicas sobre el resto de las culturas mundiales. Estas presiones se han considerado básicas en el desarrollo deseado por los pueblos e incluso se han planteado como condiciones inevitables del desarrollo cultural mundial. Por lo consiguiente, la pregunta realza con mayor nitidez al ponderar a la agricultura campesina como obstáculo u opción al desarrollo socioeconómico planteado. Nuestro interés en el estudio de la agricultura campesina ha sido el llegar a conocer su estructura y función, la racionalidad de las prácticas agrícolas aplicadas en el manejo de los recursos, y los mecanismos propios de generación, de transmisión y de aceptación de conocimientos. Consideramos que, para llevar a cabo el cambio, sea cualquiera que se defina, es básico disponer de la información mencionada. II.- Naturaleza de la agricultura campesina. La agricultura campesina se encuentra en la base de la subsistencia de las comunidades poco desarrolladas económicamente. Por esta razón nos interesa conocerla, definir sus relaciones, las culturas a las que está ligada y sus aportaciones y deficiencias.
La agricultura se origina de la relación simbólica entre Homo y la naturaleza que lo rodea, especialmente las plantas y animales que puede utilizar para subsanar sus necesidades individuales y comunales inmediatas. Este proceso coevolutivo resulta: a) en la definición de los elementos biológicos que el hombre procederá a domesticar, b) en la definición de las prácticas agrícolas del manejo del ambiente para la producción deseada y c) en la naturaleza de los productos biológicos requeridos por el hombre. El proceso involucra por lo consiguiente, una fase incipiente de domesticación, el inicio de la formación de nichos agrícolas y el manejo de la naturaleza para fines antropocéntricos. Este proceso es auspiciado por un método de logro de conocimientos, un sistema de transmisión de dichos conocimientos y el impulso hacia la aceptación de las innovaciones. Es decir que el inicio de la agricultura fortalece el método tradicional de adquirir conocimientos. Esto conduce a postular la existencia de un método científico tradicional prevaleciente en la mayoría de las culturas y agriculturas del mundo. Dicho método se caracteriza por la observación de los fenómenos, el uso del esquema experimental de prueba y acierto, la transmisión de los conocimientos por comunicación oral, sin la diferenciación entre los fenómenos materiales y metafísicos. La agricultura moderna, hacia la cual aparentemente queremos llegar, es de reciente configuración, consistiendo de los elementos biológicos de la agricultura tradicional y las aportaciones de la ciencia occidental (que sí diferencia entre lo material y lo metafísico), aportaciones que han desembocado básicamente en el manejo de cantidades cada vez mayores de energía inyectables al agroecosistema.
Si conceptuamos a la agricultura como el manejo por el hombre de los recursos naturales, de la cantidad de energía inyectada y los mecanismos de información utilizados, podemos caracterizar a la agricultura campesina como aquella en la cual los niveles y la calidad de la energía utilizadas está limitada fundamentalmente a la mano de obra del hombre y el sistema de información se limita a los métodos tradicionales. En contraste, la agricultura moderna ha logrado incluir el apoyo de la ciencia occidental que se refleja fundamentalmente en un aumento ilimitado de la calidad y la cantidad de energía utilizada, sustituyendo en gran parte la fuerza de mano de obra, ampliando el material utilizable por nuevas formas de transformación y adoptando nuevos métodos de información. Esta agricultura redunda en excedentes que sirven de base al capitalismo por medio de la comercialización de productos y la generación de plusvalía del capital. Resultante de lo anterior es que la agricultura moderna, como parte del desarrollo capitalista, tiende a homogeneizar a los genotipos de plantas y animales utilizados, a los agroecosistemas impulsados, a la capacidad multiplicadora de los procesos degradativos, debido al objetivo de máximas ganancias en la producción y al dominio de las culturas subyugadas. III.- Aportaciones de la agricultura campesina. Nuestros estudios de varias regiones en las cuales prevalece la agricultura campesina indican: A. Que la agricultura campesina se desarrolla en condiciones limitantes a la producción agrícola. Por ejemplo: 1) los huamiles de Guanajuato se desenvuelven en zonas de fuertes pendientes de continuos afloramientos de roca ígnea y un temporal aleatorio; 2) la roza-tumbaquema, en la mayor parte del estado de Yucatán, se practica sobre suelos pedregosos de roca caliza y nuevamente con un clima aleatorio; 3) los huertos agrícolas en los suelos aluviales profundos de los valles centrales de Oaxaca se enfrentan a fuertes limitaciones de espacio; 4) los terrenos agrícolas de los Huaves del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, se caracterizan por su naturaleza arenosa bajo el efecto constante de movimientos eólicos.
B. Bajo estas condiciones encontramos ricas enseñanzas sobre la definición de plantas y animales potenciales para el uso por el hombre; formas de aprovechamiento de los materiales, y formas de manejo de los recursos, los agroecosistemas y los sistemas ecológicos. Esto no elimina el hecho de que las prácticas de uso de manejo puedan ser favorables o desfavorables. C. Un análisis histórico de estas regiones nos lleva a la conclusión de que las culturas ahí ubicadas son el resultado del proceso de conquista y marginación social por varios siglos. D. El análisis socioeconómico de las fases históricas recientes señala que: 1) La reforma agraria no ha logrado superar las limitantes productivas del espacio otorgado, ya que a la vuelta de más de 50 años de distancia, la presión demográfica se ha acentuado; 2) En el caso de la roza-tumba y quema, la vegetación secundaria es el capital ecológico principal del sistema; con la presión demográfica y el aumento de necesidades monetarias, como consecuencia de la penetración capitalista, el remanente del capital biológico ha llegado a un nivel casi irreversible de baja producción; 3) El sistema de investigación resultante de un enfoque tecnócrata de desarrollo agrícola y una apreciación ahistórica de nuestros problemas, no ha logrado captar la importancia de la agricultura campesina para poder coadyuvar a la solución de sus problemas. E. Un análisis agroecológico indica, en los tipos de agricultura bajo consideración, que:
1) por un lado, la agricultura tradicional es altamente productiva (relación entre valor del producto y costo de producción), pero de baja producción total; 2) por otro lado, la agricultura moderna registra alta producción basada en fuertes inyecciones de energía (maquinaria agrícola, combustible, productos industriales, tecnología, métodos computarizados de información y sistema científico occidental), pero la resultante de la agricultura moderna es muy baja productividad, desplazamiento del hombre en los trabajos agrícolas y necesidad de altos subsidios gubernamentales. Para esto se requiere de una fuente de generación de capital. En los países desarrollados, esta fuente procede de la industrialización y la explotación de las economías dependientes. IV.- ¿Obstáculo o alternativa? Al retomar la pregunta inicial de este encuentro, y tomando en cuenta los señalamientos anteriores, podemos apreciar que se han soslayado las siguientes preguntas clave para verter un juicio:
• ¿Qué rumbo queremos seguir culturalmente? • ¿Qué concepto tenemos de desarrollo? • ¿Qué relación existe entre crecimiento económico y cultural? • ¿Qué precio queremos pagar por un crecimiento material exclusivo? • ¿Qué posibilidades existen de aportaciones culturales de parte de México al planteamiento mundial? Estamos ante un hecho de que el desarrollo materialista, impulsado por la ciencia occidental, ha dejado a un lado los aspectos éticos del problema. Se supone que un crecimiento material conlleva un bienestar social, humanístico con amplias posibilidades de desenvolvimiento cultural de los individuos de las comunidades humanas. Este supuesto no está respaldado por el ejemplo y actuación de los países altamente industrializados. Sin respuesta a estas preguntas, es temerario hacer un juicio sobre la interrogante básica de este seminario. Seminario CEDERU, Colegio de Postgraduados, Montecillo, México 8 de agosto de 1988
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